La palabra estrés fue tomada de los términos de la ingeniería, donde se la utilizaba para referirse a “la resistencia producida en el interior de un objeto como consecuencia de una fuerza externa que actúa sobre el” (Farré Martí y cols., 2010 p. 576). En el ámbito de la biología fue utilizado por Walter Cannon en 1991 para referirse a cualquier estímulo nocivo cuya intervención perturbase la homeostasis de un organismo y activase los procesos autorreguladores (Mingote Adán y Pérez García, 2003).
Hans Selye fue quien, tras pasar 40 años investigando el estrés, hizo de éste un concepto de fundamental importancia para la psicología y la medicina (Myers, 2006). Selye definió al estrés como “la respuesta inespecífica del cuerpo a cualquier demanda realizada sobre él” (Selye, 1975, p. 14).
Lazarus (2000) define al estrés como una relación entre el poder para dañar, desafiar o amenazar que poseen las demandas ambientales y los recursos psicológicos que tiene el individuo. A esto se le agrega un componente importante, la valoración que hace la persona sobre la situación, es decir, si la encuentra amenazante o no.
Proceso por el cual evaluamos y hacemos frente a las amenazas y los desafíos del ambiente
Brannon y Feist (2001) resaltan tres puntos de la definición de Lazarus (2000): a) adopta una posición que se basa en la transacción persona-entorno para definir al estrés; b) resalta como elemento principal de la ya nombrada transacción, a la valoración que el individuo hace de la situación; c) Sostienen que la situación psicológica tiene que ser considerada por el sujeto como de amenaza, desafiante o de peligro.
Myers (2006, p. 532) define al estrés como “un proceso por el cual evaluamos y hacemos frente a las amenazas y los desafíos del ambiente” y agrega que, si bien el cuerpo del ser humano está preparado para resistir al estrés temporario, la prolongación de éste puede provocar deterioro físico. En relación a esto, cabe aclarar que el estrés no siempre es negativo ya que cumple un papel importante en la adaptación que debe realizar una persona a su medio. El estrés adecuado produce salud ya que aumenta la autoeficacia por medio del aprendizaje y de la consecución de habilidades nuevas (Mingote Adán y Pérez García, 2003).
La movilización bioquímica, síntomas y sensaciones de tensión experimentadas en la respuesta ante el estrés son muy similares, independientemente de la causa que motivó la reacción. El estrés va a estar determinado por el motivo al cual le atribuimos las sensaciones experimentadas más que por las sensaciones en sí (Farré Martí et al., 2010).
Fuentes:
Brannon, L. & Feist, J. (2001). Psicología de la Salud. Madrid: Parainfo.
Farré Martí, J., Fuentes, M., Bados, A., Bárez Villoria, M., Bayes Sopena, R., Brigos Hermida, B., Casas Hilari, J., Caseras, X., Comas Mongay, M., Creus, M., Estivill, E., Fora, F., García Rodríguez, J., Güell Roviralta, M., Guerra Díaz, D., Gutiérrez Ponce de León, F., Gutiérrez Rosado, M., Junqué Plaja, C., Giralt, M., Mira Solves, J., Pellicer, F., Raich, R., Riera Riera, J., del Río M., Romero, C., Sabanés, F., Carulla, L., Sender Romeo, R., Sureda Caldentey, B., Surribas Figuls, C., Toro, J., Torrubia Beltri, R., Pellicer, X. & Puig, C. (2010) Psicología para todos. Guía completa para el crecimiento personal. Relaciones de grupo, estrés y dolor, Barcelona: Oceano
Lazarus, S. R. (2000), Estrés y emoción. Manejo e implicaciones en nuestra salud, España: Desclée de Brouwer
Mingote Adán, J. C. & Pérez García, S. (2003) Estrés en la enfermería. El cuidado del cuidador, Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
Myers, D. (2006), Psicología 7a Edición, Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Selye, H. (1975), Stress without distress, Nueva York: The new American Library.
Imagen: Skittledog (Flickr)