La publicidad de comida se hace de forma muy cuidadosa y como resultado vemos platos especialmente bonitos. El objetivo es, claramente, que encuentres esa comida muy apetecible, pero también podría estar teniendo otro efecto un poco más peligroso en tí.
Metodología y resultados
En una serie de experimentos, una investigadora probó si el mismo alimento se percibe como más saludable cuando se ve bonito siguiendo los principios de la estética clásica (es decir, simetría, orden y patrones sistemáticos) en comparación con cuando no lo es. Por ejemplo, en un experimento, los participantes evaluaron tostadas de aguacate. Todos leyeron información idéntica sobre ingredientes y precios, pero se asignó aleatoriamente a las personas para que vieran una tostada de aguacate bonita o una fea. Los encuestados calificaron la tostada de aguacate bonita como más saludable en general y más natural. Como se sospechaba, la diferencia en los juicios de naturalidad impulsó la diferencia en los juicios de salubridad. Los juicios de otros aspectos, como frescura o tamaño, no se vieron afectados. Los experimentos con diferentes alimentos y manipulaciones de la belleza arrojaron el mismo patrón de resultados, lo que sugiere que es poco probable que el efecto sea idiosincrásico para ciertas imágenes.
Hay algunos aspectos clave en el estudio:
- El efecto bonito = saludable se limita a la estética clásica. La estética “expresiva” no implica patrones similares a los de la naturaleza, sino que agrada mediante la ejecución imaginativa de ideas creativas, como la comida cortada en formas divertidas o dispuesta para representar una escena.
- El sesgo bonito = saludable se puede silenciar mostrando un descargo de responsabilidad junto a la comida que recuerda a las personas que la comida fue modificada artificialmente.
Implicaciones
Los resultados son relevantes porque nos muestran que estos juicios de salubridad afectan el comportamiento del consumidor, pero que existen estrategias que pueden combatir este sesgo. Hay implicaciones tanto para los especialistas en marketing como para los defensores de la salud pública, aunque diferentes. Linda Hagen, autora del estudio, explica que la estética clásica podría ser una estrategia sutil de transmitir que un producto es natural y saludable, atributos que los consumidores valoran cada vez más. Sin embargo, una presentación bonita de los alimentos puede distorsionar de manera optimista las estimaciones nutricionales y afectar negativamente las decisiones dietéticas, es por eso que los responsables de la formulación de políticas tal vez deseen considerar estos datos.
Referencia de la investigación: Linda Hagen. Pretty Healthy Food: How and When Aesthetics Enhance Perceived Healthiness. Journal of Marketing, 2020; 002224292094438 DOI: 10.1177/0022242920944384
Fuente: Science Daily