Cientos de millones personas en todo el mundo están recluidas en sus hogares en un intento de reducir el contagio y propagación del nuevo coronavirus (COVID-19). Este confinamiento ha generado muchas preguntas sobre cuales serán los efectos psicológicos a corto y largo plazo que sufrirá la población. Es dificil tener una respuesta precisa debido a la magnitud del confinamiento, pero hace poco se publicó en la conocida revista The Lancet, el artículo: The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence, que realizó una revisión electrónica de 3166 investigaciones de las cuales incluyó 24, que registran los posibles efectos psicológicos negativos de la cuarentena y cómo prevenirlos. Dicha investigación incluyó datos de diversos países como China, Canadá, Senegal, Corea del Sur, entre otros. Sus resultados evidencian los efectos del aburrimiento, preocupación financiera, estrés postraumático y estigma en las personas, con especial énfasis en las personas que trabajan en el área de salud.
En Psyciencia hemos traducido y adaptado el artículo para que sea de fácil acceso y que permita conocer la evidencia disponible que tenemos. La traducción está estructurada en cuatro grandes partes: predictores del impacto psicológico de la cuarentena; estresores durante la cuarentena; estresores post cuarentena; y recomendaciones sobre cómo reducir sus efectos. Toda esta información nos ayudará a tener una perspectiva basada en la evidencia sobre los efectos de la cuaretena y tener un mejor sustento a la hora de que nos pidan nuestra opinión como profesionales de la salud.
Tabla de contenidos
Predictores del impacto psicológico de la cuarentena
Se encontraron resultados combinados sobre las características demográficas de los participantes como predicadores del impacto psicológico de la cuarentena. Un estudio donde participaron propietarios de caballos en cuarentena debido a la gripe equina, identificó varias características asociadas con impactos psicológicos negativos: edad más joven (16-24 años), niveles más bajos de calificaciones educativas formales, género femenino y tener un hijo en lugar de no tener hijos (aunque tener tres o más hijos parecía ser un factor protector). Sin embargo, otro estudio sugirió que factores demográficos como el estado civil, la edad, la educación, vivir con otros adultos y tener hijos no estaban asociados con los resultados psicológicos.
Tener antecedentes de trastorno psiquiátrico se asoció con experimentar ansiedad y enojo 4 a 6 meses después de la finalización de la cuarentena. Los trabajadores de la salud que habían sido puestos en cuarentena tenían síntomas más severos de estrés postraumático que los miembros del público en general que habían sido puestos en cuarentena, obteniendo puntajes significativamente más altos en todas las dimensiones.
Los trabajadores de la salud también sintieron una mayor estigmatización que el público en general, exhibieron más conductas de evitación después de la cuarentena, informaron una mayor pérdida de ingresos y fueron sistemáticamente más afectados psicológicamente: hubieron reportes sustancialmente más altos de enojo, molestia, miedo, frustración, culpa, impotencia, aislamiento, soledad, nerviosismo, tristeza y preocupación; adicionalmente, estaban menos felices. También tenían muchas más probabilidades de pensar que tenían SARS y de preocuparse por infectar a otros.
Estresores durante la cuarentena
Duración de la cuarentena
Tres estudios mostraron que las duraciones más largas de la cuarentena se asociaron específicamente con una peor salud mental, síntomas de estrés postraumático, conductas de evitación e ira. Aunque la duración de la cuarentena no siempre fue clara, un estudio mostró que aquellos que estuvieron en cuarentena durante más de 10 días mostraron síntomas de estrés postraumático significativamente más altos que aquellos en cuarentena durante menos de 10 días.
Miedos de infección
Los participantes en ocho estudios informaron temores sobre su propia salud o sobre infectar a otros y tenían más probabilidades de temer infectar a los miembros de la familia que aquellos que no estaban en cuarentena. También se preocuparon especialmente si experimentaban cualquier síntoma físico potencialmente relacionado con la infección. Por el contrario, un estudio encontró que, aunque muy pocos participantes estaban extremadamente preocupados por infectarse o transmitir el virus a otros, quienes estaban más preocupados tendían a ser mujeres embarazadas y aquellos con niños pequeños.
