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En 1973 el reconocido profesor de psicología en la Universidad de Stanford, David Rosenhan publicó en la revista Science el artículo titulado On being sane in insane places (El estar sano en lugares insanos) el cual se convirtió en uno de los artículos más leídos y controversiales en el campo de la psicología. Este artículo detalla los pormenores del experimento de Rosenhan: en 1969 él y un grupo de 7 voluntarios perfectamente sanos se presentaron en las oficinas de admisión de 12 instituciones mentales de los Estados Unidos, donde fueron admitidos y diagnosticados con Esquizofrenia o con trastorno bipolar.
¨El personal sólo mantuvo contacto con los pseudopacientes internados por 6 minutos al día¨
Rosenhan y su equipo no tenían como objetivo hacerle una broma a los directores de las instituciones, sino que tenían una misión específica: Cuestionar la capacidad de la psiquiatría para distinguir entre una psicosis y la cordura.
En la entrevista de admisión, todos los sujetos aseguraron oir ruidos y voces, lo que provocó que todos los sujetos fueran admitidos con diagnósticos de esquizofrenia o trastorno bipolar. Una vez adentro de la institución los participantes de la investigación aseguraron que ya no tenían síntomas y empezaron a comportarse normal. Aun así, los psiquiatras intentaron iniciar el tratamiento con psicofármacos.
Según Rosenhan:
“Un científico es alguien que mira a su campo de estudio con escepticismo y ve cuáles son los problemas. Mi temor principal era que la psiquiatría no cumpliera con el fin de ayudar a las personas, sino todo lo contrario, que las terminara dañando”.
En el transcurso de su internación, Rosenhan fue tomando notas sobre su experiencia durante su estadía en la institución mental:
“El asistente me llevó a una sala, señaló una silla y me dijo: Te perdiste la cena pero te buscaré algo para comer y se marchó. Esperé por casi dos horas y a eso de las 18.15, llegó otro enfermero con una bandeja ‘Esta es tu cena’, dijo y se fué”.
Según Rosenhan en promedio, el personal sólo mantuvo contacto con los pseudopacientes internados por 6 minutos al día.
“Yo me sentía incómodo, no sabía donde estaba el baño, donde estaban mis cosas o donde iba a dormir. ¿Qué es lo que hace uno aquí?, me pregunté. ¿Hay algún teléfono? ¿Puedo llamar a mi familia? ¿Cuándo voy a ver al médico? Tuve que esperar hasta las 22.45, para que uno de los asistentes me mostrara donde iba a dormir. Me prestaron muy poca atención, casi como si no existiese”
En promedio los pseudopacientes estuvieron internados por 19 días. Aunque Rosenhan aseguró que ya se sentía bien y que quería retirarse, los médicos los retuvieron por 52 días. A pesar de todos los días que pasaron internados, ningún médico del personal se dió cuenta de que eran impostores.
Lo importante que es el contexto
Refiriéndose al tema, la psicóloga clínica y amiga de Rosenhan, Florence Keller dijo: “ Lo más interesante es cómo el contexto informa de todo”. “Si ves a un hombre con un arma asumes inmediatamente que es un criminal. Si el contexto es un estudio de cine, entonces el contexto te indica que el hombre es un actor”. Rosenhan Sostenía que el contexto de la clínica psiquiátrica hace entender que cualquiera que parezca un paciente, sufre de una patología.
¨Me prestaron muy poca atención, casi como si no existiese”
Uno de los puntos más curiosos de la investigación es que aunque el personal médico no se percató de que eran pseudopacientes, los auténticos pacientes si notaron la diferencia.
Hank ‘O Laura (alumno de Rosenhan y participante del estudio) respaldó que “Algunos decían cosas como tu no estás loco, debes ser un maestro , un periodista o algo así. Debe ser que estás estudiando este hospital”.
Cuando los médicos decidieron otorgar el alta a los pseudopacientes, lo hicieron aduciendo que los sujetos ya estaban mejor, pero dejando en claro que los síntomas estaban en remisión y que no estaban completamente curados.
¿Qué efectos tuvieron los resultados del Experimento de Rosenhan en la Psiquiatría y Psicología?
Los resultados de Rosenhan, fueron realmente controversiales, fue como si alguien tirara una bomba contra el establishment de la psiquiatría. El público quedó fascinado, pero los profesionales de la salud mental, lo odiaron. Lo acusaron de utilizar engaños y trampas y criticaron fuertemente su metodología y sus conclusiones.
Lo más interesante es cómo el contexto informa de todo
Las autoridades de una de las instituciones mentales lo invitó a que enviase a todos los pseudopacientes que quisiera, asegurandole que reconocerían a cada uno. Rosenhan aceptó y al cabo de un tiempo, los directores de la institución mental dijeron con orgullo que habían reconocido a 41 impostores, pero Rosenhan no había enviado a ningún pseudopaciente.
Más allá de toda la tensión generada por los resultados de la investigación, el experimento demostró la imprecisión en el diagnóstico diferencial entre los sujetos con y sin desórdenes psiquiátricos, provocando que se reescribiera el manual de diagnósticos psiquiátricos en EEUU y también que se reevaluara la relación médico-paciente en las instituciones mentales, reduciendo así la despersonalización y el etiquetaje en las instituciones psiquiátricas.
Por último Rosenhan concluyó:
“En un ambiente más benigno, en un ambiente ligado al diagnóstico más global, las conductas y juicios del personal médico podrían haber sido más efectivos”.
Fuente: Artículo en en español: Estar sano en lugares insanos
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