El vínculo emocional y psicológico que se genera con los padres o cuidadores durante la infancia es lo que llamamos apego. Se trata de un aspecto fundamental para el desarrollo mental y emocional del niño, que en gran medida va a determinar su forma de interrelacionarse con los demás, incluso su propia percepción de sí mismo y su autoestima.
Este vínculo crece a través de las relaciones mutuas entre la madre (o padre) y el bebé, configurando el vínculo más sólido del ser humano. Pero es un vínculo que debe construirse desde el amor, la empatía y la apertura, para que pueda considerarse un apego seguro. ¿Cómo se construye?
La teoría del apego de John Bowlby
Antes de adentrarnos en la construcción de este vínculo, conceptualicemos brevemente este fenómeno. López y Ramírez definen y explican en su artículo (2005) la teoría del apego del psiquiatra Bowlby. La teoría fue formulada durante la década de los sesenta, a partir de las observaciones del médico sobre el desarrollo de las relaciones tempranas en los niños.
La teoría sitúa como un elemento específicamente humano el deseo de una relación emocional estrecha. Bowlby (1988) definió el apego como “el proceso por medio del cual los niños establecen y mantienen una relación especial con otro individuo al que se considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo”. Así, el apego tiene en sus raíces una parte necesariamente emocional pero también una razón de supervivencia. Y este vínculo, según Kâchele (1993), también citado en el estudio, es el puente entre el desarrollo temprano y las relaciones posteriores de la vida. Además, el apego le aporta al niño una sentimiento de seguridad que le permite separarse de sus cuidadores y explorar el entorno que le rodea.
Por todas estas razones es muy importante construir un tipo de apego seguro en nuestros hijos, algo que les servirá para toda la vida, ya que es la base en la que construirán sus futuras relaciones como adultos. Y para esto hay algunas cosas que podemos hacer.
Cómo construir un apego seguro en nuestros hijos
Hay diferentes formas de construir un apego seguro en nuestros hijos. La mejor manera de hacerlo es identificando y respondiendo a sus necesidades físicas y emocionales, desde el amor y la aceptación incondicional, pero también incorporando límites y rutinas a su vida. Algunas formas de construir este apego son:
Contacto afectivo
Las muestras de afecto deben estar siempre presentes, y esto implica palabras de afirmación hacia nuestros pequeños, verbalizaciones positivas que les recuerden que los amamos y que estamos allí para ellos. El contacto afectivo implica también la capacidad de empatizar con las necesidades del niño y ofrecerles un ambiente estable, seguro, feliz y tranquilo.
Contacto físico
Además, para los niños es fundamental contar con contacto físico para sentirse seguros. Esto implica cargar al bebé cuando llora, besos, abrazos, caricias y cercanía física. Es importante que los niños sepan que mamá, papá, o su cuidador principal, está allí siempre para él haciéndole sentirse seguro, protegido y amado.
El juego: compartir tiempo de calidad
No hay recurso más valioso para el aprendizaje de nuestros niños que el juego, pues a través de él podemos generar vínculos afectivos importantes a la par de favorecer y potenciar habilidades motoras, cognitivas y sociales.
No se trata solo de un momento divertido; el juego es fundamental para su desarrollo integral. Así, jugar con los hijos desde la apertura, compartiendo tiempo de calidad con ellos, es un elemento crucial para construir ese apego seguro.
El desarrollo del apego: aspectos a tener en cuenta
Tengamos en cuenta que el apego también evoluciona con la edad. Desde los 0 a 3 meses de edad los niños no muestran preferencia por ciertas personas, pero sí requieren que sus necesidades físicas y de afecto sean atendidas. No es sino hasta los 3-6 meses que comienzan a mostrar preferencia por estar con las personas que los cuidan, rechazando a otros.
De los 6 meses al año, las preferencias son muy claras y se genera la ansiedad por separación, y allí, una vez que ha sido establecido el vínculo de apego, el niño comenzará a descubrir y experimentar su mundo mientras gana independencia de sus cuidadores.
Apego seguro: la base para otros vínculos
Entonces vemos lo importante que es durante esta etapa generar un vínculo de apego positivo que les permita a nuestros niños poder crecer seguros de sí mismos y de los vínculos afectivos que tienen.
Esto implica una labor constante de vida, pues no existe una fórmula mágica y rápida para generar un tipo de apego seguro en nuestros niños; es, de hecho, una relación de años que será muy importante durante toda su vida, porque les permitirá construir apegos sanos con otras personas cuando sean mayores.
Para que esta relación se forme, debe haber una construcción mental junto a la unión afectiva que le permita al niño establecer esa relación con mamá, papá o sus cuidadores, quienes deben proveer conductas coherentes y continuas que mantengan el contacto privilegiado. Recuerda que:
“No sólo los niños pequeños, sino también los seres humanos de todas las edades, se muestran más felices y pueden desplegar su talento de manera más provechosa cuando confían en contar con el respaldo de una o más personas que siempre acudirán en su ayuda al surgir dificultades”. Bowlby
Referencias:
- Bowlby, J. (1988). A secure base. Parent-Child Attachment and Healthy Human Development. Basic Books: A member of the Perseus Books Group.
- Kâchele, H. (1993). Desarrollo, Apego y Vínculo: Nuevos conceptos psicoanalíticos. Psychiatr Pol, 35(4), 549-71.
- López, C., & Ramirez, M. (2017). Apego. Revista Chilena De Medicina Familiar, 6(1), 20-24. Recuperado a partir de http://revistachilena