La alimentación juega un rol crucial en la salud mental, emocional y cognitiva. Recientes estudios subrayan la significativa influencia de ciertos alimentos en la probabilidad de padecer depresión. El estudio publicado en la revista Clinical Nutrition reveló que una dieta rica en productos altamente procesados está asociada con un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos.
El trastorno de depresión mayor es una condición mental seria, que afecta a millones de personas y representa una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Su impacto se extiende más allá del individuo, afectando también la esfera familiar, social y laboral. Los síntomas afectivos incluyen sentimientos profundos y persistentes de tristeza, desesperanza y falta de interés en las actividades que antes disfrutaban. Asimismo, puede provocar manifestaciones físicas como desregulaciones en el sueño, el apetito, en los niveles de concentración y la energía.
La depresión se desarrolla debido a una combinación de factores psicológicos, genéticos, biológicos y ambientales. En esta última categoría, se destaca el consumo de alimentos altamente procesados, los cuales son alterados industrialmente y contienen ingredientes como: endulzantes, preservativos, sabores artificiales, colorantes, entre otros, los cuales no se encuentran en la cocina natural. Ejemplos comunes incluyen comidas instantáneas, refrescos y dulces empaquetados, que son populares por su convivencia, sabor y accesibilidad económica. No obstante, la inquietud sobre estos ingredientes poco nutrimentales ha aumentado de manera significativa.
Existen múltiples estudios que ya han demostrado cómo es que una dieta saludable puede reducir el riesgo de padecer depresión. Sin embargo, aún hacían falta estudios a gran escala sobre el impacto de la comida procesada en la depresión, especialmente en comunidades de estratos socioeconómicos medianos-bajos, como Brasil.
Al abordar esta brecha, los investigadores proporcionan una comprensión más profunda que respalda la formulación de políticas nutricionales públicas beneficiosas.
André de Oliveira, autor del estudio, menciona que desde su etapa de licenciatura se ha intrigado por la correlación entre salud, conductas sedentarias, conductas físicamente activas y los efectos que se generan en la salud mental. “A pesar de que ya existe información que subraya la relevancia de ciertos aspectos – como el consumo de azúcar, incremento de nutrientes, dieta Mediterránea, entre otros – la clasificación de alimentos basada en el nivel de procesos industriales y propósito (Clasificación Nova) ha introducido un nuevo paradigma en el campo” comparte Oliveira. “En definitiva, hay muchas características de los alimentos ultra procesados que se pueden asociar con la aparición de síntomas depresivos”.
El estudio utilizó datos del grupo NutriNet Brasil, un proyecto de investigación a gran escala que explora patrones de dieta y enfermedades crónicas en Brasil. El grupo focal se conformó por adultos de 18 años, que accedieron a completar formularios en línea para recabar información sobre su dieta, estado de salud, características sociodemográficas, estilo de vida, consumo de tabaco y/o alcohol. La ingesta dietética se evaluó utilizando la herramienta Nova 24, que clasifica los alimentos según la clasificación Nova.
Esta clasificación distingue entre alimentos no procesados, o mínimamente procesados, ingredientes culinarios procesados, alimentos procesados y ultraprocesados. Se dio seguimiento a la ingesta alimenticia de cada participante a los 6 y a los 12 meses de iniciar con la convocatoria, para establecer una línea base. Por otro lado, los síntomas depresivos con el Cuestionario de salud del paciente de 2 ítems (PHQ-2; Patient Health Questionnaire) a los 14 meses. Aquellos que no tenían ningún diagnóstico previo de depresión y obtuvieron menos de 3 puntos en el PHQ-2, avanzaron a las siguientes etapas de un seguimiento más detallado, empleando el PHQ-9 (Cuestionario de salud del paciente de 9 ítems).
De esta forma, los investigadores pudieron monitorear la aparición de síntomas depresivos a lo largo del tiempo. La muestra final consistió de 15,960 participantes; quienes no contaban con ningún síntoma depresivo, completaron los cuestionarios de salud y los seguimientos nutrimentales.
