Usualmente, ser joven se asocia con una buena salud, pero cuando se trata de salud mental las cosas toman un giro inesperado. Un reciente estudio reveló que 1 de cada 10 personas, entre los 5-24 años (293 millones a nivel global), viven con al menos un trastorno mental.
Los resultados del estudio coinciden con los datos globales sobre trastornos mentales juveniles – en conjunto, 13.4% de los niños y adolescentes hasta los 18 años se ven afectados. Además, la investigación ofrece más información al clasificar los datos por grupos de edad y género, apuntando a variaciones significativas entre diferentes contextos.
La ansiedad es más común entre los 5 y los 9 años, mientras que los trastornos depresivos prevalecen en los grupos de 15-19 y de 20-24 años. El género también influye, ya que los hombres son más propensos al alcoholismo y abuso de sustancias, mientras que las mujeres exhiben tasas más altas de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios.
Para las condiciones como esquizofrenia y trastorno bipolar, donde el condicionamiento social es menos definitorio, las diferencias de edad y género son mínimas.
Este análisis se basó en los datos del Global Burden of Disease (GBD) del 2019, el cual evalúa el impacto de las principales enfermedades, lesiones y factores de riesgo sobre la discapacidad y mortalidad.
Más de 3,600 investigadores de 145 países colaboran en el GBD, permitiendo una visión amplia y global de todas las enfermedades alrededor del mundo. Por otro lado, en este estudio Sanders se centró en las condiciones que afectan la salud mental juvenil. Los resultados fueron alarmantes, pero no fueron una sorpresa. El año pasado, la revista científica PNAS publicó un estudio donde se advertía de que la salud mental juvenil estaba empeorando.
El profesor José Luis Ayuso, profesor de psiquiatría en la Universidad Autónoma de Madrid, explica que los hallazgos confirman lo que se vive día a día.”La realidad clínica lleva mucho tiempo señalando que tenemos un problema por resolver”. Ayuso, quien ejecuta investigaciones para la Organización Mundial de la Salud, está actualmente trabajando en el GBD del 2021 y afirma que “la pandemia tuvo un impacto muy importante. Una vez que el GBD 2021 se publique, esperamos un aumento significativo en la prevalencia de depresión, ansiedad y índices de suicidio. La magnitud del problema será más evidente” comparte el profesor.
Cuando se habla de salud mental, mucha gente nota un cambio desde la pandemia. Con millones de personas confinadas en sus casas y acceso limitado al cuidado médico, todos tuvimos más tiempo para hacer introspección. Sin embargo, las investigaciones indican que la tendencia ya estaba en marcha desde antes de la pandemia
Otros factores que influyen en los rápidos cambios del panorama, son las redes sociales y la ansiedad por el cambio climático. En esta misma línea, se habla mucho de la “generación de cristal”, pero Saunders explica que puede ser que la hiperconciencia y la reducción del estigma hayan resultado en más diagnósticos.
El estudio reconoce la necesidad de realizar más investigaciones para comprender mejor las causas fundamentales de la crisis actual e identificar poblaciones más vulnerables. Recomienda que futuras investigaciones también consideren favores como la exposición a redes sociales, las tecnologías de la realidad virtual e inteligencia artificial.
Es evidente que la salud mental infanto-juvenil se ha estado deteriorando. Coincido en que la hiper concientización, la información ilimitada y la sobreestimulación en las nuevas generaciones impacta nocivamente. Sin embargo, es importante también hacer más estudios que abarquen las soluciones que sí están funcionando.
¿Qué medidas debemos implementar? ¿Qué estrategias nuevas han ayudado y efectivamente solucionado la problemática?
Artículo traducido y parafraseado de El País para Psyciencia.