Los psicólogos usualmente tenemos más de un trabajo. Por lo general, trabajamos en un hospital, una empresa o escuela y también tenemos consulta privada. Obtenemos al menos dos beneficios directos de esta situación. Primero, te da la oportunidad de hacerte más conocido, ganar más experiencia y mejorar tu perfil profesional. Entre más personas te conozcan más pacientes y derivaciones tendrás. El segundo beneficio es que te ayudará a tener un mejor salario porque, siendo honestos, la psicología, aunque es una labor muy valiosa, no es una de las profesiones mejores pagadas.
Durante los últimos dos años trabajé sin cesar creyendo que debía tener más de un trabajo para construir mi carrera profesional, pero durante ese tiempo afecté otras cosas que son más importantes para mi. No pude reconocer mis límites y descuidé mi rendimiento profesional y a mi familia. Hoy quiero compartir mi experiencia, qué nos dice la ciencia sobre el exceso de trabajo y algunas recomendaciones que me ayudaron a concentrarme en los trabajos que realmente me interesan y disfruto.
Hasta hace unos meses atrás tenía tres trabajos. Trabajaba en la mañana de 7 A.M. a 2 de la tarde, con niños con problemas de conducta en una escuela privada, de ahí salía lo más rápido que podía para evitar los embotellamientos y llegar a tiempo a mi otro trabajo desde las 3:30 hasta las 7:30 P.M. en un consultorio de psicología y psicopedagogía. De allí, partía para luchar con el tráfico y llegar a mi casa alrededor de las 8:30 P.M., para cenar, conversar un poco con mi familia y darle de comer a los perros. Luego, me sentaba y empezaba a preparar los artículos que saldrían al día siguiente en Psyciencia hasta la medianoche. Por último, me acostaba a dormir y me levantaba, casi arrastrándome a las 5:15 A.M. para empezar mi rutina nuevamente. Me estaba volviendo loco.
Trabajaba 14 horas al día, pero lo hacía porque creía que era el esfuerzo que debía realizar para forjar mi futuro profesional y me quedaría rezagado si no lo hacía. Uno siempre escucha que hay que trabajar duro mientras se es joven y se tiene las fuerzas, para así tener un descanso durante la jubilación y eso es lo que veo a mi alrededor. La mayoría de mis amigos y conocidos llevan un estilo de vida similar, trabajan de 10 a 12 horas por día. Como psicólogo, sentía que debía aprovechar todos los trabajos que aparecían y que este era el momento para trabajar y trabajar.
El problema es que el trabajo del psicólogo exige creatividad, escucha activa y empatía. Tenemos que conectar con nuestros pacientes. Y después de ocho horas mi mente divagaba, me perdía en las conversaciones con los pacientes, me distraía al escribir en las historias clínicas y planear las intervenciones que haría al día siguiente.
Estaba perdiendo el contacto con lo más importante en mi vida, no tenía ganas de conversar, me sentía fundido, estaba irritable y cansado. Mi ritmo de vida era insostenible y llegó el momento en que tuve que recapacitar sobre cuánta energía le estaba dedicando al trabajo, lo que me perdía al estar todo el día fuera de la casa y las cosas importantes que estaba dejando de lado. Quería pasar más tiempo con mi esposa, mi familia y mis amigos. Quería leer más, hacer ejercicio y poder disfrutar del momento sin estar preocupado por la hora y el lugar donde debía estar para cumplir con una reunión o sesión.
Tal vez pienses que me estoy quejando por nada y que así es la vida. O se trabaja mucho o no se trabaja. Pero durante las últimas tres décadas la psicología y las ciencias económicas nos han ofrecido evidencia de los efectos perjudiciales que tiene el exceso de trabajo sobre nuestra salud y bienestar. Permíteme compartir algunos de los estudios.
El exceso de trabajo está destruyendo tu salud
Las investigaciones se han concentrado en evaluar cuáles son los efectos directos e indirectos, sobre la salud, de trabajar más de 48 horas a la semana (9.6 horas, 5 días a la semana) y los resultados son alarmantes.
Bannai y Tamakoshi (2014), realizaron una muy completa revisión epidemiológica de diversos estudios publicados entre 1995 y 2012, sobre los efecto del exceso de trabajo. Ellos encontraron que se vincula con la depresión, la ansiedad, los problemas de sueño y las enfermedades coronarias.
Relacionado con los problemas cardiovasculares, otro meta-análisis de la conocida revista The Lancet, evaluó los datos de 604.838 individuos y encontró que las personas que trabajan durantes largas jornadas tienen más riesgo de sufrir infartos en comparación con aquellos que trabajan en una jornada normal de 8 horas.