Los resultados mostraron una clara correlación entre el alto consumo de alimentos ultra procesados y la aparición de síntomas depresivos. Aquellos integrantes que mantuvieron una alta ingesta de productos ultra procesados tenían un 42% más de riesgo de desarrollar síntomas depresivos, en comparación con los participantes que mantuvieron una ingesta muy reducida de estos alimentos. Cabe mencionar que, estos resultados permanecieron estables incluso cuando se ajustaron factores potenciales de confusión; así como nociones sociodemográficas, estilos de vida y calidad de dieta general. Además, se señaló una correlación del 10% entre el aumento en el consumo de alimentos procesados y un incremento del 10% en el riesgo de desarrollar síntomas depresivos.
En conjunto con el análisis de data de NutriNet Brasil, se condujo una revisión sistemática y un meta análisis para brindar un contexto más amplio de los resultados. De esta forma pudieron explorar 7 bases de datos, para encontrar grupos de estudio que también investigaban la relación entre alimentación procesada y síntomas depresivos. Consecuentemente, incluyeron 6 estudios que cumplían con los criterios establecidos. Aunque los diferentes estudios utilizaron diferentes variables de medición y herramientas de evaluación, coincidieron en la alta probabilidad de que el consumo de alimentos procesados esté asociado con un mayor riesgo de desarrollar depresión.
Al combinar estos datos, los investigadores lograron estimar un riesgo 32% más alto para desarrollar síntomas depresivos tras el consumo de alimentos procesados, en comparación con aquellos que mantenían una baja ingesta. Estos meta análisis reforzaron los hallazgos de NutriNet Brasil y subrayan la consistente asociación a través de distintas poblaciones y diseños de estudio.
“Tomando en cuenta los recientes estudios longitudinales, esperábamos una asociación entre la dieta alta en alimentos procesados y los síntomas depresivos, a pesar de que Brasil tiene un promedio más bajo de este consumo de comidas en comparación con Estados Unidos o Reino Unido. No obstante, el hecho de que los alimentos altamente procesados continúan manteniendo un efecto nocivo en la salud mental; incluso después de alterar numerosas variables que pueden sesgar los resultados, destaca la urgencia de crear estrategias para reducir el consumo de este tipo de dietas” (Werneck, 2024).
Ahora bien, el estudio también cuenta con limitaciones importantes. El tipo de muestreo fue no probabilístico e incluyó más participantes de estratos socioeconómicos altos, con acceso a internet, lo cual puede limitar la generalización de los resultados. Adicionalmente, debido a que los datos sobre el estilo de dieta y nivel de salud fueron autoinformados, están sujetos a sesgos de deseabilidad social y de recuerdo. Los integrantes podrían haber subestimado su propio consumo de alimentos no saludables. “A pesar de que utilizamos recordatorios dietéticos de 24 horas para estimar el consumo de alimentos procesados, existía la probabilidad de variación en cuanto al consumo real” comparte Werneck Adicionalmente, el estudio incluyó una revisión sistemática observacional, por lo que puede haber residuos de factores potenciales de confusión.
Werneck señala que, en un futuro, ciertos factores deben ser observados con más cuidado. Así como: inferencia causal, variación en el consumo, sesgos de memoria y deseabilidad social. En este sentido, Oliveira considera seguir explorando el contraste entre un estilo de vida activo y tendencias sedentarias, cómo esto interactúa con el consumo de alimentos saludables o altamente procesados y finalmente su relación con los síntomas depresivos.
Referencias:
- Werneck, A. O., Steele, E. M., Delpino, F. M., Lane, M. M., Marx, W., Jacka, F. N., Stubbs, B., Touvier, M., Srour, B., Louzada, M. L., Levy, R. B., & Monteiro, C. A. (2024). Adherence to the ultra-processed dietary pattern and risk of depressive outcomes: Findings from the NutriNet Brasil cohort study and an updated systematic review and meta-analysis. Clinical Nutrition, 43(5), 1190-1199. 10.1016/j.clnu.2024.03.028
- Dolan, E. (2024, May 27,). Huge study links ultra-processed foods to heightened depression risk. PSYPOST. https://www.psypost.org/huge-study-links-ultra-processed-foods-to-heightened-depression-risk/