El tema del diagnóstico psiquiátrico siempre es combustible para arduas y aburridísimas discusiones en los foros psicológicos. Uno puede sentarse y contemplar como vuelan, cual objetos contundentes en una pelea de bar, los términos “DSM”, “estigmatización”, “laboratorios”, “subjetividad”, entre alusiones veladas a la profesión de la madre del profesional que sostiene la opinión contraria.
No hay un solo sistema de diagnóstico (si bien el DSM quizá sea el más conocido), como tampoco hay una sola manera de llevarlo a cabo. Y al final del día, un diagnóstico puede ayudar mucho a una persona que sufre (asegurándole un tratamiento en lugar de otro, por ejemplo) -o fastidiarla para todo el viaje (asegurándole un tratamiento en lugar de otro, por ejemplo…).
No hay un solo sistema de diagnóstico
Lo cierto es que estemos a favor o en contra de su existencia, los diagnósticos son moneda corriente e ineludible dentro del ámbito psi, y hay algunos puntos que se pueden tener en cuenta para que sea una herramienta útil dentro del proceder psicológico.
A continuación, y porque los cuidamos y los queremos, compartimos con ustedes una serie de consejos breves respecto al noble y a veces ingrato oficio de diagnosticar a otros seres humanos, por parte de A. Frances, que ha dedicado una buena parte de su vida a trabajar sobre ello. Esperamos que les sean útiles.
1) Cuanto menos severa es la presentación del caso, más difícil es de diagnosticar. No hay una línea que separe claramente la populosa frontera entre el trastorno mental y la normalidad. Los problemas más moderados a menudo se resuelven espontánteamente y sin necesidad de diagnóstico ni tratamiento.
2) Ante la duda, es más seguro y más acertado infra-diagnosticar. Es más fácil incrementar luego la gravedad del diagnóstico que bajar la severidad de un diagnóstico ya realizado.
3) Los niños y adolescentes son especialmente difíciles de diagnosticar. Su historial es breve, tienen diversas tasas de maduración, pueden estar usando drogas, y son muy reactivos a estresores familiares y ambientales. El diagnóstico inicial probablemente sea inestable e inapropiado.
Tomate el tiempo y el esfuerzo. Lleva tiempo efectuar el diagnóstico correcto
4) Los ancianos también son difíciles de diagnosticar. Sus síntomas psiquiátricos pueden estar causados por enfermedades médicas y neurológicas y son propensos a los efectos secundarios, interacciones y sobredosis de los medicamentos.
5) Tomate el tiempo y el esfuerzo. Lleva tiempo efectuar el diagnóstico correcto –dedica el tiempo adecuado para cada entrevista y repite las entrevistas a lo largo del tiempo para ver cómo las cosas van evolucionando. Excepto en presentaciones “clásicas”, un diagnóstico rápido es usualmente un diagnóstico incorrecto.
6) Obtene toda la información que puedas. Nunca una sola fuente es completa. La triangulación de datos de múltiples fuentes de información lleva a un diagnóstico más confiable.
7) Considerá diagnósticos previos –pero no los creas ciegamente. Basados en su duración, los diagnósticos incorrectos tienen una vida media extensa y una desafortunada capacidad de permanencia. Siempre hacé tu propia evaluación cuidadosa del curso longitudinal completo de la persona.
8) Revisa constantemente el diagnóstico. Esto es especialmente necesario cuando alguien no se está beneficiando del tratamiento basado en ese diagnóstico. Los clínicos pueden tener “visión de túnel” una vez que han fijado un diagnóstico, creyéndolo ciegamente y permaneciendo inmunes a toda información contradictoria al mismo.
Revisa constantemente el diagnóstico
9) Hipócrates dijo que conocer al paciente es tan importante como conocer la enfermedad. No te enredes tanto en los detalles de los síntomas como para perderte el contexto en el cual ocurren.
10) “Si oís ruido de cascos, pensá en caballos, no en cebras!” Esto es, cuando estés en duda, elegí lo más probable. Los diagnósticos exóticos pueden ser atrayentes, pero casi nunca se ven en la clínica. Quedate con los usuales.
11) Un diagnóstico acertado puede acarrear grandes beneficios; un diagnóstico inapropiado puede ser desastroso.
12) Recordá siempre el duradero dictamen de Hipócrates: ante todo, no dañar.
(Extraído de “Essentials Of Psychiatric Diagnosis”, por Allen J. Frances” y traducido por Fabián Maero)
Imagen: Martin Reynolds
1 comentario
Hay psiquiatras que el punto 12 se lo pasan por donde mejor les cabe; en mi caso una psiquiatra empezo diciendo “a mi siempre me parecio que tenias esto, y no eso que te dice fulanita” (me paso cuando pedi una segunda opinion debido a que una psicologa colega suya -que se habìa salteado al menos los puntos 2, 5, 6 , 8, 9 , el 11 y consecuentemente tambien el 12- me queria atribuir sintomas de una enfermedad que despues me di cuenta que no tengo)
Y despues de ver un papel donde personal hospitalario en una visita de 20 minutos anoto algo mal y sin chequear, esta psiquiatra paso repentinamente a tratar de ajustar todo mi historial de vida en esa otra etiqueta. Todo lo que yo decìa o trataba de explicar, segun ella eran “negaciones” o “mentiras” y hasta me recomendo pedir pension porque “con esa enfermedad nunca te van a tomar en ningun trabajo”.
La psiquiatra parecia mas loca, paranoica e incoherente que cualquier persona bajo tratamiento psiquiatrico que vi hasta ahora.
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