Christina Caron para The New York Times:
Schreiber-Pan forma parte del creciente número de terapeutas que están realizando sus sesiones de terapia al aire libre y, en algunos casos, capacitando a otros psicólogos para que hagan lo mismo. Estos afirman que combinar la terapia tradicional que se basa en estar hablando y la naturaleza y el movimiento puede ayudar a los pacientes a que se sientan más abiertos, vean nuevas perspectivas y expresen sus sentimientos, todo esto mientras les ayudan a conectarse con el mundo exterior.
“Es una sensación de pertenecer a algo superior y yo creo que eso puede hacer que muchas personas logren entender muchas cosas”, comentó Schreiber-Pan. En el transcurso de la evolución del ser humano, este ha pasado gran parte del tiempo al aire libre, añadió, pero la vida moderna casi siempre implica estar en interiores mirando dispositivos digitales.
El artículo explora la noción de un “nuevo enfoque terapéutico”, aunque personalmente considero que no es esencial etiquetarlo de esa manera. La idea de alejarse del entorno clásico del consultorio terapéutico se plantea como una opción beneficiosa, especialmente cuando nuestra rutina diaria es tan exigente que nos impide apreciar incluso los momentos simples, como un tranquilo atardecer. No obstante, al considerar esta perspectiva, es crucial tener en cuenta ciertos aspectos adicionales.
Entre estos, se encuentran las consideraciones particulares asociadas con la terapia fuera del consultorio. La decisión de explorar entornos alternativos debe ser cuidadosamente evaluada, y creo que esta elección debería estar intrínsecamente ligada al objetivo específico de la sesión terapéutica. ¿Se busca fomentar la introspección en un entorno más relajado, o se pretende abordar situaciones específicas directamente relacionadas con el entorno externo? Cada contexto tiene sus propias implicaciones, y la elección entre permanecer en el consultorio o aventurarse fuera de él debe basarse en la alineación con los objetivos terapéuticos individuales.