Según Bosqued (2008), el término burnout fue utilizado por primera vez por un psiquiatra de Estados Unidos, llamado Herbert Freudenberger, en el año 1974. Este hombre estaba trabajando como voluntario en una clínica para toxicómanos en Nueva York, y fue allí donde observó en el personal (incluyéndose a él mismo) que, aproximadamente luego de un año de trabajar allí, su actitud hacia el trabajo y su desempeño cambiaban. Resumidamente las actitudes que veía eran las siguientes: pérdida progresiva de energía, desmotivación laboral, cambios comportamentales hacia el paciente (menos sensibilidad y comprensión, trato frío y propensión a inculparlos por la complicación que sufrían) y síntomas de depresión y ansiedad.
Freudenberger (1974, citado en Bosqued, 2008, p. 19) lo definió como: “Un conjunto de síntomas médico-biológicos y psicosociales inespecíficos, que se desarrollan en la actividad laboral, como resultado de una demanda excesiva de energía”.
Tiempo después, Cristina Maslach oficializaría y haría trascender el término en la comunidad académica. Ella lo define como: “Un síndrome de cansancio emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir entre individuos que hacen alguna clase de trabajo con personas” (Maslach, 2003, p. 2).”
El síndrome de burnout es un padecimiento que afecta a la salud y a la calidad de vida laboral de una persona. Es una clase de estrés crónico que podría definirse como una respuesta psicofísica que da el individuo como consecuencia de esfuerzos frecuentes que culminan en resultados que éste considera como insuficientes e ineficaces. Todo esto le produce al sujeto exhaustividad, sensaciones de indefensión y retirada psicológica y en algunos casos, también física de la tarea. En fases avanzadas, la persona que padece este síndrome presenta sensación permanente de estar llegando al límite de sus energías o de venirse abajo (Bosqued, 2008).
Mingote Adán y Pérez García (2003) encontraron cinco puntos en común entre todas las definiciones del síndrome de desgaste profesional: a) un comportamiento anormal en lo relacionado al rol profesional que incluye despersonalización y comunicación deficiente con el cliente. También se producen conflictos relacionales con compañeros de trabajo y absentismo laboral; b) Síntomas disfóricos (malestar, agotamiento emocional); c) Sintomatología física, característica del estrés (dolores de cabeza, cansancio, etc.) que se asocian a formas disfuncionales de afrontar demandas laborales; d) Desmotivación o desinterés por el trabajo que se traducen en un bajo rendimiento; e) Por último, la autoestima profesional y la realización se ven afectadas negativamente por la adaptación inadecuada.
Fuentes:
Bosqued, M. (2008), Quemados, el Síndrome de Burnout: Qué es y cómo superarlo, Ediciones Paidós Ibérica, España.
Maslach, C. (2003), Burnout. The cost of caring.
Mingote Adán, J. C. & Pérez García, S. (2003) Estrés en la enfermería. El cuidado del cuidador, Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
Imagen: Roger Ferrer Ibánez (Flickr)