Son tan temidas como incomprendidas. En efecto, las normas APA se han constituido en el talón de Aquiles de muchos estudiantes. Todo por leer con prisa. Posiblemente el problema empiece cuando nos vemos entre innumerables formas de hacer las referencias, además de las muy conocidas citas literales o no literales. En un primer momento, es perfectamente normal sentirse abrumado ante tanta cantidad de información. No obstante, la metodología es tan mágica que hasta para esto tiene solución.
Si bien es cierto que en el mundo existen varios estilos, las normas APA suelen ser las más generalizadas (aunque no las únicas) y en el mundo universitario, son las más empleadas principalmente en las ciencias sociales. A continuación, vamos a ver de manera resumida algunos estilos que existen en la actualidad incluyendo las normas APA para poder apreciar y reconocer que las diferentes normas tienden a adaptarse según sea la naturaleza de la disciplina o campo de estudio.
- Estilo APA (Conocido también como normas APA). Creado en 1929 por la American Psychological Association. Establece el formato para todo tipo de citas y documentos en Psicología y Ciencias Sociales. Incluye también la estructura de los documentos, longitud, puntuación, cuadros, abreviaturas, y citas bibliográficas.
- Estilo Harvard referencing. Generalmente utilizado en algunos países de Norteamérica. Es una forma de realizar las citas en contexto y de hacer las correspondientes listas de referencias. Su principal característica es el empleo de las citas en contexto con el formato “autor-fecha” o “autor (fecha)”, según sea el caso.
- Estilo Chicago (CMS) (CMOS). Generalmente utilizado en algunos países de Norteamérica en áreas de historia, ciencias sociales, arte, musicología y literatura. Es uno de los estilos bibliográficos más antiguos y más conocidos. El CMS establece las normas de estilo de edición, organización del texto, notas, citas, entre otros aspectos.
- Estilo Vancouver (1978) Establecido por el International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE) y usado por las principales revistas de Medicina. Este estilo define el modo para la distribución de estudios e informes biomédicos. Por otro lado, señala normas y recomendaciones para la publicación de artículos científicos, revisiones, citas bibliográficas, ediciones.
Todas, absolutamente todas las investigaciones cuentan con una serie de textos que han sido realizados sobre temas o aspectos relacionados con aquello que se estudia o investiga. Lo importante es reconocer que esos textos consultados son actuales ya que nos indican los temas que se manejan de manera reciente, y sobre todo nos ayuda a conocer a aquellos investigadores que se dedican a un tema en específico. Por lo tanto, al tener nuestro tema objeto de estudio, procedemos a buscar lo anteriormente descrito. Esto se conoce como revisión bibliográfica.
Ahora bien, teniendo un acceso a la información prácticamente ilimitado, ¿Por qué cuesta tanto hacer una revisión bibliográfica? Seguramente existan muchas respuestas ante esta interrogante (y hasta podría ser un buen tema de investigación). Entre todas las razones, la más generalizada es no saber para qué sirve hacer una revisión bibliográfica y creo que aquí está el detalle.
¿Por qué cuesta tanto hacer una revisión bibliográfica?
Al disponernos a hacer nuestra revisión bibliográfica, es importante no perder de vista el tema objeto de estudio y los posibles temas que puedan vincularse al mismo, de tal manera de contar con un panorama lo más completo posible sobre aquello que estamos estudiando. En este mismo orden de ideas, una investigación debe reflejar que efectivamente el investigador ha encontrado un número importante de textos que refuerzan y apoyan la investigación, es decir, hay que disponerse a buscar y a leer y aquí hay otro detalle: la lectura.
Por ejemplo, al usar el navegador para buscar bibliografía, una buena estrategia al ubicar el texto es leer el resumen y no solo limitarnos al título de este. El resumen nos ofrece un panorama de la temática que se trata en ese texto y nos permite identificar si efectivamente podemos aprovecharlo o no. Si detectamos que ese texto nos puede servir para lo que estamos investigando allí si procedemos a hacer su respectiva referencia en la bibliografía y podemos leer el contenido y subrayar las ideas principales y secundarias o derivadas que más se ajusten a nuestro texto. A excepción de las obras clásicas, como norma general debemos consultar aquellos textos cuya edición no supere los 10 años.
Hay otro aspecto que se suele preguntar con mucho afán, siempre preguntan, ¿cuántas referencias necesito? Pues esta pregunta no tiene una respuesta exacta, desde luego, no estamos hablando de un par de textos, estamos hablando de un número importante ya que en sí misma la revisión bibliográfica también es una investigación y es un criterio de valoración en todo el mundo investigativo con lo cual, habla mucho de la calidad, rigor y validez del trabajo. Una muestra de esto se puede observar por ejemplo al utilizar google académico: allí se puede escribir la expresión “revisión bibliográfica” y podrán apreciar la gran cantidad de investigaciones que consisten precisamente en estudiar un tema a partir exclusivamente de la revisión bibliográfica, con lo cual, esta actividad es fundamental y sustantiva en toda investigación.
No obstante, al extraer una fuente de Google académico por ejemplo, se ofrece la posibilidad de copiar la manera de citarse según las normas APA, pero aquí hay un pequeño problema: no siempre esa referencia se ajusta exactamente a los que es una referencia APA, es más, suele ocurrir que el sistema que construye la referencia, no distingue los nombres de los apellidos y cuando copiamos esa referencia sin revisar, no coincide con los datos del autor, por lo tanto, la cita en el texto no se va a corresponder con la referencia.
no le temamos a las normas APA
Una buena forma de “limitar” de una forma controlada el uso de las normas APA tanto para la citación como para las referencias bibliográficas, es seleccionar bien las fuentes consultadas. Mientras más diversas sean, mayor será la forma de referenciarlas. Lo más recomendable es acudir siempre a las fuentes fiables y que estén contrastadas (como por ejemplo artículos arbitrados o libros). Pero todo se tiende a complicar cuando consultamos foros, páginas web, correos electrónicos, entrevistas, vídeos, entre otros, con lo cual, para cada una de estas fuentes hay que hacer un tipo de referencia bibliográfica.
Si intentamos hacer una revisión más concentrada, podremos utilizar, por ejemplo, tres formas de hacer las referencias bibliográficas: 1) las referencias que se corresponden a los libros, 2) las referencias que se corresponden a artículos de revistas científicas, 3) las referencias que se corresponden a documentos legales, decretos, normativas, entre otros. De esta manera, y dependiendo siempre del tema y naturaleza de nuestra investigación, vamos a manejarnos entre tres tipos de referencias, en lugar de múltiples tipos que pueden confundirnos.
Pues bien, no le temamos a las normas APA. Están allí para mantener el rigor y la calidad de lo que hacemos y como ha de presentarse. Lo que si es cierto es que una vez que se termina el trabajo, entre agobios y risas puede que se olviden muchas cosas, pero las APA hacen todo lo posible para que no sean olvidadas fácilmente.
Artículo previamente publicado en el blog de la Universidad Isabel I y cedido para su publicación en Psyciencia.com
Imagen: Pexels
1 comentario
Buen artículo.
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