Actualmente existe evidencia que apoya la hipótesis de un cerebro social. Un estudio mapeó las regiones cerebrales involucradas en las interacciones sociales en aproximadamente 7,000 personas y observó que las regiones cerebrales consistentemente involucradas en interacciones sociales diversas, están fuertemente vinculadas a redes que apoyan la cognición, incluyendo:
- La red de modo por defecto (que se activa cuando no nos enfocamos en el mundo externo).
- La red de saliencia (que nos ayuda a seleccionar a lo que le prestaremos atención).
- La red subcortical (involucrada en la memoria, emociones y motivación).
- La red ejecutiva central (que nos permite regular nuestras emociones).
Metodología
Un grupo de investigadores quería tener una idea más clara de cómo el aislamiento social afecta la materia gris. Para ello utilizaron los datos de cerca de 500,000 personas del Biobanco del Reino Unido, con una edad promedio de 57 años.
Se clasificaba a las personas como socialmente aisladas si vivían solas, sus contactos sociales sucedían menos de una vez al mes y si participaban en actividades sociales menos de una vez a la semana. También se incluyeron los datos de neuroimagen (IRM) de casi 32,000 personas.
Resultados
Los hallazgos indican que las personas socialmente aisladas eran cognitivamente más pobres, incluyendo su memoria y sus tiempos de reacción. También se observó un volumen menor de materia gris en muchas partes del cerebro:
- La región temporal (que procesa el sonido y ayuda a codificar la memoria).
- El lóbulo frontal (que está involucrado en la atención, el planeamiento y las tareas cognitivas complejas).
- El hipocampo (un área clave, involucrada en el aprendizaje y la memoria, que suele estar afectado en etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer).
También encontraron un vínculo entre niveles más bajos de materia gris y procesos genéticos específicos involucrados en la enfermedad de Alzheimer.
Hubo seguimientos con los participantes 12 años después. Esto mostró que aquellos que estaban socialmente aislados, pero no solos, tenían un 26% más de riesgo de demencia.
Posibles explicaciones
Es necesario determinar los mecanismos exactos detrás de los profundos efectos del aislamiento social en nuestros cerebros. Lo que es claro es que, si una persona está aislada, podría estar sufriendo estrés crónico. Lo que a su vez tiene un mayor impacto en el cerebro y en la salud física.
También podría suceder que, al no usar ciertas áreas cerebrales, sus funciones se vayan perdiendo: Un estudio con taxistas encontró que mientras más memorizaban rutas y direcciones, más aumentaba el volumen del hipocampo. Es posible que, si una persona no se involucra de forma regular en discusiones sociales, por ejemplo, el uso del lenguaje y otros procesos cognitivos (atención, memoria) disminuyan. Así podría verse afectada nuestra habilidad de llevar a cabo tareas cognitivas complejas en general.
Acciones preventivas
Mantener el cerebro activo: Sabemos que se puede desarrollar un sólido conjunto de habilidades de pensamiento a lo largo de la vida, llamado “reserva cognitiva”, manteniendo el cerebro activo. Una buena manera de hacerlo es aprendiendo cosas nuevas, como otro idioma o un instrumento musical. Se ha demostrado que la reserva cognitiva mejora el curso y la gravedad del envejecimiento. Por ejemplo, puede proteger contra una serie de enfermedades o trastornos de salud mental, incluidas formas de demencia, esquizofrenia y depresión, especialmente después de una lesión cerebral traumática.
Estilo de vida: También hay elementos de estilo de vida que pueden mejorar su cognición y bienestar, que incluyen una dieta saludable y ejercicio. Para la enfermedad de Alzheimer, existen algunos tratamientos farmacológicos, pero es necesario mejorar su eficacia y reducir los efectos secundarios. Existe la esperanza de que en el futuro haya mejores tratamientos para el envejecimiento y la demencia. Una vía de investigación a este respecto son las cetonas exógenas, una fuente de energía alternativa a la glucosa, que se pueden ingerir a través de suplementos nutricionales, pero la evidencia aún es escasa.
Abordaje del aislamiento social: El estudio que se exploró en este artículo indicaría que este factor tiene una gran influencia en la salud. Las autoridades podrían planificar y organizar actividades sociales para ayudar a personas que estén aisladas, particularmente en la vejez. Si la interacción en persona no es una opción, la tecnología puede proporcionar un sustituto (aunque esto es aplicable a generaciones nuevas, más familiarizadas con su uso).
Es difícil discutir el hecho de que los seres humanos necesitamos socializar y disfrutamos de la conexión con otros sin importar la edad que tengamos. Ahora sabemos también que su papel en nuestra salud cognitiva es clave.
Referencia del artículo: Chunliang Feng;Simon B. Eickhoff;Ting Li;Li Wang;Benjamin Becker;Julia A. Camilleri;Sébastien Hétu;Yi Luo; (2021). Common brain networks underlying human social interactions: Evidence from large-scale neuroimaging meta-analysis . Neuroscience & Biobehavioral Reviews, (), –. doi:10.1016/j.neubiorev.2021.03.025
Fuente: The Conversation