Frustración y aburrimiento
El confinamiento, la pérdida de la rutina habitual y el contacto social y físico reducido con los demás con frecuencia resultaban en aburrimiento, frustración y una sensación de aislamiento del resto del mundo, lo que era angustiante para los participantes. Esta frustración se exacerbó al no poder participar en las actividades cotidianas habituales, como comprar para las necesidades básicas o participar en actividades de redes sociales por teléfono o internet.
Falta de comida y recursos básicos
Tener suministros básicos inadecuados (por ejemplo, comida, agua, ropa o alojamiento) durante la cuarentena fue una fuente de frustración y continuó estando asociado con ansiedad y enojo 4 a 6 meses después de la finalización de ésta. No poder recibir atención médica regular y las recetas también parecían ser un problema para algunos participantes. Cuatro estudios encontraron que los suministros de las autoridades de salud pública eran insuficientes. Los participantes informaron que recibieron sus máscaras y termómetros tarde o nunca; los alimentos, agua y otros artículos solo se distribuyeron de forma intermitente; y el suministro de alimentos tardó mucho en llegar. Aunque los que estuvieron en cuarentena durante el brote del SARS de Toronto elogiaron a las autoridades de salud pública por entregar kits de suministros médicos al comienzo del período de cuarentena, no recibieron comestibles u otros suministros de rutina necesarios para la vida diaria.
Falta de información adecuada
Muchos participantes reportaron información deficiente de las autoridades de salud pública como un factor estresante, informando insuficientes pautas claras sobre las acciones a tomar y la confusión sobre el propósito de la cuarentena. Después de la epidemia de SARS de Toronto, los participantes percibieron que la confusión surgió de las diferencias en el estilo, el enfoque y el contenido de varios mensajes de salud pública debido a la mala coordinación entre las múltiples jurisdicciones y niveles de gobierno involucrados. La falta de claridad sobre los diferentes niveles de riesgo, en particular, llevó a los participantes a temer lo peor. Los participantes también informaron una percepción de falta de transparencia por parte de los funcionarios de salud y del gobierno sobre la gravedad de la pandemia. Quizás relacionado con la falta de pautas claras o justificación, la dificultad percibida de cumplir con los protocolos de cuarentena fue un predictor significativo de síntomas de estrés postraumático en un estudio.
Estresores post cuarentena
Financieros
La pérdida financiera puede ser un problema durante la cuarentena, ya que las personas no pueden trabajar y tienen que interrumpir sus actividades profesionales sin una planificación avanzada. Los efectos de esto parecen ser duraderos.
En los estudios revisados, la pérdida financiera como resultado de la cuarentena creó una grave angustia socioeconómica y se descubrió que era un factor de riesgo para síntomas de trastornos psicológicos y de ira y ansiedad varios meses después de la cuarentena. Un estudio encontró que los encuestados que estaban en cuarentena por la gripe equina, cuya principal fuente de ingresos provenía de una industria relacionada con los caballos, tenían más del doble de probabilidades de tener un alto nivel de angustia que aquellos cuyos ingresos no provenían de esa industria. Este hallazgo probablemente esté relacionado con los efectos económicos, pero también podría estar relacionado con la interrupción de las redes sociales y la pérdida de actividades de ocio.
Un estudio de personas en cuarentena debido a un posible contacto con el ébola encontró que, aunque los participantes recibieron asistencia financiera, algunos consideraron que la cantidad era insuficiente y que llegó demasiado tarde; muchos se sintieron perjudicados ya que la asistencia que recibieron no cubrió sus gastos profesionales en curso. Muchos se volvieron dependientes de sus familias para mantenerlos financieramente durante la cuarentena, lo que a menudo era difícil de aceptar y podía causar conflictos.
En otro estudio, ninguno de los que estuvieron en cuarentena en Toronto durante el SARS reportó muchas dificultades financieras porque los empleadores o el gobierno los compensaron, pero cuando ese reembolso tardó en llegar, causó dificultades para aquellos con menos recursos financieros.
