El hábito de tomar el desayuno en familia, una practica casi extinta por el ritmo acelerado en el que vivimos, promueve una imagen corporal positiva en los niños y adolescentes. Un efecto no menor tomando en cuenta que ellos son especialmente vulnerables a la presión social de la apariencia física.
El estudio, disponible en Social Work in Public Health, que encontró este efecto fue realizado por la Universidad de Missouri Center y contó con la participación de 12,000 estudiantes de 300 escuelas distribuidas en todos los estados de Estados Unidos.
Los autores encontraron que los niños tenían más probabilidades de comer su desayuno que las niñas. Del total, más de la mitad de los estudiantes comía el desayuno por lo menos cinco días a la semana, 17 por ciento no comía desayuno y el 30 por ciento comía desayuno menos de cinco veces de la semana. Con estos datos también se descubrió una asociación entre tomar el desayuno (la comida más importante del día) con uno o ambos padres y una imagen corporal positiva, lo que al mismo se traduce en un beneficio para la salud y bienestar de los niños y adolescentes.
Las conductas de salud de los padres tienen efectos a largo plazo en la vida de sus hijos y el desayuno es una buena oportunidad para reforzar ese vinculo y crear hábitos más saludables de alimentación. Aun cuando parezca imposible, es necesario que estos hábitos se pongan en práctica. Hay que buscar las oportunidades para aprovechar ese momento especial para compartir y proteger a los niños y adolescentes.
Referencia del estudio original: Ramseyer Winter, V., Jones, A., & O’Neill, E. (2019). Eating Breakfast and Family Meals in Adolescence: The Role of Body Image. Social Work in Public Health, 1–9. https://doi.org/10.1080/19371918.2019.1575314
Fuente: Psychcentral