Sabemos que la risa es terapéutica y que puede tener efectos en la tendencia de una persona hacia la violencia, pero en este artículo te podes enterar cómo se ve el cerebro cuando nos reímos. Tal vez desde ya te estés preguntando porqué alguien se tomaría tiempo en estudiar este tema, sin embargo los resultados de esta investigación podrían tener implicaciones en el diagnóstico y tratamiento de condiciones como la esquizofrenia, la depresión y el autismo.
Participantes
El estudio contó con 18 participantes diestros. Para determinar cuál era la mano que utilizaban predominantemente se utilizó el Inventario de Edinburg. Ninguno de los participantes tenía historial de enfermedades psiquiátricas o neurológicas, abuso de sustancias, discapacidad auditiva, ni se encontraba tomando ninguna medicación.
Material estímulo
Las secuencias de la risa utilizadas como estímulos en el estudio retratan tres tipos de la misma: alegría, burla y cosquilleo.
A continuación puedes escuchar un ejemplo de cada una:
1. Alegría:
Las secuencias fueron producidas por actores profesionales utilizando un método autoinductivo basado en un escenario ejemplo, que describía una situación de comunicación social. Para cada tipo, se proveía a los actores un escenario ejemplo. El material estímulo fue equilibrado en términos de tipo de risa expresada y sexo del hablante. Todo estímulo fue normalizado con respecto a la media de energía acústica. La duración del estímulo fue equilibrada a través de los tipos de risa.
El resultado fue un set con 60 secuencias de risa, es decir 20 estímulos por cada tipo.
Diseño del estudio
El experimento con IRMf consistió en cuatro series con 30 pruebas cada una, en el marco de un diseño relacionado con el evento. Los estímulos fueron presentados durante dos tareas diferentes: la primera, procesamiento explícito de información social en la forma de tarea de categorización de un tipo de risa; y la segunda, procesamiento implícito de información social en la forma de una tarea de conteo de ataques, donde los participantes tenían que juzgar en cuántos ataques de risa consistía la secuencia.
Se instruyó a los participantes a que contaran silenciosamente durante la tarea de contar los ataques y a que no se rieran durante el experimento con IRMf. Los investigadores definieron al ataque de risa como lo que abarca el principio de la secuencia hasta la primer inhalación, o la parte de la secuencia que se encuentra en medio de dos inhalaciones.
El experimento con IRMf fue precedido por una corta sesión de entrenamiento fuera de la sala de escaneo, durante la cual los participantes practicaron ambas tareas con 12 secuencias de risa que no eran parte del set de estímulos del experimento principal.
Durante el experimento con IRMf, las pruebas se alternaban entre series. Ciento veinte pruebas generales fueron intercaladas con doce eventos nulos para reducir el efecto de expectación de estímulo.
Cada prueba comenzó con la presentación de una secuencia seguida de una escala horizontal con tres categorías, por ejemplo, alegría, burla o cosquilleo para el juzgamiento del tipo de risa y 3, 4 y W (por si no eran ni 3 ni 4) para el conteo de ataques de risa.
Los participantes contaban con una ventana de respuesta para comunicar sus decisiones presionando uno de los tres botones en un sistema de fibra óptica con su dedo índice, medio o anular derechos. La ventana de respuesta era seguida de una intervalo inter-prueba variado.
Las secuencias fueron presentadas de forma binaural vía audífonos compatibles con resonancia magnética con señal de transmisión piezoeléctrica. Las pistas visuales (por ejemplo, la escala de clasificación) fueron proyectadas en el fondo sobre una pantalla translúcida. Un sistema de espejos montado en la bobina de la cabeza permitía a los participantes ver las pistas visuales.
Conclusión
En términos de sangre fluyendo por las regiones cerebrales, que es como los científicos suelen medir si determinadas áreas cerebrales están activadas, los investigadores no encontraron distinción entre la risa por alegría y por burla. El Dr. Wildgruber, autor principal del estudio, sugiere que las mismas regiones pueden ser utilizadas para procesar un amplio rango de información social.
Sin embargo, los investigadores si vieron cambios en la fuerza de las conexiones entre regiones. Cuando los participantes escuchaban una risa de burla, por ejemplo, los datos mostraban una conexión más fuerte entre áreas auditivas y aquellas involucradas en el análisis de las intenciones de otras personas, que se conoce técnicamente como mentalización. Pero durante la risa de gozo, las áreas visuales eran las que estaban más conectadas con las regiones de mentalización. “La fuerte conexión entre el “área de la voz” y el “área de la mentalización” podrían indicar que las consecuencias sociales de esta señal son inferidas principalmente de la señal acústica,” dice Wildgruber a Healthland.
En contraste, ver expresiones faciales (incluso en tu imaginación) podría ser más importante para reconocer el gozo.
Implicaciones
Puede que centrarse en investigar las bases fisiológicas de la risa no parezca muy relevante, pero en realidad tiene importantes implicaciones. Los pacientes con esquizofrenia pueden malentender información positiva o neutral como amenazante (por ejemplo, risa de felicidad por risa de burla); en la depresión, las sonrisas con frecuencias son interpretadas como señal de rechazo social, así que en este caso también, entender cómo reconoce el cerebro la información social en la risa podría ser importante. El autismo también involucra problemas con el reconocimiento y decodificación de información social como el tono emocional de la risa. Wildgruber sugiere que si se ven diferencias en la conectividad durante la risa en estas condiciones, podría llegarse a mejores diagnósticos y tratamientos.
“Los descubrimientos de nuestro estudio están en línea con la hipótesis de que diversificación de una especie de reflejo antiguo de la risa por cosquilleo expresada durante el juego,” nota Wildgruber. Dice además que la habilidad de la risa de expresar señales sociales tan divergentes como el rechazo por la burla, y la conexión de disfrutar una broma con otros podría vincularlo con el desarrollo del lenguaje. “La risa parece representar un vínculo directo entre la comunicación animal y el origen del lenguaje humano. La diversificación de esta antigua señal a lo largo de la evolución podría haber sido el punto de partida para la capacidad de lenguaje del humano,” dice el.
Otro aspecto de la risa es que, aunque incluso los infantes pueden experimentar la alegría social en la risa, se requiere una mente más madura y sofisticada socialmente para entender la complejidad de la burla. El entendimiento de cómo la risa afecta a nuestro cerebro, nos podría ayudar a entender también como la misma nos conecta – o no- con otros.
Fuentes: PLOS ONE; Healthland
Imagen: Gregory Gill (Flickr)