Potencialmente relacionado con la pérdida financiera, los participantes con un ingreso familiar combinado anual de menos de 40,000 dólares canadienses mostraron cantidades significativamente mayores de estrés postraumático y síntomas depresivos. Estos síntomas probablemente se deban a que aquellos con ingresos más bajos tenían más probabilidades de verse afectados por la pérdida temporal de ingresos que aquellos con mayores ingresos.
Las personas que están en cuarentena y tienen ingresos familiares más bajos pueden requerir niveles adicionales de apoyo, junto con aquellos que pierden ingresos mientras están en cuarentena (es decir, personas que trabajan por cuenta propia que no pueden trabajar o personal asalariado que no puede tomar vacaciones pagadas). Los reembolsos financieros deben proporcionarse siempre que sea posible y los programas desarrollados para proporcionar apoyo financiero durante todo el período de cuarentena. Cuando sea apropiado, los empleadores también pueden considerar enfoques proactivos que permitan a los empleados trabajar desde casa si así lo desean, tanto para evitar pérdidas financieras como para evitar el aburrimiento, teniendo en cuenta que el personal en estas situaciones podría no ser más productivo y beneficiarse más del apoyo social remoto de sus colegas.
Estigma
El estigma de los demás fue un tema importante en toda la literatura, a menudo continuó durante algún tiempo después de la cuarentena, incluso después de la contención del brote. En una comparación de los trabajadores de la salud en cuarentena frente a los que no estaban en cuarentena, los primeros fueron significativamente más propensos a informar estigmatización y rechazo de las personas en sus vecindarios locales, lo que sugiere que hay un estigma que rodea específicamente a las personas que habían sido puestas en cuarentena.
Los participantes en varios estudios informaron que otros los estaban tratando de manera diferente: evitándolos, retirando invitaciones sociales, tratándolos con miedo y sospecha y haciendo comentarios críticos. Varios trabajadores de la salud involucrados en el brote de ébola en Senegal informaron que la cuarentena había llevado a sus familias a considerar que sus trabajos eran demasiado riesgosos, creando tensión dentro del hogar. En el mismo estudio, tres participantes informaron que no pudieron reanudar sus trabajos después de que la cuarentena terminó, porque sus empleadores expresaron miedo al contagio.
Los cierres en cuarentena durante la epidemia de ébola en Liberia informaron que el estigma podría conducir a la privación de derechos de los grupos minoritarios en la comunidad, ya que a menudo se decía que las familias en cuarentena pertenecían a diferentes grupos étnicos, tribus o religiones y se percibían como peligrosas porque eran diferentes. Quizás debido a este estigma, estar en cuarentena llevó a los participantes en este estudio a mantener en secreto las enfermedades que no son ébola, fácilmente tratables, y evitaron buscar ayuda.
La educación general sobre la enfermedad y la justificación de la información de cuarentena y salud pública que se proporciona al público en general, puede ser beneficiosa para reducir la estigmatización, mientras que una información más detallada dirigida a escuelas y lugares de trabajo también podría ser útil.
Además podría ser que los informes de los medios contribuyen a estigmatizar las actitudes del público en general; los medios de comunicación ejercen una poderosa influencia en las actitudes del público y los titulares dramáticos y se ha demostrado que la propaganda del miedo contribuye a estigmatizar actitudes en el pasado (p. ej., durante el brote de SARS). Este tema destaca la necesidad de que los funcionarios de salud pública brinden información rápida y clara. Que los mensajes sean entregados de manera efectiva a toda la población afectada para promover una comprensión precisa de la situación.
Recomendaciones para mitigar las consecuencias de la cuarentena
Durante los brotes de enfermedades infecciosas importantes, la cuarentena puede ser una medida preventiva necesaria. Sin embargo, esta revisión sugiere que a menudo se asocia con un efecto psicológico negativo. Durante el período de cuarentena, este efecto psicológico negativo no es sorprendente, sin embargo, la evidencia de que todavía se puede detectar meses o años después, aunque sea por un pequeño número de estudios, es más preocupante y sugiere la necesidad de garantizar que se implementen medidas efectivas de mitigación como parte del proceso de planificación de cuarentena.
