Conocemos el embarazo como un proceso que comienza con la implantación del cigoto en el útero materno y concluye en el momento del alumbramiento, cuando el bebé es finalmente expulsado del cuerpo de la madre para comenzar su desarrollo de forma independiente a éste.
A lo largo de este periodo, que en la especie humana tiene una duración aproximada de unas 38 semanas (alrededor de 9 meses), en el cuerpo de la madre se producen toda una serie de cambios físicos con el objetivo de contribuir al óptimo desarrollo del feto en gestación.
Algunos de esos cambios son de carácter morfológico, ya que el útero multiplica su tamaño por 20 para poder adaptarse al crecimiento del feto, lo que se traduce en un aumento visible del tamaño del vientre femenino.
También se produce un aumento de tamaño en las mamas, en relación con la preparación para la futura lactancia.
Además, durante el embarazo se producen algunos cambios físicos que no están directamente relacionados con el desarrollo del feto, pero que sí son un producto del propio proceso, como el incremento de peso en la madre, la hinchazón de algunas extremidades (sobre todo, tobillos, al constituir el soporte del resto del cuerpo) o síntomas como mareos y náuseas, especialmente en el primer trimestre.
¿Qué tipo de dificultades se pueden presentar durante el embarazo?
A lo largo del embarazo se pueden presentar toda una serie de dificultades a nivel físico/biológico, social/laboral y psicológico, siendo que las dos primeras siempre podrán estar relacionadas y tener implicaciones a nivel psicológico.
Físico/biológico
Durante el embarazo se dan algunos cambios morfológicos que ya hemos mencionado, pero también se producen alteraciones hormonales (por ejemplo, cambios en la hormona tiroidea), disminución de los niveles de calcio y hierro, e incluso una caída temporal del cabello.
Todos estos cambios tienen un impacto en el estado anímico de la madre, siendo necesario buscar la regulación necesaria de aquellos elementos alterados para tratar de compensar los déficits o excesos en el cuerpo materno y, por ende, sus consecuencias.
Cuando esta compensación no se da, es frecuente encontrar que la madre se siente fatigada, cansada, desmotivada y con escasa vitalidad para llevar a cabo sus actividades cotidianas.
También durante este periodo son frecuentes los conocidos “antojos”, una búsqueda especial de un alimento particular que permite aliviar y reducir síntomas ansiosos que la madre pueda estar experimentando en el momento en que aparece dicho “capricho”.
Por otro lado, las dificultades en la concepción (abortos espontáneos anteriores, problemas de fertilidad, etc.) pueden añadir un componente ansioso, sobre todo durante el primer trimestre del embarazo.
Social/laboral
El embarazo en la actualidad puede vivirse de múltiples formas: en pareja de sexos opuestos, en pareja del mismo sexo, o como familia uniparental, entre otras muchas opciones posibles.
En cualquier caso, el embarazo es un proceso que tiene implicaciones a nivel social, ya que numerosos estudios demuestran que los embarazos que se desarrollan de forma más saludable son aquellos en los que la madre cuenta con una sólida red de apoyo social percibido. Esta red contribuye a un aumento del bienestar y una reducción del estrés relacionado con la futura crianza.
Por otra parte, cabe mencionar que no todos los países ni todas las culturas aceptan del mismo modo que una mujer comunique un embarazo, y esta variabilidad puede llevar a una comprensión total de la situación, con el consiguiente soporte y flexibilidad para adaptarse a las necesidades de la mujer (durante el embarazo y posteriormente, facilitando la conciliación) o al establecimiento de trabas que puedan obligar a abandonar el puesto de trabajo en pos de la crianza.
Psicológico
Durante el embarazo, los dos apartados anteriores tienen ineludiblemente implicaciones a nivel psicológico en la mujer embarazada, pero además podemos encontrar problemas de autoestima, inseguridad, desconfianza sobre sus habilidades/competencias futuras y temor a la interrupción del embarazo (sobre todo, cuando ya han existido pérdidas anteriores).
¿Cómo se pueden abordar estas dificultades durante el embarazo?
Durante el embarazo, el primer paso para abordar las dificultades psicológicas es descartar inicialmente un determinante físico (como los bajos niveles de hierro o calcio, entre otros).
Con frecuencia, la resolución de estos cambios físicos conlleva una mejora sustancial del estado anímico de la embarazada, razón por la que los profesionales de la salud debemos situar este nivel de exploración como una prioridad.
Si observamos que los cambios físicos están siendo adecuadamente abordados, entonces pasaremos a trabajar qué factores sociales y psicológicos pueden estar afectando al proceso y con qué recursos contamos para poder afrontarlos.
Nuestra labor principal consistirá en proporcionar un sistema de apoyo para que la persona embarazada pueda comunicar de forma libre y en confianza sus temores y preocupaciones relacionados con el embarazo o con elementos adyacentes y, a su vez, ofreceremos técnicas de relajación, de manejo de estrés y de resolución del conflicto que permitan aumentar la confianza en sí mismas y en sus capacidades como futuras mamás.