“Portate bien porque sino le voy a decir al policía que te lleve.” Frases de este estilo pueden tener un efecto inmediato en el comportamiento de niñas y niños y, a la vez, están asociadas con efectos perjudiciales cuando ellos se convierte en adultos (Setoh, Zhao, Santos, Heyman, & Lee, 2019).
Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigación preguntó a 379 adultos jóvenes de Singapur si sus padres les mintieron cuando eran niños, cuánto les mienten ellos a sus padres ahora y qué tan bien se adaptan a los desafíos de la edad adulta.
Los participantes que informaron haber escuchado más mentiras cuando eran niños, tenían más probabilidades de informar mentir a sus padres en la edad adulta. También dijeron que enfrentaban mayores dificultades para lidiar con los desafíos psicológicos y sociales. Las dificultades de ajuste incluyen disrupción, problemas de conducta, experiencia de culpa y vergüenza, así como también un carácter egoísta y manipulador.
Setoh Peipei, autor principa y profesor asistente de la Facultad de Ciencias Sociales de NTU Singapur, dijo: “criar con mentiras puede ahorrar tiempo, especialmente cuando las razones reales por las que los padres quieren que los niños hagan algo son complicadas de explicar. Cuando los padres les dicen a los niños que ‘la honestidad es la mejor política,’ pero muestran deshonestidad al mentir, tal comportamiento puede enviar mensajes contradictorios a sus hijos. La deshonestidad de los padres puede eventualmente erosionar la confianza y promover la deshonestidad en los niños.”
“Nuestra investigación sugiere que la crianza de los hijos a través de las mentiras es una práctica que tiene consecuencias negativas para los niños cuando crecen. Los padres deben ser conscientes de estas posibles implicaciones posteriores y considerar alternativas a la mentira, como reconocer los sentimientos de los niños, dar información para que los niños sepan qué esperar, ofrecer opciones y resolver problemas juntos, para provocar un buen comportamiento en los niños.”
El estudio
A través de cuatro cuestionarios online, se pidió primero a los participantes que recordaran si sus padres les dijeron mentiras relacionadas con la alimentación; irse y/o quedarse en un lugar; mal comportamiento de los niños; y el gasto de dinero. (Algunos ejemplos de tales mentiras son “si no venís conmigo ahora, te dejaré aquí solo” y “no traje dinero conmigo hoy, podemos volver otro día”.)
El segundo cuestionario pidió a los participantes que indicaran con qué frecuencia como adultos les mentían a sus padres. Preguntó sobre mentiras en relación con sus actividades y acciones; mentiras prosociales (o mentiras destinadas a beneficiar a otros); y exageraciones sobre los eventos.
Finalmente, los participantes completaron dos cuestionarios que midieron su desajuste psicosocial autoinformado y su tendencia a comportarse de manera egoísta e impulsiva.
El análisis encontró que la crianza de los hijos a través de las mentiras podría poner a los niños en mayor riesgo de desarrollar problemas que la sociedad desaprueba, como la agresión, la violación de normas y los comportamientos intrusivos.
Limitaciones del estudio
Algunas limitaciones del estudio incluyen confiar en lo que los participantes informaron sobre su experiencia retrospectiva de las mentiras de sus padres. “La investigación futura puede explorar el uso de múltiples informantes, como los padres, para informar sobre las mismas variables,” sugirió el profesor Asto Setoh.
Los autores también señalaron que, dado que el estudio tiene un diseño correlacional, cuyo objetivo es descubrir las relaciones naturales que existen entre las variables, no pueden extraerse inferencias causales.
Otra área aún por investigar sería la naturaleza de las mentiras u objetivos de los padres al mentir. Por ejemplo, decir “si no te comportas, te arrojaremos al océano para alimentar a los peces,” para afirmar la autoridad como padre puede estar más relacionado con las dificultades de adaptación de los niños cuando llegan a la edad adulta, en comparación con las mentiras que apuntan a la obediencia de los niños, por ejemplo, “no hay más dulces en la casa.”
“La afirmación de autoridad sobre los niños es una forma de intrusión psicológica, que puede socavar el sentido de autonomía de los chicos y transmitir rechazo, en última instancia, socavando el bienestar emocional de los niños. La investigación futura debe examinar la naturaleza de las mentiras y los objetivos de los padres para que los investigadores puedan sugerir qué tipo de mentiras evitar y en qué tipo de verdad deben participar los padres,” concluyeron los autores.
Referencia bibliográfica:
Setoh, P., Zhao, S., Santos, R., Heyman, G. D., & Lee, K. (2019). Parenting by lying in childhood is associated with negative developmental outcomes in adulthood. Journal of Experimental Child Psychology, 104680. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2019.104680
Fuente: Science Daily
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