Sara Tabares para El País:
“Voy a entrenar para cambiar el aspecto de mi abdomen”, “caminaré cuatro horas en una cinta sin parar para quemar la tarta de cumpleaños que me he comido” o “con estos vídeos de TikTok voy a perder grasa”. A simple vista son frases que parecen normales, pero si miramos más a fondo pueden esconder un síntoma. El ejercicio, como la comida, no es el problema, son intentos de solución. En torno a un 85% de los pacientes de estos TCA podrían manifestar comportamientos desadaptativos o problemáticos relacionados con la actividad física. La cuestión está ahí y resulta motivo de especial preocupación dado que se asocia con tiempos de tratamiento más largos, períodos más cortos entre recaídas, exacerbación de la sintomatología de la enfermedad y, a menudo, es uno de los últimos síntomas en desaparecer.
He visto este patrón mucho en la consulta y cada vez soy más cuidadoso con las preguntas que hago para entender mejor la función de la rutina de ejercicios de las personas con sobrepeso. No es mi especialidad, pero es un problema comorbido muy frecuente en las personas con desregulación. Este artículo pone en evidencia los detalles y características que tenemos que tener los psicólogos clínicos para intervenir o hacer buenas referencias.