Cambiar el momento de despertar y hacerlo solo una hora más temprano puede ser muy beneficioso para la salud mental: tras un estudio genético, investigadores encontraron que esta modificación es suficiente para reducir el riesgo de depresión mayor en un 23% (Daghlas et al., 2021).
Por qué es importante
Con la pandemia y la adaptación a nuevas formas de trabajar, estudiar y usar el tiempo, muchas personas han experimentado cambios en los horarios de sueño, por lo general retrasando el momento de ir a la cama y, consecuentemente, de despertarse. En este contexto también ha aumentado el tiempo de exposición a las pantallas y la luz que reflejan. La evidencia existente sugiere que quienes son más activos en el horario nocturno consumen más alcohol, cigarrillos y cafeína, son más propensos a tener un trastorno psicológico, diabetes, enfermedades respiratorias y gastrointestinales; y. Por otro lado, un estudio en el que se hizo un seguimiento de cuatro años a 32.000 enfermeras reveló que las personas “madrugadoras” tenían hasta un 27% menos probabilidades de desarrollar depresión en ese tiempo.
Estudios observacionales anteriores han demostrado que los noctámbulos tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión que los madrugadores, independientemente del tiempo que duerman. Pero debido a que los trastornos del estado de ánimo en sí mismos pueden alterar los patrones de sueño, los investigadores han tenido dificultades para descifrar qué causa qué.
Daglas y sus colegas quisieron averiguar si cambiar el momento en que la persona se va a dormir tiene realmente un efecto protector y, en su caso, cuán grande debe ser el cambio para considerarlo beneficioso.
Qué metodología usaron
Los investigadores recurrieron a los datos recopilados de la compañía de pruebas de ADN 23 and Me y la base de datos biomédica UK Biobank. En total, obtuvieron información de más de 840.000 personas, incluidos datos de 85.000 que habían usado rastreadores de sueño portátiles durante 7 días y 250.000 que habían llenado cuestionarios de preferencia de sueño. Luego utilizaron un método llamado “aleatorización mendeliana” que aprovecha las asociaciones genéticas para ayudar a descifrar la causa y el efecto. Explican los autores que nuestra genética se establece al nacer, por lo que algunos de los sesgos que afectan a otros tipos de investigación epidemiológica no suelen afectar a los estudios genéticos.
Más de 340 variantes genéticas comunes (incluidas las variantes del denominado “gen reloj” PER2 influyen en el cronotipo de una persona, y la genética explica colectivamente entre el 12% y el 42% de nuestra preferencia por el tiempo de sueño.
En la muestra más grande analizada, aproximadamente un tercio de los sujetos encuestados se autoidentificaron como “alondras matutinas”, el 9% como noctámbulos y el resto estaba en el medio. En general, el punto medio del sueño promedio fue a las 3 a.m., lo que significa que las personas iban a la cama a las 11 p.m. y se levantaban a las 6 a.m.
Con esta información, los investigadores recurrieron a una muestra diferente que incluía información genética junto con registros médicos y de prescripción anónimos y encuestas sobre diagnósticos de trastorno depresivo mayor. La pregunta que buscaron responder en ese momento fue si aquellos que tienen variantes genéticas que los predisponen a ser madrugadores también tienen menor riesgo de sufrir depresión. La respuesta hallada fue un firme sí.
Qué encontraron
Cuando el punto medio del sueño se ubicaba una hora antes, el riesgo de padecer trastorno depresivo mayor se reducía en un 23%. Este hallazgo sugiere que si alguien que normalmente se acuesta a la 1 a.m. empieza a acostarse a la medianoche y duerme el mismo tiempo, podría reducir su riesgo en un 23%; y si se va a la cama a las 11 p.m., podrían reducirlo en aproximadamente un 40%.
El estudio no deja en claro si las personas que ya son madrugadoras también podrían verse beneficiadas si se levantan más temprano; pero para aquellos en el rango intermedio o en el rango de la noche, probablemente cambiar el horario de dormir por uno más temprano les resultaría beneficioso.
Cómo se explica este efecto
Algunas investigaciones sugieren que tener mayor exposición a la luz durante el día da como resultado una cascada de impactos hormonales que pueden influir en el estado de ánimo.
Otros señalan que tener un reloj biológico, o un ritmo circadiano, con tendencias diferentes a las de la mayoría de las personas, puede ser en sí mismo deprimente, pues vivimos en una sociedad diseñada para las personas madrugadoras.
Los autores destacan que es necesario un gran ensayo clínico aleatorizado para determinar definitivamente si acostarse más temprano puede reducir la depresión. El presente estudio da una fuerte evidencia del efecto causal de la hora del sueño sobre la depresión.
Finalmente, aconsejan mantener los “días brillantes y las noches oscuras” a aquellas personas que quieran cambiar a un horario de sueño más temprano, y atenuar el uso de los dispositivos por la noche.
Referencia bibliográfica: Daghlas, I., Lane, J. M., Saxena, R., & Vetter, C. (2021). Genetically Proxied Diurnal Preference, Sleep Timing, and Risk of Major Depressive Disorder. JAMA Psychiatry . https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2021.0959
Fuente: Science Daily