Soriano (2002) realiza un listado de las definiciones más relevantes planteadas por diferentes autores, algunas muy semejantes y otras enfocadas en diversos aspectos, y las ordena cronológicamente:
(a) Para Lazarus (1966) el término afrontamiento hace referencia a todos las estrategias para tratar contra las amenazas;
(b) Según Lipowski (1970) el afrontamiento integra todos los procesos cognitivos y actividades motoras que un sujeto emplea para preservar su organismo y mejorarse de la enfermedad;
(c) Otros ven al afrontamiento como la conducta que busca el alivio, recompensa y equilibrio, ante cualquier problema (Weissman & Worder, 1977);
(d) Mechanic (1978), considera que el afrontamiento comprende la capacidad y todas las conductas instrumentales, técnicas y los conocimientos que la persona ha adquirido para la resolución de problemas;
(e) Los investigadores Pearlin y Schooler (1978) argumentan que el afrontamiento es cualquier respuesta ante las tensiones externas que funcionen para evitar o controlar el distrés.
No obstante, el máximo desarrollo teórico y guía de trabajos posteriores sobre el afrontamiento fue desarrollado por Lazarus y Folkman (1984). Estos autores definieron al afrontamiento como:
“(…) aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo” (p.122).
Una de las variables personales declaradas como partícipes en los niveles de calidad de vida
Para Díaz Martín (2010) el afrontamiento forma parte de la gama de recursos psicológicos de cualquier sujeto y es una de las variables personales declaradas como partícipes en los niveles de calidad de vida. Según Orlandini (1999), las últimas investigaciones atribuyen un gran valor e importancia al afrontamiento sobre la calidad de vida y el bienestar psicológico.
Los sujetos responden de forma distinta ante un mismo agente estresante, sin embargo, cada modo de afrontamiento debe ser elástico y adecuado para cada situación.
Lazarus y Folkman (1984) consideraron la salud y la energía como una de las fuentes importantes de afrontamiento ya que los individuos con buen estado de salud pueden responder de mejor manera a las demandas del estrés. Otra fuente de afrontamiento es la creencia positiva o autoeficacia, que permite que la capacidad de soportar el estrés aumente cuando el individuo se cree capaz de soportarla u obtener consecuencias beneficiosas. Y, por último, encontramos a las habilidades sociales que están íntimamente relacionadas con el apoyo social, es decir el afecto y valoración de otras personas sobre el sujeto.
Ver al afrontamiento como un proceso implica considerar la conducta y pensamiento del sujeto en un contexto concreto y en condiciones particulares, en un continuo cambio a medida que la interacción va desarrollándose. Esta dinámica no es resultado del azar, sino de las continuas estimaciones de las variables entre el individuo y el ambiente. (Richaud de Minzi, 2006).
Lazarus y Folkman (1984) enfatizan la naturaleza continua y recíproca de la interacción entre las características conceptuales y las propiedades del evento a enfrentar. La forma en que la persona afronta cambia cuando el contexto cambia, por lo que es afectado también por los factores culturales del mismo. Las personas tienden a sentirse más o menos estresados por determinados eventos, en relación con las experiencias y expectativas dentro de su cultura. Las diferencias en la expresión de emociones y las expectativas de independencia y autonomía a través de la cultura pueden influir en el estilo de afrontamiento esperable frente a la amenaza (Dwyer, 2005).
Fuentes:
Díaz Martín, Y. (2010). Estrés académico y afrontamiento en estudiantes de medicina. Revista Humanidades Medicas, 10(1), 0-0. Recuperado de World Wide Web el 12 de agosto de 2011: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-81202010000100007&lng=es
Dwyer, K.M. (2005). The meaning and measurement of attachment in middle and late childhood. Human Development, 48, 155-182. doi: 10 .1159 /000085519
Lazarus R.S & Folkman, S. (1984). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martinez Roca, 1986.
Lazarus, R. S. (1966). Psychological stress and coping process. Nueva York: Mc Graw Hill.
Lipowski, J. (1970). Physical illness, the individual and the coping process. Psychiatry Medicine, 1, 91-102. Recuperado de la World Wide Web: http://garfield.library.upenn.edu/classics1989/A1989U926700001.pdf
Mechanic, D. (1978). Students Under Stress: A Study in the social psychology of adaptation. Madison: University of Wisconsin Press.
Orlandini, A. (1999). El estrés qué es, y como evitarlo. México: FCE.
Pearlin, L. & Schooler, C. (1978). The Structure of Coping. Journal of Health and Social Bahavior. 19(1), 2-21. Recuperado de la World Wide Web el 14 de Marzo de 2012: http://www.jstor.org/discover/10.2307/2136319?uid=3737512&uid=2&uid=4&sid=21101556399427
Richaud de Minzi, M. (2006). Evaluación del afrontamiento en niños de 8 a 12 años. Revista mejicana de psicología, 23(2), 196-201.
Soriano, J. (2002). Reflexiones sobre el concepto de afrontamiento. Boletín de Psicología, 75, 73-25.
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