Daniel Mediavilla para El País:
Montserrat Fernández Rivas, jefa del servicio de Alergia del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, advierte de que “no existe evidencia científica” para estos test de sensibilidad a alimentos que pueden identificar cuáles son nocivos para nosotros y deben salir de nuestra dieta. “Lo de sensibilidad a los alimentos no es ningún tipo de diagnóstico, es un invento; un concepto que ha tenido éxito entra la población general, sobre todo entre aquellos con molestias digestivas crónicas por trastornos funcionales del intestino. Y algunos oportunistas hacen negocio con ello”, explica. Según Fernández Rivas, los resultados de estos test “no tienen ninguna relación con la tolerancia a los alimentos”.
Miguel Ángel Martínez Olmos, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), tampoco cree en la utilidad de estas pruebas: “Aparecieron hace algunos años y, supuestamente, detectaban las intolerancias alimentarias, e incluso prometían ser útiles para encontrar la causa de trastornos crónicos como la migraña, el colon irritable o la obesidad”, recuerda. “Todas las sociedades científicas de alergología e inmunología, y también las de nutrición, rechazan la utilización de estos llamados test de intolerancias alimentarias”, añade. Los resultados que ofrecen, en opinión de Martínez Olmos, “condicionan que las personas se sometan a dietas estrictas que pueden poner en riesgo su salud”.
No es lo mismo que la intolerancia a la lactosa o gluten:
Las intolerancias alimentarias, como las que sufren los celiacos por una reacción autoinmune que provoca el gluten, o losintolerantes a la lactosa por falta del gen que produce la enzima que permite digerir bien la leche, son algo diferente y que producen un daño progresivo y mayor dependiendo de la cantidad de alimento consumido. Aunque algunos test de intolerancia a alimentos miden las IgG, famosas durante la pandemia por indicar si se había pasado la covid, para identificar una respuesta inmune a algunos alimentos, los estudios no han demostrado que los datos que ofrecen ayuden a identificar intolerancias a alimentos y no sean fruto de una reacción normal del sistema inmune. En el caso de estas intolerancias, explica Martínez, “hay pruebas que están bien definidas y otras no tanto, aunque en el mercado haya personas que mezclan los conceptos de alergias e intolerancias”. Para conocer la diferencia, el científico recomienda “recurrir a especialistas. Hay información sobre nutrición de precisión sustentada en tests de alergias, y pruebas genéticas, que sirven para detectar algunas intolerancias, y que deben complementarse con otras determinaciones de composición corporal, bioquímicas y fenotípicas”, explica. En cualquier caso, esas pruebas deben ser “exhaustivas”, dice Martínez, para poder prescribir o retirar alimentos concretos”, continúa.