Se han realizado muchos estudios que consisten en darles a los participantes información engañosa sobre un acontecimiento y luego tomarles un test de memoria. Como resultado se puede observar el efecto de la información errónea, es decir, el fenómeno donde, luego de haber expuesto a las personas a información sutilmente alterada, muchos recuerdan de manera equivocada lo sucedido. Recordaban un martillo en vez de destornillador, una señal de ‘ceda el paso’, en lugar de ‘pare’, la revista Vogue en vez de Mademoiselle, un hombre afeitado impecablemente en lugar de uno con barba, etc. (Loftus y cols, 1992).
Una de las personas que más ha investigado este fenómeno, Elizabeth Loftus, comenta que es más fácil introducir la información errónea a medida que el recuerdo se va desvaneciendo a causa del tiempo transcurrido (Loftus, 1992).
El efecto es tan involuntario que, luego de un tiempo, a las personas se les hace imposible discriminar entre sus recuerdos y los detalles que les fueron sugeridos (Schooler y cols. 1986). Un estudio les pidió un grupo de individuos tres años después, que recordaran cómo habían escuchado la noticia de la explosión del transbordador Challenger, y encontró inconsistencias significativas entre el informe original que habían hecho en el momento del acontecimiento y lo que recordaban luego de tres años (Neisser y Harsch,1992).
Fuente: Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana: Madrid