El primer estudio comparativo de las estructuras cerebrales en niños con trastornos de neurodesarrollo encontró que los niños con autismo, TOC y TDAH compartirían las mismas bases genéticas que provocan serias interrupciones en el cuerpo calloso, una estructura compuesta por fibras nerviosas que uno los hemisferios cerebrales. La investigación está disponible en la revista American Journal of Psychiatry .
En el paper se detalla que la muestra estuvo compuesta por 71 niños con autismo; 31 niños con TDAH y 36 con TOC, y se les examinó sus cerebros a través de las Imagenes de Tensor de Difusión, una técnica de investigación neurológica que permite observar la materia blanca del cerebro o los cuerpos fibrosos que conectan los nervios cerebrales.
Con las imágenes procesadas en las computadora, se observó una disrupción en la materia blanca en los niños con los tres trastornos mencionados, pero con menos frecuencia en los niños con TOC que en aquellos con autismo o TDAH.
La investigación también tomó en cuenta las observaciones de los padres sobre las conductas, atención, habilidades de comunicación conductas obsesivas y las capacidades de realizar actividades de la vida diaria. Estos datos sugieren que los niños que son más dependencia para realizar las tareas de la vida diaria son los que tenían mayores disrupción es en la materia blanca.
“Lo que es interesante es que el es uno de los primeros trazos cerebrales en desarrollarse y es el más grande del cerebro. Lo que podría significar que este trazo cerebral podría crear una vulnerabilidad para estos tres trastornos del Neurodesarrollo,” explicó Stephanie Ameis, profesora adjunta de psiquiatría en la Universidad de Toronto y coautora del estudio.
Con estos resultados se vuelve a tomar la idea de que los trastornos como el autismo y el TDAH no difieren significativamente a nivel estructural y quizás se puedan desarrollar medidas de prevención y tratamiento para ambas condiciones. Pero ese es un sueño de los investigadores y no algo viable a corto plazo, especialmente porque los resultados aquí descritos fueron obtenidos en laboratorio y todavía no está claro que esas disrupciones en el cuerpo calloso sean significativas a nivel clínico.
Fuente: Scientific American