Las mujeres describieron sentimientos de soledad, cansancio, preocupación, culpa, estrés y de insuficiencia. Aquellas para quienes sus parejas no podían ayudarlas en la crianza y las tareas domésticas, particularmente en los hogares donde estaban lidiando también con las demandas de la escolaridad virtual, sintieron un impacto más agudo durante el aislamiento.
La investigación
Los investigadores realizaron una encuesta a 162 madres cuyos bebés tenían 6 meses o menosque vivían en Londres entre mayo y junio del 2020, utilizando un diseño hecho especialmente en respuesta al aislamiento físico. Las participantes hicieron una lista de 25 personas que eran importantes para ellas y dijeron con quienes habían interactuado y cómo (en persona, llamada, videoconferencia, mensajes, etc.).
También se obtuvieron reportes de su bienestar con la escala Edinburgo de Depresión Posparto, una herramienta muy común en Londres.
Resultados
A mayor contacto de las madres con las personas (tanto cara a cara como remoto), menos síntomas de depresión reportaban, sugiriendo que la reducción del contacto social durante el aislamiento podía haber incrementado el riesgo de depresión posparto.
Sin embargo, las mujeres que mantuvieron contacto cara a cara con miembros de la familia eran más propensas a presentar síntomas de depresión que las mujeres que vieron menos a sus familiares. Los autores y autoras creen que podría relacionarse al quebrantamiento del aislamiento para ir a apoyar a un familiar con dificultades en salud mental.
Muchas madres opinan que el aislamiento creó una “carga de maternidad constante” (nadie podía ir a visitarlas y darles un descanso, por ejemplo) y que aunque el contacto virtual ayudaba, seguía siendo insuficiente.
Pero no todas las madres tuvieron una experiencia negativa, algunas sintieron que el tiempo en familia fue protegido y mejoró los vínculos. También permitió que sus parejas estuvieran presentes para compartir el tiempo de crianza.
Las madres que habían tenido un recién nacido y tenían más hijos en casa reportaron mayor sufrimiento, ya que la situación era muy demandante, sumándole también la escuela en casa. Las madres primerizas sentían que habían perdido momentos preciosos con su familia, amigos y bebé, lo que exacerbó las dificultades para adaptarse a su nuevo rol y los sentimientos de soledad.
Pero en las situaciones en que las parejas estaban más tiempo en casa debido al aislamiento, y podían compartir las arduas tareas y el mantenimiento de la casa o cuidar de los otros niños y niñas, las mamás sintieron beneficios. Algunos reportaron que les ayudó a mejorar su relación.
Referencia del estudio: Sarah Myers, Emily H. Emmott. Communication Across Maternal Social Networks During England’s First National Lockdown and Its Association With Postnatal Depressive Symptoms. Frontiers in Psychology, 2021; 12 DOI: 10.3389/fpsyg.2021.648002
Fuente: Science Daily