La experiencia depresiva
La persona deprimida tiene una visión constreñida de su realidad que le lleva a contactar de un modo inhibido e incluso a interrumpir el contacto con su entorno más inmediato como puedan ser las personas más significativas.
El ser humano se encuentra en transformación permanente en su contacto o interacción con el entorno. En este campo organismo-entorno es dónde se van a producir determinadas formas de la experiencia; una de ellas es la experiencia depresiva.
Como ha sido mencionado anteriormente, quienes viven una experiencia depresiva (lo que generalmente se entiende como ‘sufrir una depresión’) como consecuencia de su imposibilidad para interactuar (contactar) con su entorno, se encierran en si mismos siendo incapaces de ver solución alguna a su inmenso y doloroso malestar. Estas personas, y en estas circunstancias, sienten como ajeno todo aquello que sucede a su alrededor, algo lejano e imposible de alcanzar. Surge así un aislamiento emocional e interpersonal y la soledad puede asociarse como un síntoma más en esta experiencia depresiva.
En la experiencia depresiva la persona se encuentra aislada
Cuando se instaura y asienta el proceso es frecuente que quien lo sufre se exprese con frases como: “no sé qué tengo, pero no estoy bien”; “si todo va bien aparentemente, ¿por qué me encuentro así?”; “nadie me comprende”; “soy un estorbo”; “¿cómo se puede convivir con una persona en mi estado?”; “me gustaría ser como los demás, que no sufren como yo”, y así un largo etcétera de lamentos y reproches hacia uno mismo cuando no dirigidos al entorno.
Conforme evoluciona la depresión, se entra en un círculo vicioso de malestar, tristeza, sentimiento de culpa, falta de apoyo y la sensación de un vacío que nada ni nadie puede llenar. Es un estatus metafóricamente comparable a la sensación de estar dentro de un pozo sin capacidad para salir por si mismo y ni siquiera saber por donde intentarlo. Llegado a esta situación tan dramática y extrema, el deprimido puede plantearse incluso el suicidio.
En la experiencia depresiva la persona se encuentra aislada –también encerrada en si misma– con la impotencia que supone querer pero no poder hacer nada por cambiar la situación que le atormenta. El deprimido es incapaz para apoyarse en sus propios recursos y realizar cambios que le permitan encontrar una solución creativa. Es muy probable que no se dé cuenta de cómo llegó a su penosa situación ni tampoco de las posibilidades que el entorno puede ofrecerle y, no sólo eso, en el caso de encontarlas difícilmente llegue a tomar una decisión que le permita hacer un cambio.
Depresión y Ajuste Creativo
El ser humano, en un momento y circunstancia de extrema dificultad en su vida como es la experiencia depresiva, tiende a construir una respuesta apropiada a dicha situación, una respuesta que incluirá ingredientes físicos, corporales, afectivos, emocionales, representacionales, motores, mentales, relacionales, etcétera, que crearán una forma adecuada al contexto en que surge, a fin de resolver la dificultad que se atraviesa del mejor modo posible y de acuerdo con la capacidad de que se dispone.
Ayudar al paciente a ampliar sus posibilidades, recursos y capacidades
Es por ello que, en términos de Terapia Gestalt, contemplo la experiencia depresiva como un ajuste creador, es decir, la respuesta más apropiada que la persona puede dar en un momento dado y unas circunstancias concretas de acuerdo con sus capacidades. Este ajuste creador es, en suma, una respuesta creativa dada por el individuo en su contacto con el entorno (su mundo), respuesta que no tiene por qué ser necesariamente la mejor pero, sin duda, será la más adecuada en ese momento dado.
Mediante el ajuste creador, el organismo (sujeto) crea el mundo (entorno) y lo transforma al mismo tiempo que, en base una acción simétrica y simultánea, es el entorno quien transforma al organismo. O como dice Jean-Marie Robine, citando a su vez a Perls y Goodman: “el ajuste creador es en un mismo acto, transformado y transformador”.
El trabajo terapéutico (la labor del terapeuta gestalt con un paciente) en una depresión o experiencia depresiva, no debe consistir en luchar contra el trastorno o limitarse a eliminar los síntomas, sino ayudar al paciente a ampliar sus posibilidades, recursos y capacidades para que no repita una vez tras otra unas formas rígidas aprendidas que quizás fueran útiles en momentos puntuales de su pasado, pero que son inadecuadas en el momento actual y tal vez sean las mismas que le han conducido a la situación que ahora padece.
Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es
Imagen: Anniebrieggs
1 comentario
Un terapeuta gestalt no puede tratar una depresión. Quizà debería quedar claro en el artículo.
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