Aunque se sabe que no hay biomarcadores precisos para el TDAH y que el diagnóstico es principalmente clínico y conductual, aún se invierten muchos recursos en la búsqueda de un biomarcador que ayude a detectar el TDAH. Una investigación reciente publicada en Expert Review of Molecular Diagnostics se propuso analizar diferentes tipos de biomarcadores, incluyendo factores genéticos, volumen y conectividad cerebral, y químicos cerebrales, para evaluar si había nueva evidencia que apoyara esta hipótesis. Sin embargo, no lograron identificar ningún indicador biológico que pudiera diferenciar de manera concluyente a una persona con TDAH de una sin TDAH.
Los investigadores encontraron estudios iniciales que parecían prometedores para cada tipo de biomarcador posible. Sin embargo, concluyeron que estos estudios no se han replicado consistentemente, no se han probado como biomarcadores, presentan problemas metodológicos significativos o no muestran sensibilidad y especificidad adecuadas. En la mayoría de los casos, las diferencias promedio entre personas con y sin TDAH son mínimas y se superponen ampliamente, lo que significa que estos biomarcadores no pueden distinguir efectivamente entre individuos con y sin TDAH.
Por ejemplo, el puntaje de riesgo poligénico (PGS), que evalúa el riesgo de TDAH basado en el genoma completo de una persona, solo explica hasta un 4% de la variabilidad en el diagnóstico de TDAH. Esto significa que el 96% del diagnóstico no se explica por la genética, incluso considerando todo el genoma.
¿Qué es un biomarcador?
Un biomarcador es una característica medible que indica un proceso biológico normal, una condición patológica o una respuesta a un tratamiento. Los biomarcadores pueden ser moléculas, genes, productos genéticos, proteínas o cambios en la estructura y función del cuerpo. Se utilizan en la investigación y en la práctica clínica para diagnosticar enfermedades, predecir su progresión, monitorear la respuesta a tratamientos y evaluar la susceptibilidad de un individuo a ciertas condiciones. Un biomarcador ideal debe ser específico, sensible y reproducible, proporcionando información precisa y confiable sobre el estado de salud o enfermedad de una persona.
Conclusiones generales
- Biomarcadores genético y epigenéticos: En resumen, estos resultados son prometedores, pero los estudios aún están en sus primeras etapas; por lo tanto, los hallazgos necesitan ser confirmados en estudios más grandes y probados como posibles biomarcadores.
- Marcadores bioquímicos: “En resumen, se han investigado varios posibles marcadores bioquímicos, que van desde marcadores de inflamación y estrés oxidativo hasta minerales y micro/micobiota intestinal. Aunque son prometedores, la capacidad predictiva de estos biomarcadores necesita ser confirmada.”
- Biomarcadores de neuroimagen: “En resumen, aunque algunos hallazgos de neuroimagen parecen prometedores, no han sido replicados en muestras externas independientes. Además, la calidad del estudio puede ser limitada cuando el diseño no incluye cálculos de potencia robustos, información sobre la fuente de datos o ajustes para factores de confusión.”
- Biomarcadores neurofisiológicos: “En general, aunque las medidas neurofisiológicas parecen prometedoras, los estudios no informaron de manera consistente sobre el cálculo de la potencia, el marco de muestreo y la tasa de participación, lo que puede afectar la calidad del estudio y las métricas necesarias para el uso de las métricas investigadas como biomarcadores.”
- Biomarcadores neuropsicológicos: “En general, aunque las características neuropsicológicas parecen prometedoras en teoría, los estudios no informaron de manera consistente sobre métricas, como la sensibilidad y la especificidad, para respaldar su uso como biomarcadores. Además, la evaluación de la calidad de los datos basada en BIOCROSS destacó limitaciones, especialmente en términos de falta de información sobre el cálculo de la potencia, el marco de muestreo y la tasa de participación.”
¿Por qué es tan difícil encontrar un biomarcador para el TDAH?
Diversos autores sugieren que el diagnóstico del TDAH se solapa con otros diagnósticos del clínicos como el autismo y sugieren que cualquier biomarcador que se encuentre tendrá que ser transdiagnóstico. Sin embargo en una revisión reciente no se encontró evidencia de biomarcadores transdiagnósticos con la excepción problemas de memoria, el cual es un síntoma que comparte con otros problemas del neurodesarrollo como el autismo.
Otra limitación de los biomarcadores que el diagnóstico del TDAH es extremadamente amplio y existen más de 100,00 diferentes formas de cumplir con los criterios diagnósticos del DSM-5 . Por lo tanto dos personas con TDAH pueden tener indicadores extremadamente diferentes. Esto ha ocasionado que el constructor del TDAH sea fuertemente criticado por su falta de rigurosidad clínica.
¿Por qué se cataloga como un trastorno del neurodesarrollo?
Aunque no se hayan identificado biomarcadores específicos para el TDAH, su clasificación como trastorno del neurodesarrollo se basa en su manifestación temprana, síntomas relacionados con el desarrollo neurológico, evidencia de diferencias cerebrales y factores genéticos compartidos con otros trastornos del neurodesarrollo.
