En un estudio reciente, se investigó si la regulación cognitiva, una técnica muy utilizada para reducir el miedo o la ansiedad en la Terapia Cognitivo Conductual, seguiría siendo efectiva bajo situaciones de estrés. Sus hallazgos sugieren que la técnica investigada podría necesitar ajustes.
Algunos estudios (estudios 1 y 2) encontraron que justo cuando el autocontrol es crítico (por ejemplo, en situaciones aterradoras o traumáticas) el estrés incapacita a las partes del cerebro que son esenciales para mantenerse racional. Eso significa que algunas técnicas de la Terapia Cognitivo Conductual pueden fallar a los pacientes cuando más necesitan de estas habilidades de afrontamiento.
“El estudio es un llamado a la reflexión y una demostración sorprendentemente simple de posiblemente una limitación muy común y crucial en las técnicas de reestructuración cognitiva, como las que se aprenden en TCC”, dice Keith Laws, profesor de psicología de la Universidad de Hertfordshire en Inglaterra, quien no estaba asociado al estudio.
Metodología de la investigación
La investigación contó con 78 sujetos que gozaban de buena salud y no tenían historial de fobias o trastornos de ansiedad previos.
Los participantes se sometieron a un paradigma de condicionamiento por miedo, mediante la utilización de imágenes como estímulo condicionado y descargas eléctricas moderadas en la muñeca como estímulo incondicionado.
En el primer día una imagen era acompañada de una descarga eléctrica en un subconjunto de ensayos, pero en el otro no era seguido de nada (este último sirvió como medida de referencia de la excitación). Luego del condicionamiento por miedo, los participantes reportaron tres emociones que estaban asociadas con cada estímulo condicionado y calificaron la intensidad de las emociones en una escala que iba del 1 (menor intensidad) al 10 (mayor intensidad).
Algunas técnicas de la Terapia Cognitivo Conductual, pueden fallar a los pacientes cuando más necesitan.
Posteriormente se entrenó a los participantes para utilizar una estrategia de regulación cognitiva que incluyó elementos de reevaluación y estaba basado en uno de los principios de la TCC. Esta regulación ha demostrado en trabajos previos que puede atenuar persistentemente el miedo condicionado comparado con el miedo prolongado visto en los participantes que estaban en las pruebas de control.
Luego del entrenamiento, los participantes volvieron a calificar la intensidad de las emociones que habían reportado y se les pidió que volvieran al día siguiente para realizar la misma tarea de condicionamiento de miedo utilizando las técnicas de regulación recientemente adquiridas.
Las estrategias de afrontamiento ayudaron a los participantes a reconocer cómo sus pensamientos influían sobre sus sentimientos y se les ayudó a replantear la experiencia temida para reducir el impacto de los pensamientos negativos. Así, por ejemplo, en vez de anticipar el dolor de las descargas y preocuparse sobre cuánto durarían, se los instruyó para que se distrajeran y vieran la experiencia como una molestia y no como una experiencia penosa. “La idea es que la forma en que elegís ver la situación puede alterar tu respuesta,” dice la coautora del estudio, Elizabeth Phelps, profesora de psicología en la Universidad de New York.
Esa es la forma en que se supone que trabaja la TCC y cientos de estudios han documentado que enseñarles a las personas cómo aprovechar estas habilidades puede ayudarles a luchar contra trastornos de ansiedad y depresión.
Pero algunas técnicas utilizadas por la TCC no funcionan para todas las personas en cualquier situación y Phelps puede haber encontrado una buena razón de por qué. Ella trajo a los pacientes de vuelta al laboratorio luego de su entrenamiento TCC para ver si las técnicas que habían aprendido funcionarían. Para provocar estrés, hizo que la mitad del grupo sumergiera su brazo en agua congelada por 3 minutos (lo que aumentó los niveles de cortisol, la hormona del estrés). El resto de los participantes mantuvo su mano en agua a temperatura ambiente por la misma cantidad de tiempo.
Diez minutos después, todos fueron confrontados con las imágenes que ellos sabían que precedían a las descargas, pero solo el grupo no estresado mostró menos miedo del que sintieron en el experimento inicial.
