La presencia del humor durante las sesiones de terapia se asocia con mejores resultados, según un nuevo estudio publicado en The American Journal of Psychotherapy.
“El humor está presente en prácticamente todas las relaciones humanas, y también en las sesiones de psicoterapia. Los clientes hacen declaraciones humorísticas sobre su situación y también sobre su proceso terapéutico”, afirmó el autor del estudio y psiquiatra Christophe Panichelli.
“Famosos psicoterapeutas utilizaron el humor con sus clientes y publicaron una abundante literatura para describir los riesgos y beneficios de esta herramienta psicoterapéutica en particular. Pero cuando busqué estudios clínicos sobre la relación entre el humor y la efectividad de la psicoterapia, solo encontré un estudio sobre el tema (Ventis et al. 2001), un estudio interesante realizado en terapia conductual para pacientes con aracnofobia”.
“No se incluyeron otros diagnósticos y, por lo tanto, no es posible generalizar sus resultados a una población real de pacientes con otros problemas clínicos”, explicó Panichelli. “Queríamos completar los datos disponibles”.
En el estudio, 110 pacientes psiquiátricos (hombres y mujeres con una variedad de diagnósticos) acompañados de sus terapeutas llenaron encuestas sobre el humor durante las sesiones individuales de psicoterapia ambulatoria. Los pacientes participaron al menos en 10 sesiones.
Los investigadores encontraron que el uso del humor durante las sesiones de psicoterapia estaba relacionado con mayor efectividad terapéutica. Los pacientes que fueron más ocurrentes y usaron el humor durante la terapia también reportaron un mayor placer al participar en las sesiones una alianza terapéutica más fuerte.
“Además de otros ingredientes psicoterapéuticos bien conocidos, como la alianza terapéutica o la reformulación de la visión del mundo del paciente, el humor es posiblemente otra interacción entre el paciente y el terapeuta que fomenta la efectividad de la terapia”, apuntó Panichelli a PsyPost.
El estudio, como toda investigación, posee algunas limitaciones. Una de ellas es que se encontró la conocida asociación negativa entre el humor y la depresión: si los pacientes están más deprimidos, su producción y disfrute del humor es escaso. Además, no se halló evidencia de que el humor estuviera asociado con la disminución de los síntomas de la depresión. Probablemente esto se deba a la información faltante en la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton empleada en la primera sesión.
Por lo tanto, “si las interacciones humorísticas se ven reforzadas por una efectividad de terapia positiva, la presencia del humor indica que la terapia está alcanzando algunos de sus objetivos. Si las situaciones humorísticas fomentan la efectividad de la terapia dentro de las sesiones, los terapeutas podrían incluir más intervenciones humorísticas en la terapia”.
En virtud de esto, “nuestros resultados muestran que aproximadamente el 15% de la variabilidad del humor está relacionada con la variabilidad de la efectividad de la terapia, pero nuestro protocolo de estudio no indica la dirección de la causalidad”, explicó Panichelli.
“Al igual que otras herramientas psicoterapéuticas, el humor puede curar, pero también puede dañar”, agregó. “La alianza con los pacientes debe ser preservada. Antes y durante el uso del humor, los terapeutas deben tener éxito para transmitir su empatía a los pacientes al mostrarles que comprenden profundamente y respetan porqué la situación clínica los induce al sufrimiento”.
Referencia original del estudio: Christophe Panichelli, Adelin Albert, Anne-Françoise Donneau, Salvatore D’Amore, Jean-Marc Triffaux, and Marc Ansseau. American Journal of Psychotherapy 2018 71:3, 95-103. https://doi.org/10.1176/appi.psychotherapy.20180021
Fuente: Psypost