En este sentido, nuestros resultados no proporcionan pruebas sólidas de que ninguna característica demográfica particular sea un factor de riesgo de malos resultados psicológicos después de la cuarentena y, por lo tanto, requiera atención específica. Sin embargo, el historial de trastornos mentales sólo fue examinado como factor de riesgo por un estudio. La literatura previa sugiere que los antecedentes psiquiátricos se asocian con trastornos psicológicos después de experimentar cualquier trauma relacionado con el desastre y es probable que las personas con problemas de salud mental preexistentes necesiten apoyo adicional durante la cuarentena.
También parecía haber una alta prevalencia de angustia psicológica en los trabajadores de la salud en cuarentena, aunque había pruebas contradictorias en cuanto a si este grupo tenía un mayor riesgo de angustia que los trabajadores no sanitarios que estaban en cuarentena. En relación a los trabajadores de la salud, el apoyo de los administradores es esencial para facilitar su regreso al trabajo y los encargados deben ser conscientes de los riesgos potenciales que podría enfrentar el personal que fue puesto en cuarentena, para que puedan prepararse para una intervención temprana.
Mantenerla lo más breve posible
Una cuarentena más larga se asocia con resultados psicológicos más pobres, tal vez como era de esperar, ya que es lógico que los factores estresantes informados por los participantes puedan tener un mayor efecto mientras más tiempo se experimenten. Restringir la duración de la cuarentena a lo que es científicamente razonable dada la duración conocida de los períodos de incubación, y no adoptar un enfoque excesivamente exagerado para esto, minimizaría el efecto negativo en las personas.
La evidencia de otros lugares también enfatiza la importancia de que las autoridades se adhieran a la duración recomendada de la cuarentena y no la extienden. Para las personas que ya están en cuarentena, una extensión, por pequeña que sea, puede exacerbar cualquier sensación de frustración o desmoralización. Imponer un bloqueo indefinidamente en ciudades enteras sin un límite de tiempo claro (como se ha visto en Wuhan, China) podría ser más perjudicial que los procedimientos de cuarentena estrictamente aplicados, limitados al período de incubación.
Ofrecer información precisa
Las personas en cuarentena a menudo temían ser infectadas o infectar a otros. También suelen hacer evaluaciones catastróficas de cualquier síntoma físico experimentado durante el período de cuarentena. Este temor es una ocurrencia común para las personas expuestas a una enfermedad infecciosa preocupante, y podría verse exacerbado por la información a menudo inadecuada que los participantes reportaron haber recibido de los funcionarios de salud pública, dejándolos sin entender bien la naturaleza de los riesgos que enfrentaban y por qué estaban en cuarentena. Debería ser una prioridad garantizar que quienes están en cuarentena comprendan bien la enfermedad en cuestión y los motivos de la cuarentena.
Proveer de insumos necesarios
Los funcionarios también deben asegurarse de que los hogares en cuarentena tengan suficientes suministros para sus necesidades básicas, además es muy importante que se proporcionen lo más rápido posible. Idealmente, la coordinación para el suministro debe realizarse de antemano, con planes de conservación y reasignación establecidos para garantizar que los recursos no se agoten.
Reducir el aburrimiento y mejorar la comunicación
El aburrimiento y el aislamiento causarán angustia. Se debe informar a las personas que están en cuarentena sobre lo que pueden hacer para evitar el aburrimiento y se les debe proporcionar consejos prácticos sobre técnicas de manejo del estrés. Tener un teléfono móvil que funcione ahora es una necesidad, no un lujo. Activar su red social, aunque de forma remota, no es solo una prioridad clave, sino que la imposibilidad de hacerlo se asocia con ansiedad inmediata y con angustia a más largo plazo. Un estudio sugirió que tener una línea de asistencia telefónica, atendida por enfermeras psiquiátricas, específicamente para aquellos en cuarentena, podría ser eficaz en términos de proporcionarles una red social.
