Todos hemos cometido errores, metidas de pata y hemos tomado decisiones de las cuales nos arrepentimos. La vida es así, algunas veces acertamos y otras erramos. El problema es que nuestra mente suele quedarse “enganchada” en los errores del pasado.
En la clínica es muy frecuente encontrar consultantes que tienen dificultades para soltar la culpa y construir la vida que desean. Gastan mucha energía rumiando (dándole vueltas a un tema) sobre cómo sería la vida si hubieran tomado decisiones diferentes o culpabilizándose constantemente por las consecuencias que trajeron esas decisiones.
Existen muchas maneras de abordar la culpa en la terapia, pero hoy te quiero presentar un sencillo y muy útil recurso que encontré en PsychCentral y que vengo utilizando desde hace algún tiempo para ayudar a mis consultantes a tomar una perspectiva un poco más compasiva, más amable y menos rígida, que les permite salir del círculo de la rumia y poner acciones concentras en construir la vida que desean.
Recomendación: antes de utilizar este recurso dedica algunas sesiones para trabajar las habilidades de autocompasión con el consultante. La palabra compasión en el contexto social en el que vivimos suele tener una connotación de “lástima” y en este caso “autolastima”, pero en la terapia lo utilizamos con otro sentido: comportamientos respetuosos, tranquilizantes y gentiles antes los aspectos dolorosos y difíciles de la vida, que en general ayuda a través los momentos más difíciles. Hace unos años publicamos un buen artículo introductorio de la autocompasión que puede ayudarte en caso de que no tengas entrenamiento o conocimiento en esta habilidad.
El ejercicio tiene solo cinco preguntas (ahí su belleza) que se pueden aplicar en las sesiones online y presenciales. En las sesiones online me gusta crear un documento en Google Docs con las preguntas para que el consultante pueda ir contestándolas en vivo desde su computadora y ambos leerlas en tiempo real. Pero también puedes pedirle que comparta la pantalla y que use Word o cualquier procesador de textos que prefiera. Lo importante es que el consultante pueda escribir en sus propias palabras cada una de las respuestas y que el terapeuta funcione como un facilitador o un guía. De esta manera el consultante no solo podrá construir las alternativas que quiere para su vida, sino que también aprenderá la estructura del ejercicio para usarlo en su vida.
Las cinco preguntas centrales están escritas en negritas. Añadí algunos ejemplos para que el terapeuta pueda clarificar cualquier duda y guiar en el proceso, pero por favor siéntete libre de usar ejemplos específicos de tu consultante.
Un ejercicio para abordar la culpa y el arrepentimiento
- Escribe las decisiones o situaciones de las que te arrepientes. Puedes guiar al consultante a elegir dos o tres temas que más dificultades le traen y con los que más rumia.
- Tómate unos minutos para analizar las razones por las cuales te arrepientes. ¿Qué hiciste para sentirte arrepentido/a? ¿Cuáles fueron las consecuencias negativas que provocó tu conducta? En este segundo paso debes ayudar al consultante a ser lo más preciso posible. Esta pregunta es bastante poderosa porque facilita el contacto con esas emociones y pensamientos y recuerdos dolorosos que las personas intentan evitar.
- Desde una perspectiva compasiva y amable, escribe las razones por las que tomaste esa decisión en ese momento, o las circunstancias en las que te encontrabas. Trata de practicar la compasivo contigo. Por ejemplo: “Fue una situación difícil para ti, te sentías abrumada por problemas en el trabajo y en ese momento pensaste que era la mejor decisión.” O también: “Eras muy joven, no sabías cómo pedir ayuda, ni resolver ese problema en ese momento.” Una situación que se ve con mucha frecuencia en la clínica son las personas que se arrepienten de haber permanecido demasiado tiempo en una relación en la que no eran felices o en la que sufrieron algún tipo de maltrato o engaño. En este caso se puede hacer de la siguiente manera: “Diste todo de ti en esa relación, estabas muy enfocado/a en proteger y mantener esa relación, y en ese momento no pudiste notar las señales de alarma.” En caso de el paciente se culpabilice por haber permanecido demasiado tiempo en una relación agresiva, podrías decir: “Es comprensible que no supieras cómo actuar, en tu historia personal no has contado con un modelo que te enseñara cómo funciona una relación romántica respetuosa y que te guiara a reconocer las dinámicas poco saludables de esa relación.” Recuerda: La idea central es que el consultante pueda aprender a desarrollar la autocompasión y ser más amable consigo mismo. El mundo ya de por sí es duro, no hace falta que nosotros también nos demos latigazos, que además es muy poco efectivo.
- Tómate unos minutos para reflexionar qué harías diferente si te encontraras en la misma situación en el futuro. ¿Qué acciones tomarías? ¿Qué considerarías? Escribe tu respuesta e intenta ser lo más preciso posible.
- Ahora tómate unos minutos para analizar qué cosas de esas que escribiste en la pregunta anterior puedes hacer en el presente. Intenta ser lo más preciso posible. Por ejemplo: ¿sientes culpa por no haber terminado un proyecto personal (rutina de ejercicios, proyectos académicos, etc.)? Analiza qué pasos puedes dar hoy para retomarlos, qué pasos pequeños puedes dar para hacerlo o empezarlos. ¿Sientes culpa por haber permanecido demasiado tiempo en una relación que no te hacía feliz? Establece qué límites quieres establecer en tus relaciones o aprender mejores maneras para comunicar lo que necesitas ¿Sientes culpa porque le gritas mucho a tus hijos? Puedes pedir ayuda terapéutica para aprender mejores formas de comunicarte, pedirle a tu terapeuta información para leer y cultivar una relación sana con tu familia. Recuerda: El principio es detectar qué acciones puedes llevar a cabo y hacerlas.
Espero que este pequeño ejercicio te sea útil en tu trabajo clínico. Si quieres compartir tus comentarios y experiencia al usar este recurso puedes escribirme a [email protected] y con gusto te contestaré.