“Hace un mes, pensaba que tenía buena salud, incluso que estaba fuerte. A los 81 años, aún nado una milla cada día. Pero mi suerte se ha acabado: hace unas semanas descubrí que tengo una metástasis múltiple en el hígado”. Así empieza la elocuente carta de Oliver Sacks en The New York Times en la que hace público que sólo le quedan unos meses de vida y que piensa aprovecharlos al máximo.
Sacks es un neurólogos más reconocidos del mundo, autor de bestsellers traducidos en 25 idiomas como: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero y Despertares, libros que nos permitieron conocer más de cerca algunos de los trastornos neurológicos menos comunes y no desde una descripción médica, sino desde las perspectivas de las personas que las viven.
He amado y sido amado
Hace nueve años descubrió que tenía un raro tumor en el ojo, un melanoma ocular. Aunque el tratamiento que recibió lo dejó ciego en ese ojo, el tumor raramente metastatiza y él se encuentra en el 2% de las personas con mala suerte. Pero aún con este diagnóstico. Sacks no se siente acabado sino más bien quiere aprovechar cada minuto para vivir la vida lo más rica y productivamente posible.
¨Me siento agradecido de que se me han concedido nueve años de buena salud y de productividad. Pero ahora estoy cara a cara con la muerte. Ahora depende de mí cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivir de la manera más rica, más profunda, más productiva que pueda.¨
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Él escribe que ya no le queda tiempo para ver las noticias o prestarle atención a los argumentos políticos o el calentamiento global:
¨No es indiferencia sino desapego, todavía me importa profundamente el medio oeste, el calentamiento global o el crecimiento de la desigualdad. Pero estas cosas ya no son mi responsabilidad, sino que le pertenecen al futuro.¨
He sido un animal pensante de este hermoso planeta
Y también admite que siente miedo. Pero principalmente siente gratitud:
¨He amado y sido amado; Se me ha dado mucho y he dado algo a cambio; He leído y viajado y pensado y escrito, he tenido una relación con el mundo, la especial relación de los escritores y lectores. Por encima de todo, he sido un ser sensible, he sido un animal pensante de este hermoso planeta, y esto ha sido un enorme privilegio y una aventura.¨
Casi al final de su artículo, el reflexiona: “Cuando la gente muere, no puede ser reemplazada. Dejan huecos que no pueden ser llenados, ya que ese es el destino -el destino genético y neurológico- de cada ser humano, ser un individuo único, encontrar su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte“.
Sacks ha escrito un ensayo conmovedor que nos enseña a aprovechar cada minuto y a demostrar gratitud por todo lo que hemos vivido. Te invito a que leas su escrito completo en el New york Times.