El estrés es parte de nuestras vidas, de hecho ya nos acostumbramos a vivir en un ritmo acelerado, sufrir de insomnio y no nos parece raro sentirnos angustiados. Muchos creen que el estrés crónico es el único que tiene efectos contraproducentes para nuestra salud, pero investigadores dirigidos por la Dra. Rajita Sinha, profesora de psiquiatría y neurobiología en la Universidad de Yale y directora del Centro de Estrés de Yale, publicaron en la revista Biological Psychiatry (Psiquiatría Biológica) sus hallazgos de que aún el estrés cotidiano puede hacer importantes cambios nocivos en nuestro cerebro, lo que nos hace más vulnerables a trastornos psicológicos como la depresión o a las adicciones.
Según la Dra. Sinha, incluso en sujetos saludables, los eventos adversos y estresantes de la vida cotidiana pueden llevar a la contracción de ciertas partes del cerebro responsables de la regulación de las emociones y el metabolismo. Esta investigación también encontró que no son los eventos traumáticos individuales los que tienen mayor impacto, sino que es la acumulación de los efectos del estrés cotidiano la que pueden causar los efectos más dramáticos en el volumen del cerebro.
Los investigadores tomaron imágenes de 100 sujetos sanos, que proporcionaron información sobre sus eventos traumáticos y estresantes, incluyendo divorcio, la muerte de un ser querido, la pérdida de su casa o la pérdida del trabajo. Los resultados demostraron una reducción de la materia gris en el cortex prefrontal (región que es responsable del autocontrol, emocional y funciones fisiológicas, como el mantenimiento de niveles adecuados de glucosa e insulina) en los sujetos afectados por el estrés de la vida diaria.
El área más vulnerable a cualquier tipo de estrés es el cortex prefrontal, el cual es importante para regular la homeostasis metabólica, nuestras emociones, cogniciones, deseos y también para controlar nuestros impulsos. Si el tejido nervioso de esta área desaparece debido a efectos constantes de eventos estresantes, nuestra habilidad de contrarrestar los deseos e impulsos peligrosos, tales como el consumo de sustancias adictivas, o el control de conductas impulsivas (entre ellas, realizar acciones peligrosas) puede desaparecer.
Analizando las imágenes del cerebro, la Dra. Sinha y su colaboradores fueron capaces de distinguir cómo diferentes tipos de estrés afectan diferentes regiones de nuestro cerebro. Eventos recientes, tales como accidente traumático, la pérdida del trabajo o una enfermedad médica, parecen ser los principales eventos que afectan nuestra conciencia emocional.
Si este área del cerebro se reduce, podríamos perder el sentido de nuestras emociones, actuar de forma inapropiada y hasta ser insensibles, afectando así nuestras interacciones con los demás.
Los traumas de la vida, tales como vivir con una enfermedad crónica (por ejemplo el cáncer) o perder a un ser amado, parecen afectar nuestros centros de humor, sesgando nuestra habilidad de regular el placer y las recompensas.
Es importante que las personas comprendan que el estrés puede acumularse. Si entendemos esto tal vez se pueda ayudar a las personas a hacer frente a sus adversidades de diferentes maneras y dirigir sus vidas fuera de los efectos negativos del estrés. Reducir o aliviar el estrés por medio del ejercicio o la meditación es una importante forma de eliminar los peligrosos efectos que el éste tiene sobre el cerebro. Así también, mantener relaciones sociales y emocionales fuertes, pueden proveernos de diferentes perspectivas sobre los eventos o experiencias estresantes que vivimos y que pueden ser muy difíciles de sobrellevar para una sola persona.
Fotografía por Juan Ramón Rodriguez Sosa en flickr
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