Desarrollar relaciones con sus compañeros es una habilidad aprendida, y aquí es cómo (y por qué) los cuidados pueden ayudar.
Al inicio del año lectivo los padres tienen muchas cosas por considerar. Algo que la investigación muestra que deberíamos poner en el tope de nuestras listas: Ayudar a nuestros niños a hacer y mantener amistades.
“Hacer amigos es una de las tareas del desarrollo más importante para los preadolescentes y los adolescentes” de acuerdo con Berna Güreglu, una profesora neurocientífica en la universidad de Leiden en los Países Bajos quién llevó adelante una investigación sobre el poder de la amistad publicada en 2022. Pensar que hacer amigos es una habilidad aprendida, puede sonar absurdo, pero nuestros niños están llegando a esta franja etaria en donde las interacciones sociales frecuentemente se realizan online – y luego de pasar varios meses encerrados durante el periodo de la pandemia.
“Hacer un amigo es una tarea compleja, aunque en la superficie pueda parecer fácil” refiere Ryan Hendrix, patólogo del habla y el lenguaje especializado en cognición social y comunicación. “La amistad es una tarea de la función ejecutiva social, y existe mucho esfuerzo aún en descubrir con quién me gustaría tener una conexión”.
En tiempo de niveles elevados de estrés e intolerancia a la incertidumbre, ¿Cómo podemos alentar a los niños a construir relaciones de amistad genuina en la escuela? Aquí presentamos algunas recomendaciones para ayudar.
Comienza por definir qué significa la amistad. Generalmente obviamos este paso en conversaciones que tenemos con adolescentes y jóvenes adultos, según Courtney Murphy, una psicóloga a neuropsicóloga de San Francisco. Existen diferentes niveles de amistad y “los niños algunas veces tienen sus propias expectativas de qué es normal en una amistad” Los jóvenes necesitan reconocer que una amistad genuina “no debería consistir en personas que constantemente te quitan el sueño porque te tratan pobremente”.
“Muchas personas son arrastradas a los que observan como en niño popular” menciona Hendrix, quien alienta a los jóvenes a pensar más acerca de “encontrar aquellas personas con las que tienes áreas de interés en común y cómo éstas pueden fomentar una conexión adicional mutua”. Para muchos niños, puede ser importante recordarles que la amistad debe ser una experiencia mutua que les permita sentirse cómodo con la persona que estas.
Ayuda a los niños a notar antes de dar un salto. Los niños pueden sentirse abrumados en la necesidad de apresurarse en presentarse y eso puede resultar abrumador para otros. En lugar de esto, Hendrix alienta a los niños a comenzar por notar quién esta siendo amigable o quién puede llegar a tener intereses similares. Un buen candidato podría ser un compañero que posee una camiseta con un diseño interesante o una mochila determinada o un tipo particular de carpeta. Con las amistades existentes, observar si las interacciones son energizantes o agotadoras puede proporcionar pistas contextuales si hay cambios. Y no se trata sólo de observar a los demás: gran parte del desarrollo de amistades genuinas se basa en conocer sus propios intereses y ser abierto y curioso acerca de nuevos intereses a medida que cambian las circunstancias.
Ten en cuenta que muchos niños no tienen práctica en esto. Jelena Obradovic, profesora asociada en las ciencias del desarrollo de la escuela de educación de Stanford, refiere que “Uno de los aspectos clave de mantener una buena amistad es conocer qué hacer cuando las cosas no andan bien, y resolver esos conflictos” Jelena hace mención de cómo la flexibilidad cognitiva, o la capacidad de cambiar entre reglas y perspectivas competitivas y contrastantes, es fundamental para construir amistades. Tener la capacidad de ver las cosas de un punto de vista diferente o ponerse en el lugar del otro y adaptarse a situaciones cambiante e integrar ideas y sugerencias puede llevar tiempo y práctica. Estas son habilidades que son útiles durante los años escolares, y también con de ayuda mientras los estudiantes avanzan en sus años escolares hacia la universidad y luego el trabajo.
Sin embargo, dados los últimos años de aislamiento pandémico, muchos estudiantes pueden no tener práctica en habilidades sociales clave, dice Michelle McPhatter, consejera escolar durante 10 años en el condado de Prince William, Virginia, y ex patóloga del habla y el lenguaje. Algunos estudiantes pueden preferir estar en casa hablando en línea en lugar de socializar con un compañero sentado a su lado, y las conversaciones en persona pueden presentar requisitos diferentes para la resolución de problemas y la flexibilidad que las que se realizan en línea.
Alentar a los niños a identificar sus metas sociales. El año pasado, hablé con un grupo de padres preocupados por la falta de planes para el fin de semana de su hijo de noveno grado. Pero pronto descubrí que su hijo se sentía lo suficientemente conectado al pasar tiempo con amigos durante el período del almuerzo escolar y las actividades extraescolares. Prefería fines de semana más tranquilos para poder concentrarse en actividades en solitario, como leer, como forma de recargar energías. Pedirles a los niños que identifiquen sus objetivos sociales les permite a los padres ver si sus propios objetivos para esas amistades están alineados. Si no es así, los padres o cuidadores pueden explorar cómo proceder.
Es posible que los adultos de confianza tengan que tomar la iniciativa en este aspecto, porque muchos niños no han aprendido del todo a ser intencionales a la hora de hacer y mantener amistades. Un adulto comprensivo, como un consejero escolar, un terapeuta o un amigo de la familia, puede ayudar a pensar en formas de alcanzar esa meta, que podría incluir probar nuevas actividades y experiencias.
Explica que la amistad no dura para siempre, por lo que es astuto ampliar los círculos sociales. “En la escuela secundaria, puede ser difícil aprender qué son las amistades genuinas y darse cuenta de que las amistades pueden sufrir cambios”, dice McPhatter. “Para algunos estudiantes, puede ser doloroso tener un amigo en la escuela primaria y luego llegar a la secundaria y es totalmente diferente”. Gran parte del tiempo de orientación escolar de McPhatter se centra en brindar espacio para que los estudiantes reflexionen sobre sí mismos y resuelvan problemas a medida que cambia la dinámica del grupo.
Ayudar a los estudiantes a descubrir múltiples lugares donde se sientan cómodos puede actuar como un importante amortiguador preventivo, especialmente cuando las amistades van y vienen. Por ejemplo, un adolescente que interactúa con diferentes compañeros en una banda de música, un equipo deportivo, un grupo juvenil religioso o un campamento de verano puede sobrellevar más fácilmente la pérdida de un amigo o no poder formar un nuevo equipo. El modelado de adultos también puede ser útil como una forma de observar sus propios círculos de conexión que no se superponen.
No te centres en una actividad, presta atención a las claves contextuales: El neuropsicólogo Murphy señala que la especialización temprana en deportes y otras actividades puede resultar contraproducente si un estudiante no forma parte de un nuevo equipo o sus intereses cambian, por lo que se deben mantener abiertas las opciones para múltiples actividades que desarrollen la autoestima y la autoaceptación.
También recuerda a los cuidadores que sean sensibles con los niños y adolescentes que experimentan barreras emocionales para desarrollar y mantener amistades, especialmente cuando están relacionados con problemas de salud mental. Ella recuerda a un padre cuyo hijo estaba experimentando una depresión severa, “y el padre seguía enviando amigos para tratar de ayudarlo a motivarlo, pero eso lo hacía sentir peor, porque no podía levantarse de la cama”. Encontrar a los niños donde están y brindarles tiempo, estructura y apoyo según las circunstancias puede ser el primer paso más importante para fomentar nuevas conexiones auténticas.