El psicólogo Alberto Soler, nos explica con mucha claridad cuando no es conveniente buscar la llegada de un hijo:
Tener un hijo es lo más parecido a un terremoto que le puede ocurrir a una pareja, y para poder hacer frente a ese terremoto, más vale que sus cimientos se encuentren en muy buen estado. De lo contrario, es probable que aparezcan problemas.
Después de las parejas que no tienen hijos, las parejas con un solo hijo son las que más se separan, seguidas por las que tienen 2, 3 o incluso 4 hijos. Hay incluso un reciente estudio, algo controvertido por lo radicales de sus afirmaciones, que señalaba que el nacimiento del primer hijo suponía para la pareja más estrés que un divorcio o la muerte de su cónyuge.
La cuestión es que el nacimiento de un hijo supone un verdadero test de estrés para la pareja: ahí es donde se va a tener que demostrar la calidad del vínculo entre ambos y la capacidad para trabajar en equipo. Además de las situaciones nuevas que genera, amplifica los problemas que ya podían existir antes.
No es suficiente con que la relación de pareja funcione bien para lanzarse a tener un hijo. La relación tiene que funcionar de un modo optimo. En caso contrario, no es que el divorcio esté asegurado, pero habrá que solucionar muchos problemas que no existirían si la pareja se hubiera lanzado a esta aventura con una base más sólida.
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Fuente: Alberto Soler