En el año 2004 Nathan Copeland con sólo 18 años sufrió un grave accidente de tráfico que lo dejó tetraplejico e insensible del torso hacia abajo y con poca movilidad en sus brazos. Parecía que Copeland tendría que vivir el resto de su vida sin volver a sentir a través de su cuerpo. Pero hoy, Copeland puede experimentar las sensaciones del tacto gracias al desarrollo de las neurociencias y un chip cerebral implantado en su cerebro.
Copeland fue sometido a una cirugía cerebral denominada estimulación intracortial y que consiste en implantar una placa de 32 electrodos en el corte somatosensorial –área encargada del tacto– y se le administraron descargas eléctricas de distinta intensidad y amplitud para probar qué neuronas se activaban.
Terminada esa parte, los investigadores realizaron el proceso inverso: conectaron electrodos que iban del cerebro de Copeland a un brazo robótico para probar si él podía experimentar las sensaciones que se producían cuando los investigadores tocaban los dedos robóticos.
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Al realizar las pruebas Copeland, que estaba con los ojos vendados, podía distinguir cuando los investigadores tocaban el dedo pulgar o meñique del brazo robótico, lo que significó que si podía sentirlo.
El proyecto es bastante prometedor, pero no está excepto de limitaciones. Copeland explica que desde que tiene el implante siente hormigueos y raras sensaciones. Tampoco puede distinguir la temperatura del contacto ni la intensidad de la presión que se ejerce.
Copeland lo explica así:
“Algunas veces siento como una corriente y otra presión, pero en la mayoría puedo identificar con precisión qué dedo es. Siento cómo tocan y presionan mis dedos”.
Esta no es la primera vez que se usa la estimulación intracortical en pacientes con algún tipo de parálisis. Anteriormente se había utilizado este tipo de estimulación para recuperar el movimiento de los miembros en personas con parálisis. Sin embargo, esta investigación no se concentró en recuperar la movilidad, sino de recuperar las sensaciones de tacto, porque según sus investigadores, es indispensable que las personas puedan primero sentir para que puedan manipular los objetos con precisión.
Puedes leer más detalles de este novedoso procedimiento en la revista Science Translational Medicine.
Fuente: El País