Hoy en día se habla de la crisis de la mediana edad como si fuera una ley psicológica. La gente la da por hecho indebatible y la usa para explicar las conductas “poco apropiadas” de aquellas personas en sus cuarenta y tantos. El portal psicológico Siquia escribió un buen resumen que nos explica porqué el síndrome de la mediana edad es un rotundo mito:
(…) Sin embargo, no hay prácticamente datos científicos para apoyar esta afirmación de que la crisis de la mediana edad sea una experiencia universal. Se da, más bien, como cita Elaine Wethingon, sociólogo de la Universidad de Cornell, un caso de “estrés esperado”, algo así como un efecto pigmalión: todo el mundo espera que al llegar a los 45 sufra una crisis porque es lo preestablecido. Si no se tiene, es que hay algo que funciona “mal”.
¿Hay relación entre la edad y la satisfacción con la vida?
(…) no tener el mismo énfasis que un adolescente o un recién jubilado no conlleva que se esté en crisis. De hecho estudios realizados por Taylor Lewis y Susan Krauss, tomando como referencia a más de 400 personas a lo largo de 34 años, desmienten el hecho de que la mayor o menor satisfacción tenga algún tipo de correlación con la edad. Comparando cuatro grupos, desde los 30 años a los 60, en pruebas entre 2013 y 2014, se demostró que algunos perfiles de 30 años veían menos sentido a su vida que los de cuarenta y algo, y que los índices de satisfacción eran una línea de pendiente ascendiente desde los treinta a los sesenta.