“¿Querés tener hijos?”, y “¿para cuándo los chicos?”, son dos preguntas que todas las mujeres enfrentan. En muchas ocasiones, ante una respuesta negativa el interlocutor afirma o -a veces- consulta: “es que no te gustan los niños.” De esta forma, prácticamente cualquier persona se da permiso de indagar sobre una de las decisiones más importantes y personales que una mujer (o la mayoría de las personas) toma en su vida. Aquellas preguntas suelen estar acompañadas de juicios, como contó la activista Gloria Steinem: “las personas asumen que yo debo ser infeliz o estar insatisfecha… de una forma que no harían con un hombre.” Y es que en la cultura patriarcal se ha ligado la felicidad y “realización femenina” a la maternidad.
Un equipo de investigadores se interesó por averiguar si las personas que deciden no tener hijos realmente experimentan mayor insatisfacción con la vida que aquellos que deciden ser madres y padres. Según sus hallazgos, esta creencia es errónea: los adultos que deciden no tener hijos están tan satisfechos con sus vidas como los que son padres (Watling Neal & Neal, 2021).
Para averiguarlo, encuestaron a 1000 adultos de Michigan, EEUU, quienes eran: madres y padres, personas que aún no tenían hijos pero querían tenerlos, y personas que no querían hijos.
Los participantes completaron diversas escalas, entre ellas medidas de satisfacción con la vida y de los cinco grandes de la personalidad, antes de calificar en una escala de 0 a 100 qué tan fríos o cálidos se sentían hacia las mujeres y los hombres que nunca querían tener hijos biológicos o adoptados.
El equipo también recopiló datos demográficos, incluida información sobre raza, género, educación, edad, ideología política y estado civil de los participantes: personas que estaban en pareja en ese momento, personas que habían tenido pareja anteriormente (por ejemplo, divorciado, separado o viudo) o sujetos solteros.
Más de una cuarta parte de los participantes no tenían hijos, el segundo grupo más grande después de madres y padres. Al principio, parecía que los participantes sin hijos tenían una menor satisfacción con la vida que los que eran padres, pero esta diferencia desapareció después de controlar el género, la educación, la edad y el estado civil.
Los participantes sin niños también eran más propensos a ser izquierdistas o liberales en comparación con los que eran padres. Los que “aún no eran padres”, aquellos que en ese momento no tenían hijos pero esperaban tenerlos en el futuro, fueron un poco más agradables que los participantes que decidían no tener hijos, pero no hubo otras diferencias de personalidad entre los grupos.
El afecto hacia las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos también dependía de la condición de padres de los participantes. Las personas que decidían vivir sin hijos se sintieron más afectuosas con las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos, mientras que las personas que aún no eran padres pero querían serlo y los que eran padres se sintieron significativamente más fríos hacia ellos.
Sugieren los investigadores que las investigaciones adicionales podrían analizar la variedad de razones por las que las personas eligen no tener hijos: en este estudio, la personalidad no pareció marcar una gran diferencia, mientras que la ideología política lo hizo, por lo que explorar la dirección de este efecto puede ser interesante. Ya sea que tenga que ver con las finanzas, el medio ambiente o los roles de género, observar más de cerca los factores políticos, económicos y sociales que llevan a las personas a decidir no tener hijos podría dar una idea de los componentes complejos de la decisión de tener o no tener hijos.
Referencia bibliográfica: Watling Neal, J., & Neal, Z. P. (2021). Prevalence and characteristics of childfree adults in Michigan (USA). PloS One, 16(6), e0252528. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0252528
Fuente: Research Digest