Es sabido desde hace tiempo la importancia de las interacciones tempranas en el desarrollo de las capacidades cognitivas de los niños. La familia es el lugar donde éstos pasan casi exclusivamente sus primeros años, por lo que gran parte de sus aprendizajes se producen allí. Los pequeños reciben del seno familiar sus primeras señales de afecto, valoración, aceptación, rechazo, éxito y fracaso, entre muchos otros aprendizajes y variables interpersonales que les serán de utilidad a lo largo de su vida. Posteriormente la escuela y otros contextos tomarán relevancia en el crecimiento de los niños, pero la familia no pierde su papel fundamental, al menos durante la infancia.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco, se propuso estudiar la calidad del contexto familiar y aquellos factores sociodemográficos que inciden en el desarrollo cognitivo de los pequeños a los 4 años. Para tal fin, tomaron una muestra poblacional de 295 niñas y niños con sus familias de Gipuzkoa, España, que forman parte de un proyecto de la comunidad europea denominado INMA (Infancia y Medio Ambiente), el cual busca determinar aquellos factores ambientales que revisten importancia para el desarrollo infantil.
Para evaluar el contexto familiar se realizaron observaciones directas en los domicilios, analizando las interacciones entre padres e hijos y la calidad del entorno. En cuanto a este último elemento la atención se centró en aquellos elementos, ya sea físicos o relacionales, que mostraran mayores o menores niveles de estimulación cognitiva, como por ejemplo la presencia de puzzles, cuentos y juegos que pudieran ser didácticos para los pequeños. A su vez, tomaron en cuenta indicadores de estimulación lingüística y emocional, tales como la corrección a palabras mal dichas por los niños, y la forma en que estas se hacían.
El desarrollo cognitivo fue evaluado a los 4 años de manera individual, con un instrumento que medía aptitudes numéricas, verbales, perceptivo- manipulativa y memoria.
Variables predictoras del desarrollo cognitivo
De acuerdo a los análisis realizados mediante un complejo diseño de ecuaciones estructurales, los investigadores hallaron que las mejores interacciones socioemocionales de los padres hacia los hijos, potencian y mejoran el rendimiento de los progenitores en la promoción del desarrollo cognitivo y lingüístico de los pequeños. Es decir, que relacionarse bien con sus hijos <<les ayuda a ayudar>> a los niños. A su vez, se encontró que esta variable es un predictor a largo plazo del desarrollo cognitivo de los hijos.
En palabras de Florencia Barreto, una de las investigadoras:
“Se trata de un proceso que tiene que ver con la intención deliberada de los padres de estimular el desarrollo de sus hijos e hijas, enfrentándolos a la situación de realizar una actividad o tarea que esté un poco por encima de sus capacidades, pero sin que llegue a ser frustrante. Los padres se convierten en guías que apoyan la realización de la actividad y van retirándose a medida que el conocimiento se construye y se interioriza. Con ello, madres y padres consiguen estimular las conexiones entre neuronas y por lo tanto, activar el desarrollo cognitivo infantil.”
Para ampliar brevemente la explicación neurocientífica, lo que realizan estos padres en términos conductuales (es probable que sin conocer los términos técnicos) es un complejo entramado que consiste en aportar las ayudas necesarias para que sus hijos aprendan diferentes habilidades satisfactoriamente, desvaneciendo gradualmente las mismas y reforzando en forma diferencial los intentos de sus hijos en el proceso educativo. Esto en el tiempo produce la adquisición de habilidades que no estaban presentes en el repertorio del sujeto. Es lo que suele denominarse moldeamiento, el aprendizaje de comportamientos a partir de aproximaciones sucesivas a los mismos.
En relación con la calidad de la interacción, Barreto agrega:
“Ese andamiaje o proceso de estimulación está siempre mediado por la calidad de la estimulación socioemocional, es decir, para que se promocione el desarrollo cognitivo de manera adecuada, no basta solo con poner en práctica el proceso de andamiaje, sino que necesariamente, éste debe estar acompañado de una buena calidad de la interacción socioemocional, como la promoción de la autonomía y autoestima, un clima afectivo positivo, y en definitiva el establecimiento de un apego seguro.”
Otro hallazgo relevante del estudio es que los primogénitos pueden beneficiarse de la exclusividad de los recursos económicos disponibles y de la atención dada por los padres; siempre y cuando como se mencionó, el clima y el tono de la relación padres- hijo sean cálidos y positivos. Se encontró a su vez que los niños pueden verse beneficiados si son expuestos a una segunda lengua a la edad de 4 años.
Implicancias del estudio
Si bien esta investigación no es suficiente para extraer conclusiones definitivas, aporta datos a estudios precedentes en relación a cuáles variables son necesarias para un apropiado desarrollo cognitivo. En el caso de los padres, proporciona información sobre la manera en que pueden potenciar sus capacidades parentales, colaborando de la mejor manera en la adquisición de habilidades de sus hijos.
Este tipo de estudios al mismo tiempo, permite la posibilidad de implementar programas de crianza destinados a promover el desarrollo cognitivo de los niños.
Fuente: Sinc
Referencias:
Barreto, F., Sánchez de Miguel, M. Ibarluzea, J. Andiarena, A. Arranz, E. (2017). Family context and cognitive development in early childhood: A longitudinal study. Intelligence. Vol. 65. 11-22
Imagen: Unsplash