Ayer leí en la BBC una historia muy triste sobre un experimento social de 1950 que sacó a 22 niños de Groenlandia para ser educados en Dinamarca. Las intenciones de la investigación parecían buenas, querían mejorar la calidad de vida de estos niños en condiciones de riesgo pero afectaron profundamente sus vidas, violaron sus derechos y los dejaron sin familias.
Por aquellos años, Groenlandia estaba siendo azotada por la tuberculosis, la mayor parte de su población vivía de la caza artesanal de focas y no hablaba danés.
Estos factores hicieron que el Gobierno danés realizara un experimento que eligió a 22 niños de 6-10 años para ser llevados a la capital de Dinamarca para ser re-educados, aprender danés y crear según ellos, un nuevo tipo de Groenlandés que traería un mejor futuro para la isla.
El artículo se basa en los hallazgos del programa, del mismo canal, Witness, el cual también pudo entrevistar a Helene Thiesen una de las niñas del experimento, hoy una mujer de 71 años. En ese entonces, su papá había muerto a causa de la tuberculosis y solamente vivía con su mamá y dos hermanos.
Thiesen relata:
“Desde el barco miré a mi mamá y no pude ni hacerle “chao” con la mano. Estaba tan enojada. Simplemente dejé mis brazos abajo y pensé ‘¿Por qué me dejas ir?”. No entendíamos por qué nos estaban mandando lejos. ¿Qué nos esperaba? Todo era muy incierto.¨
Los niños pasaron por varias circunstancias difíciles y en ningún momento le explicaron que estaba pasando.
Cuando los llevaron de cuarentena:
“La granja era tan remota, nunca vimos ninguna otra casa. Nos pusieron en cuarentena porque éramos el primer grupo de niños que llegaban de Groenlandia a Dinamarca. Temían que tuviéramos algo contagioso”.
“Seguí preguntándome qué hacía ahí y cuándo volvería a casa. Extrañaba a mi madre y tenía mucha pena por la muerte de mi padre”.
La familia adoptiva:
“Nunca me sentí bienvenida en esa familia. Era una extraña. La madre tenía problemas mentales y estaba acostada todo el tiempo”.
“En lo que se refiere a los adultos, no confiaba en ellos. Me habían enviado a Dinamarca. Cada vez que me decían algo sólo asentía o negaba con la cabeza. No quería responderles”. Unos meses más tarde, cuando su eczema estaba bajo control, Thiesen fue trasladada a una familia diferente.
“La segunda familia de acogida era como un cuento de hadas en comparación con la primera. Eran gente muy cálida”
Al terminar el experimento 16 de los 22 niños fueron enviados de regreso a Groenlandia. Ya hablaban Danés, pero no regresaron con sus familias. Supuestamente porque ya no debían vivir con familias que tenían peores condiciones económicas, así que los mandaron a vivir con la cruz roja.
‘Vamos, súbete al autobús, te vas al orfanato’. ¿Por qué estaba siendo enviada a un hogar de niños? Nadie respondió. Apenas podía ver la ciudad entre mis lágrimas”.
La relación de Helen con su madre nunca fue la misma y la mayoría de los niños terminaron como un grupo marginado, sin familia y no pudieron servir como el modelo de cambio que deseaba el gobierno Danés.
Lee el artículo de la BBC completo: Los niños que Dinamarca sacó de Groenlandia para convertirlos en un experimento social