Las palabras que usamos influyen no solo en la manera en que pensamos sino también en cómo actuamos. Cuando un niño o adolescente tiene problemas para regular su conducta, los padres y madres, abrumados por la situación, suelen utilizar un lenguaje de juicio (te portas mal, eres manipuladora, eres un vago, es injusto lo que me haces, etc.). El problema con este tipo de lenguaje es que reduce la capacidad de distinguir los hechos de las interpretaciones que hacemos sobre ellos. Tampoco ayuda al niño a entender claramente cuál es la conducta que esperan sus padres.
Los juicios son interpretaciones espontáneas y a menudo inexactas de lo que ocurre en nuestro entorno y son productos de nuestras opiniones y experiencias pasadas (Matta, 2010). Pueden ser útiles para transmitir nuestros intereses, gustos y puntos de vista, pero no para resolver problemas e intervenir en situaciones altamente estresantes, como ayudar a un niño a calmarse cuando está en medio de una intensa rabieta (imagina que estás muy enojado y alguien te dice que eres un gruñón, ¿lograría que te enojaras menos?). El problema es que, cuando las personas piensan en términos de juicios, confunden fácilmente sus interpretaciones con los hechos e ignoran todo tipo de información que contradiga dichas interpretaciones.
Un alternativa más efectiva para ayudar a niños y adolescentes a regular su conducta es la habilidad de describir. Esta forma parte del entrenamiento de habilidades de regulación emocional de la terapia dialéctica conductual (DBT) (Linehan, 2014), uno de los tratamientos más investigados de los últimos años.
Describir no significa que los padres tienen que “pensar en positivo” (lo cual también es un juicio). Significa utilizar términos más precisos que permiten definir la conducta, sus consecuencias y qué cosas se pueden hacer para modificar esas conductas.
En mi trabajo como terapeuta he observado que una de las principales preocupaciones de los padres cuando aprenden a describir es que esta habilidad podría “limitar” su capacidad de educar, corregir y enseñar los valores que desean transmitirles a sus hijos. Sin embargo, para que los padres puedan enseñar habilidades más efectivas que regulen su emoción y disminuyan las conductas disruptivas, será necesario que se enfoquen en mejorar su capacidad de describir y reducir sus juicios (Harvey & Penzo, 2009) .
Todo esto parece muy raro, pero muchas veces las recomendaciones basadas en la ciencia son contrarias a nuestra intuición y sentido común.
Una buena manera de evaluar si esta habilidad puede serte útil es por medio de las siguientes preguntas: la respuesta que tengo o la manera en que interpreto y actúo ante las rabietas de mi hijo ¿me ayuda a cumplir el objetivo que estoy buscando?; ¿son mis acciones efectivas para reducir las conductas disruptivas?; ¿ayudan mis respuestas a enseñarle cómo regular su propia conducta?; la manera en que estoy actuando ¿está funcionando?
Si la respuesta a estas preguntas es no, entonces probablemente sea una buena oportunidad para probar esta nueva habilidad y evitar palabras como “debería” y evaluaciones como “bueno”, “malo”, “justo” o “injusto”.
Quizás estos ejemplos ayuden a clarificar un poco la idea que estoy planteando:
La utilización de juicios incrementa comparaciones inútiles (“otros niños son más buenos que yo” o “soy malo”) que solo bloquean el cambio del comportamiento y limitan la capacidad del niño de diferenciar la conducta de la persona.
Cómo describir
Describir significa poner en palabras, sin interpretaciones o suposiciones, la conducta que observamos. Se divide en dos pasos:
- Describir la conducta tal cual como la ves.
- Describir la consecuencia específica de esa conducta.
Retomando uno de los ejemplos del cuadro y teniendo en cuenta los pasos para utilizar un lenguaje descriptivo, podrías decir algo como esto:
(Describiendo la conducta): “He visto que hiciste lo que te pedí” y “estoy agradecido/a” (describiendo las consecuencias).
Beneficios de describir en vez de juzgar
- Describir permite etiquetar una emoción como una emoción, un pensamiento como un pensamiento y una sensación como una sensación, sin añadir opiniones, conceptos, suposiciones y juicios.
- Describir nos ayuda a no confundir cada pensamiento o emoción con los hechos.
- Describir nos ayuda a reducir la reactividad e impulsividad emocional.
Practicando
He traducido una práctica de descripción muy útil y sencilla para padres. El recurso está preparado para descargar en formato PDF.
Descarga el recurso en formato PDF.
Pensar en términos descriptivos en vez de términos de juicio exigirá mucha práctica de los padres. Todos hemos aprendido a hacer juicios. Nos sale automáticamente y de forma muy natural. Al principio es probable que se sientan muy raros, como si estuvieran aprendiendo un lenguaje extraterrestre, porque describir exige que observen su entorno con detenimiento y elijan palabras específicas. Pero con la práctica verán los resultados, el esfuerzo valdrá la pena, serán más efectivos para reducir el estrés familiar y sus hijos serán capaces de entender mejor la relación entre sus conductas, tus reacciones y cómo te sientes.
Libro recomendado:
Referencias bibliográficas:
- Christy Matta, M. A. (2010, June 1). Why Not Judge? PsychCentral.com. https://blogs.psychcentral.com/dbt/2010/06/why-not-judge/
- Harvey, P., & Penzo, J. A. (2009). Parenting a Child who Has Intense Emotions: Dialectical Behavior Therapy Skills to Help Your Child Regulate Emotional Outbursts & Aggressive Behaviors. New Harbinger Publications. https://books.google.com/books/about/Parenting_a_Child_who_Has_Intense_Emotio.html?hl=&id=w8Bio6QYasgC
- Linehan, M. M. (2014). DBT Skills Training Manual, Second Edition. Guilford Publications. https://books.google.com/books/about/DBT_Skills_Training_Manual_Second_Editio.html?hl=&id=3T6lDwAAQBAJ