Uno de sus más fuertes críticos es el co director del DSM-IV, el psiquiatra estadounidense Allen Frances, que argumenta que la investigación está demostrado que “estamos convirtiendo la inmadurez en una enfermedad” y que ha criticado el impacto del abuso de psicofarmacos en el tratamiento de este diagnóstico.
Algunos investigadores argumentan que las medidas para diagnosticar el TDAH generan muchos falsos positivos, diagnosticando a personas que no cumplen con los amplios criterios del DSM-5. Señalan que la mayoría de estas medidas tienen menos del 10% de precisión. Además, estudios muestran que los niños más jóvenes en el aula tienen más probabilidades de ser diagnosticados con TDAH y medicados, ya que su capacidad para quedarse quietos es menor debido a su edad comparada con la de sus compañeros.
Hay evidencia de que el diagnóstico y tratamiento del TDAH pueden empeorar los resultados. Un estudio reciente encontró que los niños diagnosticados con TDAH tenían una peor calidad de vida y eran más propensos a autolesionarse que aquellos con los mismos síntomas que no fueron diagnosticados. Esto sugiere que los efectos negativos del estigma y otros factores asociados al diagnóstico podrían superar los beneficios del tratamiento.
El estudio MTA financiado por el NIMH mostró beneficios a corto plazo de los fármacos estimulantes, pero estos desaparecieron a los 22 meses, con efectos negativos como la supresión de la altura adulta. Otros estudios indican que los estimulantes no mejoran el rendimiento académico y pueden aumentar el riesgo de abandono escolar, depresión y experiencias psicóticas.
Referencia: Parlatini, V., Bellato, A., Gabellone, A., Margari, L., Marzulli, L., Matera, E., . . . & Cortese, S. (2024). A state-of-the-art overview of candidate diagnostic biomarkers for attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD). Expert Review of Molecular Diagnostics, 24(4), 259-271. DOI: 10.1080/14737159.2024.2333277.
¿Qué es el TDAH?
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico que se caracteriza por síntomas persistentes de inatención, hiperactividad e impulsividad que interfieren con el funcionamiento o el desarrollo. A continuación se presenta una descripción clínica con indicadores específicos del TDAH:
Inatención
- Falta de atención a los detalles: Comete errores por descuido en tareas escolares, laborales u otras actividades.
- Dificultad para mantener la atención: Tiene problemas para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.
- No parece escuchar: A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- Dificultad para seguir instrucciones: No sigue instrucciones y no termina tareas escolares, deberes u obligaciones en el trabajo.
- Organización deficiente: Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
- Evita o le desagradan tareas que requieren esfuerzo mental sostenido: Evita, le desagrada o es reacio a participar en tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
- Pierde objetos necesarios para tareas o actividades: Pierde cosas necesarias para tareas o actividades, como libros, herramientas, llaves, documentos, etc.
- Distracción fácil por estímulos externos: Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
- Olvidos en actividades diarias: Es olvidadizo en las actividades diarias.
Hiperactividad
- Inquietud: Mueve en exceso las manos o los pies, o se retuerce en el asiento.
- Abandona su asiento en situaciones en las que se espera que permanezca sentado: Se levanta de su asiento en el aula, oficina u otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
- Corre o trepa en situaciones inapropiadas: Corre o trepa en situaciones en las que es inapropiado (en adolescentes y adultos, esto puede manifestarse como inquietud).
- Incapacidad para jugar o participar en actividades tranquilamente: Tiene dificultades para jugar o participar en actividades de ocio de manera tranquila.
- Está “en movimiento” o “impulsado por un motor”: A menudo actúa como si estuviera “impulsado por un motor”.
- Habla en exceso: Habla en exceso.
Impulsividad
- Responde antes de que se hayan completado las preguntas: Responde precipitadamente antes de que se hayan completado las preguntas.
- Dificultad para esperar su turno: Tiene dificultades para esperar su turno.
- Interrumpe o se entromete en conversaciones o juegos: Interrumpe o se entromete en conversaciones, juegos u otras actividades.
Criterios de Diagnóstico (DSM-5)
Para un diagnóstico de TDAH según el DSM-5, estos síntomas deben:
- Estar presentes durante al menos seis meses.
- Ser inapropiados para el nivel de desarrollo del individuo.
- Interferir directamente con el funcionamiento social, académico o laboral.
- Algunos síntomas deben haber estado presentes antes de los 12 años.
- Los síntomas deben estar presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa y en la escuela o el trabajo).
- No ser mejor explicados por otro trastorno mental.
Tipos de TDAH
El TDAH se clasifica en tres tipos según el predominio de síntomas:
- Presentación combinada: Cuando están presentes síntomas de inatención e hiperactividad-impulsividad.
- Presentación predominantemente con falta de atención: Cuando predominan los síntomas de inatención.
- Presentación predominantemente hiperactiva-impulsiva: Cuando predominan los síntomas de hiperactividad-impulsividad.
Evaluación y Diagnóstico
El diagnóstico de TDAH se realiza a través de una evaluación clínica exhaustiva que incluye:
- Entrevistas clínicas con el paciente y, si es posible, con familiares o cuidadores.
- Cuestionarios y escalas de evaluación de TDAH.
- Revisión del historial médico y escolar.
- Evaluación de posibles trastornos comórbidos.