La detección temprana del autismo puede ser muy importante, tanto para quien lo presenta como para su familia.
Un estudio encontró que la estabilidad del diagnóstico era alta a partir de los 14 meses. Una vez realizado el diagnóstico las probabilidades de mostrar niveles típicos a los 3 años se veía reducida (Pierce et al., 2019) Pero el diagnóstico suele realizarse en promedio a los 4 años, y es aún más difícil el diagnóstico de autismo en las mujeres.
Son interesantes los resultados de una nueva investigación que utilizó un dispositivo infrarrojo de seguimiento ocular para ayudar a mejorar la precisión y la puntualidad para la detección del trastorno del espectro autista (TEA) en niños (Sadria, Karimi, & Layton, 2019).
En el estudio, los investigadores de la Universidad de Waterloo caracterizaron cómo los niños con TEA escanean la cara de una persona de manera diferente a un niño neuro-típico. Sobre la base de los hallazgos, los investigadores pudieron desarrollar una técnica que considera cómo un niño con TEA hace la transición de una parte de la cara de una persona a otra.
Según los desarrolladores, el uso de esta tecnología hace que el proceso de diagnóstico sea menos estresante para los niños y, si se combina con los métodos manuales existentes, podría ayudar a los médicos a evitar un falso positivo en el diagnóstico de autismo.
“Los enfoques actuales para determinar si alguien tiene autismo no son realmente amigables para los niños. Nuestro método permite que el diagnóstico se realice más fácilmente y con menos posibilidad de errores. La nueva técnica se puede utilizar en todos los diagnósticos de TEA, pero creemos que es particularmente efectiva para niños,” dijo el autor del estudio, Mehrshad Sadria, estudiante de posgrado en el Departamento de Matemáticas Aplicadas de Waterloo.
Al desarrollar la nueva técnica, los investigadores evaluaron a 17 niños con TEA y 23 niños neuro-típicos. Las edades cronológicas medias del grupo con TEA y del grupo neuro-típicos fueron 5.5 y 4.8 años, respectivamente.
A cada participante se les mostraron 44 fotografías de caras en una pantalla de 19 pulgadas, integradas en un sistema de seguimiento ocular. El dispositivo infrarrojo interpretó e identificó las ubicaciones en los estímulos a los que cada niño estaba mirando a través de la emisión y el reflejo de la onda del iris.
Las imágenes se dividieron en siete áreas clave de interés (ACI) en las que los participantes enfocaron su mirada: debajo del ojo derecho, ojo derecho, debajo del ojo izquierdo, ojo izquierdo, nariz, boca y otras partes de la pantalla.
Los investigadores querían saber más que cuánto tiempo pasaban los participantes mirando cada ACI, pero también querían saber cómo movían los ojos y escaneaban las caras. Para obtener esa información, utilizaron cuatro conceptos diferentes del análisis de redes para evaluar el grado variable de importancia que los niños asignaron a las siete ACI al explorar las características faciales.
El primer concepto determina el número de otras ACI a las que el participante mueve directamente sus ojos hacia y desde una ACI particular. El segundo concepto analiza con qué frecuencia se involucra un ACI en particular cuando el participante mueve sus ojos entre otros dos ACI tan rápido como fuera posible.
El tercer concepto está relacionado con la rapidez con la que uno puede mover sus ojos de una ACI particular a otras ACI. El cuarto concepto mide la importancia de un ACI, en el contexto del movimiento ocular y el escaneo facial, por el número de ACI importantes con las que comparte transiciones directas.
Actualmente, las dos formas más aceptadas para evaluar el TEA incluyen un cuestionario o una evaluación de un psicólogo. En este artículo podés leer un poco más sobre el ADOS-2, utilizado como herramienta para el diagnóstico de estos trastornos.
“Nuestra técnica no es solo sobre el comportamiento o si un niño se está enfocando en la boca o los ojos. Se trata de cómo un niño mira todo.” Es mucho más fácil para los niños simplemente mirar algo, como la cara animada de un perro, que llenar un cuestionario o ser evaluados por un psicólogo”, dijo la Dra. Anita Layton, profesora de Matemáticas Aplicadas, Farmacia y Biología en Waterloo y supervisora de Sadria. Ella también señala que en ocasiones, los comportamientos se deterioran con el tiempo y esto constituye un desafío para los psicólogos pues es posible que el niño comience a mostrar signos de autismo unos años después.
Referencias de los estudios:
Pierce, K., Gazestani, V. H., Bacon, E., Barnes, C. C., Cha, D., Nalabolu, S., … Courchesne, E. (2019). Evaluation of the Diagnostic Stability of the Early Autism Spectrum Disorder Phenotype in the General Population Starting at 12 Months. JAMA Pediatrics. https://doi.org/10.1001/jamapediatrics.2019.0624
Sadria, M., Karimi, S., & Layton, A. T. (2019). Network centrality analysis of eye-gaze data in autism spectrum disorder. Computers in Biology and Medicine, 111, 103332. https://doi.org/10.1016/j.compbiomed.2019.103332
Fuente: PsychCentral