Con la pandemia de COVID-19, el mundo entero tuvo que tomar medidas para adaptarse a una “nueva normalidad” en un esfuerzo mancomunado por preservar la salud de las personas. Una de las medidas principales fue el establecimiento de cuarentenas, más o menos estrictas, que por lo general apuntan a reducir la circulación de las personas al mínimo posible. Esto provocó una gran alteración en las rutinas diarias que motivó a un equipo de investigadores italianos a preguntarse si estos cambios podrían haber afectado los hábitos de sueño y el índice de masa corporal (IMC) de las personas.
¿Por qué es importante? El descanso que apareja el sueño contribuye significativamente a la capacidad de recuperación física (incluyendo la función inmune) y al bienestar psicológico (impacta, por ejemplo, en el estado de ánimo y la resistencia al estrés).
Metodología: para averiguar su los hábitos de sueño y el IMC están siendo afectados, los investigadores llevaron adelante un estudio retrospectivo, en el que se analizaron los datos de 121 hombres y mujeres de entre 18 y 65 años de edad. La información fue recopilada en dos momentos: al inicio del estudio, antes de cualquier cuarentena y nuevamente 40 días después del inicio de la cuarentena. Se calculó el IMC de los participantes y se evaluó la calidad del sueño mediante el índice de calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI).
Hallazgos: los investigadores encontraron una reducción en la calidad del sueño desde el comienzo de la pandemia, caracterizada por cambios en la eficiencia del sueño, latencia del inicio del sueño, alteraciones del sueño y disfunción diurna (Barrea et al., s. f.).
Lo más llamativo fue que tales cambios adversos fueron más pronunciados en aquellos que trabajaban a distancia, esto es, desde sus casas. Si bien este efecto se encontró para ambos sexos, el efecto fue más fuerte en los hombres. Los autores señalan que el uso de dispositivos inteligentes se ha relacionado fuertemente con la falta de sueño; y trabajar desde la casa puede aumentar el tiempo frente a las pantallas (computadoras, smartphones, televisión, etc.).
El estudio también encontró que, en general, los participantes vieron un aumento en sus respectivos índices de masa corporal después de la cuarentena. Esto podría deberse a la suma de los paseos limitados con la mayor ingesta de alimentos procesados y menor ingesta de frutas y verduras frescas. Esta elección ha sido relacionada con un sueño más deficiente. Como era de esperar, los participantes también informaron una reducción de la actividad física durante la cuarentena. Un reporte similar ha sido presentado respecto de la población española, donde el 44,3% de las población aumentó de peso durante la cuarentena.
¿Qué interpretación hacen los investigadores? El equipo señala que el estrés relacionado con la pandemia probablemente afectó el sueño de los participantes, creando un ciclo destructivo: el estrés libera cortisol en el cuerpo y el hipercortisolismo se ha relacionado con la interrupción del sueño, menos horas de sueño y reducción del sueño de ondas lentas. A su vez, la falta de sueño puede exacerbar el hipercortisolismo, contribuyendo a un ciclo interminable.
Limitaciones: este estudio no contó con un análisis de la dieta de los participantes.
Recomendaciones: mantener hábitos alimenticios, de actividad física y rutinas que nos preparen mentalmente para conseguir las horas de sueño reparador que necesita el cuerpo, son las principales sugerencias. Los autores explican que consumir alimentos que contengan o promuevan la síntesis de serotonina y melatonina en la cena, como raíces, hojas, frutas y semillas como almendras, plátanos, cerezas y avena, puede ayudar a mitigar los trastornos del sueño durante la cuarentena.
Referencia bibliográfica:
Barrea, L., Pugliese, G., Framondi, L., Di Matteo, R., Laudisio, D., Savastano, S., Colao, A., & Muscogiuri, G. (s. f.). Does Sars-Cov-2 Threaten Our Dreams? Effect of Quarantine on Sleep Quality and Body Mass Index. https://doi.org/10.21203/rs.3.rs-33081/v1
Fuente: Psypost