El exceso de trabajo también se relaciona con mayor riesgo de consumir alcohol. Una revisión latinoamericana sugiere además que las personas que trabajan demasiado tienen más riesgo de sufrir de síndrome de burnout y estrés laboral. También se vincula con el desarrollo de enfermedades crónicas, Kivimäki et al (2015), encontró que las personas de nivel socioeconómico bajo, que trabajan largas horas diarias, tienen más riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.
La Agencia de Salud Pública de Barcelona también estudió cómo nos afecta el exceso de trabajo, pero separó los resultados según el género y encontró datos muy interesantes. Esta investigación observó que los hombres que trabajaban entre 51 y 60 horas por semana tenían peor estado de salud en general, mayor riesgo de hipertensión, menor satisfacción laboral, mayor riesgo de fumar, menos horas de sueño y menos tiempo para hacer actividad física. Por otro lado, en las mujeres, el exceso de trabajo sólo se relacionó con mayor consumo de cigarrillo y menos horas de sueño. Según los autores esto se puede explicar por el rol de proveedor que cumple el hombre en la familia y el hecho de que, en situaciones de necesidad económica, se someten a largas horas de trabajo para traer más dinero al hogar (Artazcoz Dr, et al 2009). Aunque habría que investigar qué sucede con las madres solteras, por ejemplo, que suelen ser las únicas proveedoras del sustento económico de sus familias.
Esos fueron algunos de los cientos de estudios publicados sobre los efectos directos del exceso de trabajo en la salud. Pero también hay otros efectos indirectos. Por ejemplo, trabajar demasiado incrementa el riesgo de accidentes de tránsito, para aquellos que viven lejos de sus trabajos y tienen que conducir después de una larga jornada laboral (Bruce D. Kirkcaldy, et al 1997).
Esta última investigación me sorprendió mucho porque yo tuve una experiencia similar. Me dormí por milésimas de segundo cuando cruzaba el Puente de las Américas Puente emblemático de Panamá y primera ruta sobre el Canal de Panamá, principal recurso económico., cuando regresaba muy cansado a mi casa, después de un largo día de trabajo. Gracias a Dios no choqué y, desde esa ocasión, cuando siento que me duermo, paro en un kiosco o estación de servicio para quitarme el sueño y continuar el viaje.
Reducir las horas de trabajo
Ya tenemos una idea de todo lo que hace el exceso de trabajo a nuestra salud física y mental. La mayoría de las investigaciones que mencioné recomiendan que los gobiernos implementen políticas de horarios flexibles y reduzcan o eviten que las personas trabajen en exceso, pero eso no es suficiente. Necesitamos datos que ofrezcan beneficios directos para la salud sin erosionar la productividad y economía.
Ines Barnelli se ha dedicado a investigar los beneficios de la reducción de las horas de trabajo y sus datos demuestran que las personas que trabajan menos horas tienen más conductas saludables (menos consumo de alcohol y cigarrillo y más ejercicio físico), lo que repercute directamente en el estado de salud global.
Instituciones y grupos económicos alrededor del mundo también han investigado sobre cómo repercute el exceso de trabajo en el desarrollo de los países. Uno de los datos más recientes proviene del grupo OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), creado en 1961 para estimular el progreso económico de 34 países. Sus datos sugieren que los países que trabajan menos de 2000 horas por año son los más productivos.
La revista The Economist tomó los datos del OCDE y preparó un gráfico que lo explica muy bien y, cómo puedes ver, Alemania y Holanda tienen las economías más fuertes y sus trabajadores tienden a ser más productivos hora por hora. Se perciben menos estresados, se enferman menos y se sienten más identificados con su trabajo.
Pero cada vez hay más gente repensando la jornada tradicional de trabajo de 8 horas, cinco días a la semana, que fue establecida en 1922 por Henry Ford en sus fábricas de autos y que hoy todos consideramos como normal. Y proponen en su lugar reducir la jornada a sólo 6 horas por día. Hace unos días, la BBC publicó los tres representantes más importantes de la reducción del horario de trabajo y el aumento de productividad y bienestar.
