El término “workaholic”, “adicto al trabajo” o “ergomaníaco” fue acuñado por primera vez en 1968 por el psicólogo estadounidense Wayne Oates, quien también reconoció que sufría de esta adicción. Muchos creen que está incluida en los manuales psiquiátricos, pero en realidad es un diagnóstico que actualmente no está reconocido por la comunidad científica. Aún así, diversas investigaciones psicológicas han intentado distinguir a las personas que simplemente son dedicadas al trabajo de los verdaderos “adictos”. Estos son los descubrimientos:
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Las personas que sufren de esta condición no solo trabajan compulsivamente, sino que también lo hacen con poco disfrute.
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Las pruebas diagnósticas más recientes destacan que las personas adictas al trabajo también sufren de abstinencia al igual que las personas que sufren de adicción al juego o a la cocaína.
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La adicción al trabajo puede tener efectos físicos y emocionales, entre los que se destacan: problemas de sueño, aumento de peso, elevada presión sanguínea, ansiedad y depresión.
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Esta adicción también puede deteriorar la relación de pareja. Los cónyuges de los adictos al trabajo reportan mayor insatisfacción con sus matrimonios.
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Tener un padre adicto al trabajo también tiene graves repercusiones en los hijos. Se encontró que los niños cuyos padres padecen esta adicción puntuaron 72% más alto en las escalas de depresión que los hijos de alcohólicos. También exhibieron niveles más graves de “parentificación”, un término que utilizan los terapeutas de familia para referirse a los hijos que “son los padres de sus propios padres y sacrifican sus propias necesidades para acomodar y atender las necesidades emocionales y actividades de los padres u otros miembros de la familia.”
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Un reciente estudio estima que cerca del 10% de los adultos de EE.UU podría calificar para el diagnóstico de adicción al trabajo.
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¿Cuales son las profesiones que más se relacionan con la adicción al trabajo? Datos recientes sugieren que es 23% más frecuente entre los abogados, doctores y psicólogos.
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Uno de los pocos estudios económicos sobre esta temática encontró que las personas educadas y ricas eran mucho más propensas que los estadounidenses de bajos ingresos a posponer la jubilación, lo cual es una posible señal de adicción al trabajo.
Fuente: TheAtlantic
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Hoy salió un artículo en el diario online La Capital, de Rosario (Arg.) relacionado con este asunto, en el cual informan sobre la muerte de “un joven alemán de 21 años que hacía una pasantía en una oficina londinense del banco de inversión Bank of America Merrill Lynch”, y alegan como posible causa de muerte el hecho de que había trabajado por 72 horas sin parar (aun faltan los resultados de la autopsia).
En la noticia se lee que un pasante dijo al diario The Independent: “Ves a gente con los ojos vidriosos y bebiendo cafeína para aguantar, pero nadie se queja porque las recompensas potenciales son enormes. Competimos por trabajos muy bien pagados”.
Les dejo el link para seguir leyendo: http://www.lacapital.com.ar/informacion-gral/Murio-pasante-bancario-tras-trabajar-72-horas-sin-parar-20130823-0015.html
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