La capacidad de comunicarse con la familia y los amigos también es esencial. En particular, las redes sociales podrían desempeñar un papel importante en la comunicación con aquellos que están lejos, permitiendo a las personas en cuarentena actualizar a sus seres queridos acerca de su situación y asegurarles que están bien. Por lo tanto, es recomendable proporcionar a las personas en cuarentena teléfonos móviles, cables y enchufes para cargar dispositivos. Y redes WiFi robustas con acceso a Internet para permitirles comunicarse directamente con sus seres queridos. Estas intervenciones podría reducir la sensación de aislamiento, estrés y pánico.
También es importante que los funcionarios de salud pública mantengan líneas claras de comunicación con las personas en cuarentena sobre qué hacer si experimentan algún síntoma. Una línea telefónica o un servicio en línea específicamente establecido para las personas en cuarentena y atendido por personal de atención médica, que pueda proporcionar instrucciones sobre qué hacer en caso de desarrollar síntomas de enfermedad, ayudaría a asegurar a las personas que recibirán atención en caso de enfermarse. Este servicio mostrará a quienes están en cuarentena que no han sido olvidados y que sus necesidades de salud son tan importantes como las del público en general. No se han estudiado los beneficios de dicho recurso, pero es probable que la tranquilidad pueda disminuir posteriormente los sentimientos como el miedo, la preocupación y la ira.
Hay evidencia que sugiere que los grupos de apoyo específicamente para personas que fueron puestas en cuarentena en el hogar durante brotes de enfermedades pueden ser útiles. Un estudio encontró que tener un grupo así y sentirse conectado con otros que habían pasado por la misma situación, podría ser una experiencia de validación y empoderamiento y puede proporcionar ese apoyo que no están recibiendo de otras personas.
Ofrecer atención especial a los profesionales de salud
Los propios trabajadores de la salud a menudo están en cuarentena y esta revisión sugiere que, al igual que el público en general, se ven afectados negativamente por las actitudes estigmatizantes de los demás.
Ninguno de los estudios incluidos en esta revisión se centró en las percepciones de sus colegas, pero este sería un aspecto interesante para explorar. También es posible que los trabajadores de la salud que estén en cuarentena sientan preocupación por hacer que sus lugares de trabajo no tengan suficiente personal y causar trabajo extra para sus colegas. Las percepciones de sus colegas pueden ser particularmente importantes.
Estar separado de un equipo con el que están acostumbrados a trabajar en estrecho contacto puede aumentar la sensación de aislamiento de los trabajadores de la salud que están en cuarentena. Por lo tanto, es esencial que se sientan respaldados por sus colegas inmediatos. Durante los brotes de enfermedades infecciosas, se ha encontrado que el apoyo organizacional es protector de la salud mental para el personal de atención médica en general y los administradores deben tomar medidas para garantizar que los miembros de su personal apoyen a sus colegas en cuarentena.
El altruismo es mejor que la coherción
Quizás debido a las dificultades de diseñar un estudio apropiado, no se encontró ninguna investigación que probara si la cuarentena obligatoria versus la voluntaria tiene un efecto diferencial en el bienestar. Sin embargo, en otros contextos, sentir que otros se beneficiarán de la situación de uno puede hacer que las situaciones estresantes sean más fáciles de soportar y es probable que esto también sea cierto para la cuarentena en el hogar. Reforzar que la cuarentena está ayudando a mantener a otros seguros, incluidos aquellos particularmente vulnerables (como los que son muy jóvenes, o más viejos o con condiciones médicas graves preexistentes), y que las autoridades sanitarias les están realmente agradecidas, puede ayudar a reducir la efecto sobre la salud mental y la adherencia en los que están en cuarentena.
Lo que sabemos
La cuarentena es una de varias medidas de salud pública para prevenir la propagación de una enfermedad infecciosa y, como se muestra en esta revisión, tiene un impacto psicológico considerable para los afectados. Surge la pregunta sobre si otras medidas de salud pública que evitan la necesidad de imponer cuarentena (como el distanciamiento social, la cancelación de reuniones masivas y el cierre de escuelas) podrían ser más favorables. Se necesita investigación futura para establecer la efectividad de tales medidas.
