¿Podría relacionarse, en un futuro cercano, el haber padecido COVID con la afectación del cerebro y al sistema nervioso central? Décadas de datos otorgan respaldo suficiente a la hipótesis que considera esto posible, por lo que un consorcio internacional de investigadores estudiará durante los próximos dos o tres años tales efectos con la orientación técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (de Erausquin et al., 2021).
La COVID-19, enfermedad producida por el virus SARS-CoV-2, afecta al cerebro y al sistema nervioso central, lo cual puede manifestarse a través de síntomas neurológicos como la pérdida del olfato, la pérdida del gusto y dolores de cabeza con distinta intensidad, entre otros. Hasta el momento tanto los profesionales de la salud como la OMS informan que tales síntomas pueden persistir incluso meses después de haber transitado la enfermedad.
Los investigadores señalan que desde la pandemia de gripe de 1917 y 1918, muchas de las enfermedades similares a la gripe se han asociado con trastornos cerebrales, incluyendo virus respiratorios como el H1N1 y el SARS-CoV. Según estos profesionales, cada vez está más claro que el daño causado por la pandemia no se limitará a los efectos agudos, como el delirio en el hospital, sino que tendrá consecuencias crónicas que afectarán la calidad de vida y la independencia de muchas personas.
La pregunta es en qué grado y bajo qué forma. Incluso las infecciones leves por COVID-19 pueden tener efectos negativos en el cerebro a largo plazo, sostuvieron los miembros del equipo de investigación. El historial médico poco reconocido de estos virus durante el último siglo sugiere un fuerte vínculo con las enfermedades cerebrales que afectan la memoria y el comportamiento. Saber esto deja ver la necesidad imperiosa de realizar investigaciones con el objeto de averiguar cómo afectará la COVID a largo plazo y el alcance de sus efectos.
La Alzheimer’s Association está financiando el trabajo inicial de un consorcio de expertos de más de 30 países para comprender cómo esta condición aumenta el riesgo, la gravedad, el ritmo y la progresión de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y enfermedades psiquiátricas, incluida la depresión. Los miembros del consorcio inscribirán a los participantes del estudio seleccionados de un grupo de millones de casos confirmados de COVID-19 documentados en hospitales de todo el mundo. Un segundo grupo de inscritos estará formado por personas que participan en estudios de investigación internacionales existentes. Los participantes serán evaluados en una serie de medidas en su cita inicial y nuevamente a los seis, nueve y 18 meses. Estas medidas incluyen la cognición, el comportamiento y, cuando sea posible, los volúmenes cerebrales medidos por imágenes de resonancia magnética.
Cómo se infiltra el virus en el cerebro
El coronavirus ingresa a las células a través de receptores llamados ACE2, cuya mayor concentración se encuentra en el bulbo olfatorio, la estructura del cerebro involucrada en el sentido del olfato. Las células olfativas son muy susceptibles a la invasión viral y son atacadas particularmente por el SARS-CoV-2, y es por eso que uno de los síntomas prominentes de COVID-19 es la pérdida del olfato.
El bulbo olfatorio se conecta con el hipocampo, una estructura del cerebro principalmente responsable de la memoria a corto plazo. Cuando el virus invade el cerebro, su rastro conduce casi directamente al hipocampo. Los expertos creen que esa es una de las fuentes del deterioro cognitivo observado en los pacientes con COVID-19. Y quizás, esta sea la razón por la que habrá un deterioro cognitivo acelerado con el tiempo en los individuos susceptibles.
Desde dónde parte la investigación que se está realizando:
- La administración intranasal de SARS-CoV-2 en ratones da como resultado una rápida invasión del cerebro.
- El dolor de cabeza, la hipogeusia (disminución de la capacidad para saborear) y la anosmia (pérdida del olfato) parecen preceder a la aparición de los síntomas respiratorios en la mayoría de los pacientes afectados.
- El SARS-CoV-2 se puede encontrar en el cerebro post-mortem.
- Las imágenes cerebrales anormales que pueden caracterizarse por la aparición de lesiones en diferentes regiones del cerebro, y la aparición de otros cambios cerebrales anormales que pueden influir en la presentación clínica, han surgido como una característica importante de la COVID-19 en todas partes del mundo.
- Se observaron imágenes anormales en un individuo cuyo único síntoma fue la pérdida del olfato.
Referencia bibliográfica: de Erausquin, G. A., Snyder, H., Carrillo, M., Hosseini, A. A., Brugha, T. S., Seshadri, S., & CNS SARS-CoV-2 Consortium. (2021). The chronic neuropsychiatric sequelae of COVID-19: The need for a prospective study of viral impact on brain functioning. Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. https://doi.org/10.1002/alz.12255
Fuente: Science Daily