Según la APA, la orientación sexual es una atracción afectiva, romántica, sexual o emocional permanente hacia otros. Es importante distinguirla del sexo biológico, el rol social del sexo (normas culturales de lo femenino y lo masculino) y la identidad sexual (sentido psicológico).
Mayormente, los psicólogos consideran que la orientación sexual no se puede cambiar y no es una elección voluntaria. Investigaciones indican que, al menos parcialmente, la orientación es biológica. En una clásica investigación, Simon LeVay (1991) descubrió diferencias en la estructura hipotalámica entre hombres heterosexuales y homosexuales. Lemay era un científico homosexual que quería investigar algo relacionado a su identidad, pero para evitar el sesgo, realizó el estudio sin saber cuáles de los donantes eran gays (Myers, 2006).
Otros estudios recientes también han encontrado diferencias entre los cerebros de personas heterosexuales y homosexuales. Savia y Lidström (2008) observaron diferencias en la asimetría cerebral y la conectividad funcional, por ejemplo.
La orientación sexual puede ser heterosexual exclusiva, homosexual exclusiva (a quienes se suele denominar gay, tanto a mujeres como a hombres, o lesbiana) o también encontramos variadas formas de bisexualidad (APA,).
La conducta sexual y la orientación sexual son diferentes ya que ésta última hace referencia al concepto de uno mismo y a los sentimientos. Por otro lado, en relación a la conducta sexual, las personas pueden o no expresar su orientación a través de la misma (APA,?).
Fuentes:
Asociación Americana de Psicología (APA), Orientación Sexual e Identidad de Género
Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana