Elena González entrevistó a Marino Pérez para Redacción Médica:
El problema, explica, es la “la vulnerabilidad de la gente y la patologización de problemas normales de la vida”, derivados de la sociedad. Esta, acaba naturalizándolos como problemas genéticos y neuroquímicos, de manera que “al final nadie es responsable de nada”.”El código postal dice más de la salud de la gente que el código genético”, afirma, al negar que se trate de una “lotería genética” sino de aspectos sociales. Critica, asimismo, la instrumentalización partidista de la salud mental y señala al estado como “responsable de que los individuos no estén a expensas del mercado ni se mercadee con la salud mental”.
Y agrega:
Otra de las novedades diagnósticas es la consideración de la noción de espectro “aplicada prácticamente a todas las categorías” y que “termina por diluir categorías diferentes y por patologizar aspectos normales ahora abarcados como ‘trastorno del espectro’ autista, bipolar, de la adicción, psicótico, etc”.
El problema, afirma, es que los umbrales de sensibilidad de la gente para tener ‘síntomas’ de algo son “cada vez más bajos” y “los clínicos son pródigos en diagnosticar en buena medida presionados por los usuarios y el sistema sanitario”. Más que un plan de acción, el experto en psicopatología cree que habría que tener en cuenta “la prevención cuaternaria consistente en abstenerse de emitir diagnósticos y medicar y en su lugar normalizar, esperar y ver”. “No existen marcadores biológicos ni pruebas psicométricas que digan cuando, por ejemplo, la tristeza es depresión o la actividad de un niño es TDAH”.
Esto ultimo me recuerda a lo que argumenta Pablo Malo Ocejo en su libro Los peligros de la moralidad, sobre el fenómeno conocido como deslizamiento del concepto en la que el significado de un concepto cada vez se hace menos riguroso, menos exigente y se extiende a variantes más leves que no entraban en la definición original. Lo que puede ayudar a que otras personas reciban ayuda y tratamiento, pero también mete en el mismo saco a un montón de situaciones y problemas que son de la vida diaria y no son problemas psicológicos.