Curiosamente, una investigación encontró que cuando la esposa es diagnosticada con una enfermedad seria, las probabilidades de que el matrimonio termine en divorcio se incrementan. Sin embargo, no se encontró la misma correlación cuando era el esposo el que se encontraba seriamente enfermo.
Era 6% más probable que el matrimonio terminara en divorcio
El estudio, que fue publicado en el Journal of Health and Social Behavior, encontró que era 6% más probable que el matrimonio terminara en divorcio cuando la esposa era diagnosticada con una enfermedad física seria (Cáncer, problemas del corazón, ACV o enfermedades de los pulmones) comparado con matrimonios donde la esposa se mantenía saludable. La investigación se basó en datos obtenidos de 2.700 matrimonios, con al menos un miembro de la pareja mayor de 50 años. Tener un esposo enfermo no afectó las probabilidades de divorcio.
Si bien el estudio no explicó cómo la enfermedad podría terminar en divorcio, la autora principal Amelia Karraker expresó que las enfermedades pueden estresar a los matrimonios de muchas formas:
Cerca de un tercio de los matrimonios terminó en divorcio
“Las experiencias de vida o muerte pueden hacer que las personas re-evalúen lo que es importante en sus vidas,” dice Karraker, quien es profesora asistente en la Universidad Estatal de Iowa. “Podría ser que las mujeres estén diciendo, ‘No estás haciendo un buen trabaja al cuidarme’, ‘No estoy contenta con esto’ o ‘No estaba contenta con la relación para empezar’”.
Cerca de un tercio de los matrimonios terminó en divorcio, mientras que casi un cuarto terminó en la muerte de un esposo.
¿Qué otra explicación, diferente a la de la autora, te parece que podría tener este hallazgo?
Fuente: TIME