Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte, publicado en la edición de agosto de la revista Journal of Adolescent Health, aporta información sobre cómo el uso de Facebook por parte de mujeres jóvenes podría relacionarse con una imagen corporal negativa y conductas alimenticias riesgosas.
“Creo que Facebook podría ser una herramienta estupenda para fomentar el respaldo social y las conexiones con amigos y familiares. Y si consigues ese tipo de respaldo social en el sitio, quizá seas menos propensa a preocuparse sobre el tamaño de tu propio cuerpo”, dijo en un comunicado de prensa la autora principal, Stephanie Zerwas, profesora asistente de psiquiatría, quien también explicó que si la red social es usada como herramienta para comparar la apariencia física propia con la de las amigas, podría fomentar conductas riesgosas en cuanto a la alimentación.
El estudio contó con 128 mujeres en edad universitaria que realizaron una encuesta online sobre sus trastornos alimentarios. Los investigadores preguntaron a las participantes si se preocupaban por su peso y forma, y si tenían comportamientos riesgosos, como consumir pastillas para adelgazar, vomitar después de las comidas, o ayunar. También hicieron preguntas sobre la conexión emocional de cada una con Facebook, cómo incorporaban el sitio a sus vidas cotidianas, el tiempo que le dedicaban diariamente, la cantidad de amigos de Facebook, y si comparaban sus cuerpos con los de sus amigas en las fotos que aparecen online.
Debido a que el aumento de mujeres que luchan con una imagen corporal negativa es a menudo fundamentado en el tiempo que le dedican a las redes sociales, los investigadores esperaban encontrar que un mayor uso de Facebook y la comparación de la apariencia física, se asociaran a mayores desórdenes de la alimentación en mujeres en edad universitaria.
Los datos apoyaron esta suposición: las participantes que tenían una mayor conexión emocional con Facebook, eran más propensas a comparar sus cuerpos con los de sus amigas y a realizar conductas alimenticias más riesgosas. En cambio las que no usaron el sitio para compararse con sus amigas tenían menos probabilidades de preocuparse por su tamaño y la forma del cuerpo y menos conductas alimenticias de riesgo.
Fuente: NIM