El primer ejemplo viene del gobierno de Suecia. Ellos están llevando a cabo un estudio aleatorio en dos hospitales con 80 enfermeros que empezaron a trabajar, desde febrero, con un horario de 6 horas por día por dos años. El grupo control tendrá el horario habitual de 8 horas. Los autores dicen que es demasiado temprano para sacar conclusiones, pero ya se hace evidente la reducción del absentismo laboral a causa de enfermedad y también se los encuentra menos estresados. Esto se ha traducido en un mejor cuidado de los pacientes, mayor organización e intervenciones más eficaces.
El segundo viene de Toyota, una de las multinacionales más importantes del mundo. Sus autos son reconocidos por su alta calidad y bajo costo. Desde hace 13 años redujeron la jornada a 6 horas de trabajo y reportan que este cambio produjo una disminución de reclamos y quejas de los clientes. Hay menos bajas de los trabajadores y la productividad y beneficios económicos han crecido sin parar.
El tercer ejemplo y el más radical proviene de Carlos Slim, el magnate mexicano y uno de los hombres más ricos del mundo. Según él, la semana laboral debería reducirse a tres día semanales pero con 11 horas de trabajo cada día, porque así tendríamos más tiempo para relajarnos y aumentar la calidad de nuestra vida social. Slim explica que su propuesta no afectaría la economía porque en esos momentos libres, las personas tendrían más necesidades de entretenimiento y consumo. El ya puso en marcha una variante de su plan en su empresa Telmex y algunos de sus trabajadores, que están próximos a la jubilación, sólo trabajan cuatro días a la semana.
Renuncié a mi trabajo
Tres trabajos me consumían catorce horas diarias, lo cual me dejaba con 5 horas para dormir y 5 horas para conducir y moverme en el díaLa ciudad de Panamá es relativamente chica, pero sufre de un terrible tráfico que puede hacerte demorar horas para llegar a un lugar cercano..
Tuve la idea de renunciar a uno de los trabajos dando vueltas en mi cabeza por meses, nunca había renunciado. Me detenía a pensar que no podía con la carga y que era débil. Pero tampoco era feliz viviendo así. Tengo la bendición de contar con el apoyo mi esposa y el consejo de mis padres y amigos que me respaldaron en esta decisión. Al final presenté mi renuncia al trabajo que tenía en la clínica por las tarde y 15 días después quedé libre.
Pude aliviar mi carga sin afectar demasiado nuestros ingresos. Hoy soy más feliz, cuando llego a mi casa dispongo de más tiempo para pasar con Alejandra, saludar a mis padres y abuelas (que viven muy cerca), hacer deporte, leer un poco más (no tanto como me gustaría pero voy en camino), preparar y estudiar planes de intervención, economía de fichas, registros que usaré y eso se ha hecho evidente en la calidad de mi trabajo. Mi productividad también se ve reflejada en Psyciencia, ya que ahora puedo publicar entre uno o dos artículos diarios y mantener un ritmo de publicación de 15 a 20 artículos semanales. Así también nuestra comunidad de Facebook ha crecido más del 30% y los suscriptores por email en un 25%.
Recomendaciones
Para concluir, comparto con ustedes tres recomendaciones que me ayudaron a cambiar mi situación.
- Planifica tu economía: Haz un presupuesto mensual de tus ingresos y gastos. Evita caer en compras impulsivas. No te olvides de ahorrar al menos entre el 15 y 20% de tus ingresos, ya que esto te permitirá tener un respaldo por cualquier emergencia; además te ayudará a mantenerte centrado en tus objetivos económicos. Es muy importante que consideres tu situación económica, por ejemplo, yo no tengo deudas importantes, sólo la del auto y eso me dió la libertad económica que necesitaba.
- Busca la perspectiva de tus personas significativas: Tu familia, esposa, amigos y colegas, son las personas que mejor te conocen y te pueden ofrecer valiosos puntos de vista y tal vez te compartan experiencias similares, que te ayuden a evaluar mejor tu situación.
- Aprende a reconocer tus límites: ¿Cómo me siento con el trabajo? ¿Puedo trabajar eficazmente en dos lugares diferentes? ¿Puedo rendir más de ocho horas? ¿Soy más productivo en horarios segmentados o corridos? ¿Este trabajo afecta mi relación con mi familia? Son algunas de las preguntas que te pueden ayudar a evaluar si realmente debes aceptar o no otro trabajo.
He aprendido mucho con esta experiencia y de ahora en adelante lo pensaré mejor antes de aceptar otro trabajo. Todavía no trabajo menos de 8 horas, pero soy feliz y siento que tengo más control de mi tiempo y de mi vida. Para mi, eso es lo importante.
Editoras: Alejandra Alonso y Maria Fernanda
Imagen: Dave Meier (Picography)