Conclusiones
Los autores concluyen que: “sólo el grupo no estresado fue capaz de utilizar exitosamente estas técnicas de regulación para disminuir la excitación del miedo posteriormente en el test. En contraste, las respuestas del miedo en el grupo estresado eran comparable a aquellas dadas durante la primer adquisición de miedo, antes del entrenamiento de regulación.”
“Lo que pensamos que está pasando es que, incluso el estrés leve, puede llevar a déficits sutiles en la corteza prefrontal (CPF)”, dice Phelps, refiriéndose al área cerebral responsable del control de las emociones.
El hecho de que el estrés puede abrumar a las áreas cerebrales cognitivas y racionales, no es nuevo (a corto plazo, las hormonas del estrés pueden incapacitar funciones y con exposiciones repetidas, puede incluso matar células cerebrales). “La CPF es una región cerebral muy sensitiva al estrés y muy maleable,” dice Bruce McEwen, profesor de neurociencias en la Universidad Rockefeller, quien editó el estudio para el Proceedings of the National Academy of Science.
La novedad del estudio reside en que la TCC, la cual los investigadores pensaban que podría contrarrestar este efecto, no siempre hace el trabajo. Esto puede deberse a que los científicos no han apreciado plenamente los efectos combinados del miedo y el estrés en el cerebro. En la investigación, el miedo por sí solo no disparaba la respuesta de estrés. Los participantes no mostraron elevaciones en las hormonas del estrés durante la primera parte del experimento, incluso aunque temían las descargas antes de ser entrenados con técnicas de la TCC.
“Sólo el grupo no estresado fue capaz de utilizar exitosamente estas técnicas de regulación.”
Phelps no sugiere que la TCC pueda no ser útil, sino que piensa que su investigación sugiere que podría requerir práctica para dar resultados exitosos. Bajo estrés, el cerebro de las personas trabaja en modo de piloto automático y reacciones preestablecidas se convierten en la prioridad, mientras que el tipo de pensamiento abstracto, lógico y razonado (el tipo que es fomentado por esta terapia) es reducido. Puede tomar varios ensayos para comprometer activamente a las habilidades TCC y sobreponerse a la respuesta instintiva del estrés ante las crisis. “Una vez que algo se vuelve más automático, depende menos de la CPF. Si practicas realmente y se convierte en segunda naturaleza,` no debería importar mucho”, dice Phels.
Laws sugiere que los resultados también podrían indicar un papel importante de medicaciones tales como los beta bloqueadores, los cuales podrían ser más importantes en ciertos pacientes que no responden inicialmente a la TCC, dado que dichas drogas pueden reducir la respuesta al estrés. Otros investigadores están estudiando una medicación diferente que afecta a la CPF, ya que algunos trabajos indican que la forma en que la CPF es activada en la respuesta de estrés podría distinguir entre pacientes que responden a la TCC y aquellos que no lo harán.
La efectividad de la TCC podría también verse afianzada al introducir un poco de estrés cuando se aprende, para simular mejor un escenario del mundo real. Investigaciones sobre resiliencias conducidas en Navy Seals (marines estadounidenses), encontró que su entrenamiento altamente estresante es crítico para su habilidad de mantenerse racionales bajo coacción. Y se ha demostrado que el estrés moderado mejora el aprendizaje y aumenta la resiliencia. La clave, por supuesto, sería resolver cuánto estrés es suficiente (algo que varía de persona en persona, e incluso de sesión en sesión).
También sería importante considerar no correr a los medicamentos para ver si allí encontramos la solución, sino probar la efectividad de otros tipos de terapia en esta problemática.
Fuentes: Healthland; Proceedings of the National Academy of Science of the United States of America (PDF)
Imagen: Pulse72Plus
2 comentarios
Sería muy bueno introducir otra variable dentro de estos estudios, y me refiero al mindfulness, por ejemplo, técnica que le permite a la persona regular su estrés sin medicación ni nada invasivo. Muy interesante el artículo, gracias!
Es muy interesante lo que dices Rodolfo. Hay varías investigaciones que nos sugieren que es baja la efectividad del control de los pensamientos. Una respuesta de estas investigaciones son las terapias de 3 generación que utilizan técnicas como el mindfulness. En las que los pensamientos se aceptan y no se trata de modificarlos o cambiarlos, sino que se trabaja más desde intervenciones conductuales.
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