El “efecto Barnum”, también conocido como efecto Forer, es el nombre que se le da al fenómeno por el cual las personas voluntariamente dan su aprobación y aceptación a las interpretaciones de su personalidad, supuestamente derivadas de los resultados de determinados procedimientos de evaluación (Snyder, Shenkel, Randee, Lowery, 1977).
También se ha definido como la tendencia de la gente a aceptar afirmaciones vagas, ambiguas y que tienen altas probabilidades de ocurrir en la población general, como descriptores de su personalidad. El nombre se debe al famoso propietario de un circo cuya fórmula para el éxito consistía en siempre tener algo para todos (Snyder & Shenkel, 1976, citados en Dickson & Kelly 1985).
Por otro lado, el nombre alternativo se refiere a Bertram Forer (1948, citado en Serrani, 2015), el psicólogo que descubrió esta tendencia de la gente a aceptar descripciones que podrían ser aplicadas a la mayoría de las personas. El aplicó un test de personalidad a sus estudiantes y luego les dio la misma devolución a todos, pidiéndoles además que puntuaran la exactitud de la descripción del 0 al 5. El promedio que obtuvo de los estudiantes fue de 4,26.
Hace un tiempo, Fabián Maero escribió un artículo sobre el efecto Forer, y al principio de este puso el mismo texto que Forer utilizó como devolución para sus alumnos en su primer experimento, pidiendo a los lectores que puntuaran qué tan acertadamente les describía el texto. ¿Querés ver los resultados? Click aquí.