¿Cómo se asocian los desórdenes del ciclo del sueño con el consumo de sustancias como alcohol, tabaco y drogas ilícitas?
Un estudio hecho público en la plataforma Science Daily sugiere que, al menos en atletas universitarios, podría existir una fuerte relación; de hecho, tener problemas para dormir podría predecir en esa población una mayor tendencia al consumo de sustancias tanto controladas como ilegales y prohibidas.
Los resultados de la investigación muestran en términos estadísticos que los atletas universitarios que presentan problemas en su ciclo de sueño son un 151% más propensos al consumo de tabaco, 36% más propensos al consumo de alcohol y 66% más propensos a fumar marihuana.
También se determinó una tendencia estimada en 317% en relación con el uso de metanfetaminas, 349% respecto al uso de cocaína y una propensión del 175% al uso de esteroides
Para Michael Grandner, autor del estudio y director del Programa de Investigación de Sueño y Salud de la Universidad de Arizona (Tucson), lo más sorprendente de estos resultados es la consistencia con la cual los desórdenes del sueño pueden predecir en atletas universitarios el incremento en el uso de una variedad tan amplia de sustancias.
“Los problemas para dormir son bastante comunes entre estudiantes y especialmente entre los que son atletas”, dijo además Chloe Warlick, miembro del equipo de estudio y asistente en el Programa de Investigación de Sueño y Salud.
“El uso de sustancias is también un problema de salud pública mayor. Estos resultados no solo resaltan el importante vínculo existente entre los desórdenes del sueño y el consumo de sustancias, también muestran que esta relación es de hecho muy fuerte, incluso entre estudiantes atletas”.
El estudio incluyó un análisis de los datos de una encuesta completada entre 2011 y 2014 por 8.683 estudiantes atletas en universidades de los Estados Unidos
Como parte de la National College Health Assessment (Asamblea Nacional de Salud Universitaria) realizada por la American College Health Association, se preguntó a los participantes si en los últimos 12 meses las “dificultades para dormir” habían sido “traumáticas o muy difíciles de manejar”. A los estudiantes también se les preguntó si habían usado una lista de sustancias específicas en los últimos 30 días.
Grandner considera que estos resultados no solo acarrean implicaciones de valor para la salud estudiantil sino también para el rendimiento de los atletas, ya que conocer la asociación entre los problemas del sueño y el abuso de sustancias podría ser beneficioso para los entrenadores, los físicoterapeutas y los físicos, de manera que puedan tomarse medidas para mejor el desempeño deportivo.
Los autores concluyen que las intervenciones enfocadas en el ciclo del sueño deben ser evaluadas previamente para determinar si su aplicación puede reducir o incrementar el uso de sustancias psicoactivas.
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