Se deben considerar las fortalezas y limitaciones de esta revisión.Debido a las limitaciones de tiempo de esta revisión dado el brote de coronavirus en curso, la literatura revisada no se sometió a una evaluación formal de la calidad. Además, nos limitamos a publicaciones revisadas por pares y no exploramos literatura gris potencialmente relevante.
Las recomendaciones que hemos hecho se aplican principalmente a pequeños grupos de personas en instalaciones dedicadas y, en cierta medida, en autoaislamiento. Aunque anticipamos que muchos de los factores de riesgo de resultados negativos psicosociales serían los mismos para procesos de contención más grandes (como pueblos o ciudades enteras), es probable que hayan diferencias claras en tales situaciones, que significa que la información presentada en esta revisión debería aplicarse a tales situaciones con cautela. También, se deben considerar las posibles diferencias culturales.
Aunque esta revisión no puede predecir exactamente qué sucederá, ni ofrecer recomendaciones que funcionen para cada población futura que se encuentre en cuarentena, hemos proporcionado una visión general de los problemas clave y cómo podrían rectificarse en el futuro.
También hay varias limitaciones de la literatura revisada, que deben señalarse:
- Solo un estudio siguió a los participantes a lo largo del tiempo
- Los tamaños de las muestras fueron generalmente pequeños
- Pocos estudios compararon directamente a los participantes en cuarentena con los que no están en cuarentena.
- Las conclusiones basadas en ciertas poblaciones de estudio (p. ej., estudiantes) podrían no ser generalizables, y la heterogeneidad de las medidas de resultado entre los estudios dificulta la realización de comparaciones directas entre los estudios
- También vale la pena señalar que una minoría de estudios evaluó los síntomas del estrés postraumático utilizando instrumentos diseñadas para medirlo a pesar de que la cuarentena no se califica como un trauma en el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
Las fortalezas de esta revisión incluyen la búsqueda manual de listas de referencias para identificar los documentos que no se encontraron en la búsqueda inicial, contactar a los autores que enviaron textos completos de los documentos que no estaban disponibles en línea en su totalidad y hacer que varios investigadores realicen la evaluación para mejorar el rigor de la revisión.
Conclusión
En general, esta revisión sugiere que el impacto psicológico de la cuarentena es amplio, sustancial y puede ser duradero. De ninguna manera sugiere que la cuarentena no deba usarse; los efectos psicológicos de no usar la cuarentena y permitir que la enfermedad se propague podrían ser peores. Sin embargo, privar a las personas de su libertad para el bien público en general suele ser polémico y debe manejarse con cuidado.
Si la cuarentena es esencial, nuestros resultados sugieren que los funcionarios deben tomar todas las medidas para garantizar que esta experiencia sea lo más tolerable posible para las personas. Esto se puede lograr: diciéndole a las personas lo que está sucediendo y por qué, explicando cuánto tiempo continuará, proporcionando actividades significativas para que realicen mientras están en cuarentena, proporcionando una comunicación clara, asegurando suministros básicos (como alimentos, agua y suministros médicos) están disponibles y refuerzan la sensación de altruismo que las personas deberían, con razón, sentir.
Los funcionarios de salud encargados de implementar la cuarentena, que por definición están empleados y generalmente tienen una seguridad laboral razonable, también deben recordar que no todos están en la misma situación.
Si la experiencia de la cuarentena es negativa, los resultados de esta revisión sugieren que puede haber consecuencias a largo plazo que afecten no solo a las personas en cuarentena, sino también al sistema de atención médica que administró la cuarentena y a los políticos y funcionarios de salud pública que lo ordenaron.
Artículo traducido por David Aparicio y Alejandra Alonso.
Referencia del estudio:
Brooks, S. K., Webster, R. K., Smith, L. E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., & Rubin, G. J. (2020). The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence. The Lancet, 395(10227), 912–920. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30460-8