Lo que siguen son 10 descubrimientos hechos en el campo de la psicología que probablemente te sorprendan ya que nos gusta pensar que somos diferentes a lo que ellos indican, si quieres saber de lo que hablo sigue leyendo.
1. Disonancia cognitiva:
Este es quizás uno de los más raros e inquietantes descubrimientos psicológicos. La disonancia cognitiva es la idea de que encontramos difícil mantener dos creencias contradictorias, así que inconscientemente ajustamos una para hacerla encajar con la otra.
En el clásico estudio de Festinger y Carlsmith, los estudiantes encontraron que una tarea aburrida era más interesante si se les pagaba menos por realizarla. El pensamiento inconsciente era este: si no lo hice por dinero entonces debí haberlo hecho porque era interesante. Y mágicamente, una tarea aburrida se convertía en interesante porque de otra forma no puedo explicar mi comportamiento.
La razón por la que es inquietante es que nuestra mente probablemente realiza esta clase de racionalizaciones todo el tiempo sin nuestro conocimiento consciente. Entonces, ¿cómo sabemos lo que realmente pensamos?
2. Las alucinaciones son comunes
Las alucinaciones son como soñar despiertos y solemos pensar que son indicadores de una enfermedad mental grave. De hecho son más comunes entre la gente “normal” de lo que solemos imaginar. Un tercio de nosotros reporta haber experimentado alucinaciones, con un 20% experimentándolas una vez al mes y un 2% una vez a la semana (Ohayon, 2000).
Similarmente, las personas “normales” suelen tener pensamientos paranoicos, como lo revela un estudio que reporta que el 40% de los participantes experimentó pensamientos paranoides en un viaje virtual. La brecha entre los individuos con enfermedades mentales y los “sanos” es mucho más pequeña de lo que nos gusta pensar.
3. El efecto placebo
¿Puede ser que hayas tenido la experiencia de que tu dolor de cabeza mejora segundos después de haber tomado una aspirina? Pero la responsable no puede ser la droga porque le toma al menos 15 minutos hacer efecto.
El responsable es el efecto placebo: tu mente sabe que has tomado una pastilla, así que te sientes mejor. En medicina esto parece ser más fuerte en el caso del dolor: algunos estudios sugieren que un placebo de solución salina puede ser tan poderoso como la morfina (Hrobjartsson et al., 2001). Algunas investigaciones incluso sugieren que un 80% del poder del Prozac es un efecto placebo.
El efecto placebo va contra nuestra intuición porque nos olvidamos fácilmente que la mente y el cuerpo no están separados.
(Artículos relacionados: El poder del efecto placebo, (Video) El extraño poder del efecto placebo y ¿Son un engaño las pastillas para dormir?)
4. Obediencia a la autoridad
A muchos nos gusta pensar que somos independientes mentalmente. Estamos seguros de que no lastimaremos a otro ser humano a menos que estemos bajo coacción severa. Ciertamente algo tan débil como que una figura de autoridad en una bata blanca te ordene dar a alguien una descarga eléctrica, no sería suficiente ¿no?
El famoso estudio de Stanley Milgram encontró que sí lo es. El 63% de los participantes siguió dando descargas eléctricas a otro humano a pesar de los gritos de agonía de la víctima o sus eventuales silencios.
Las situaciones tienen un gran poder para controlar nuestras conductas y es un poder que no notamos hasta que es dramáticamente revelado en estudios como este.
5. Ceguera de elección
Todos conocemos las razones por las que tomamos nuestras decisiones, ¿no? Por ejemplo, ¿sabes por qué te sientes atraído por alguien?
No estés tan seguro. En un estudio, los participantes eran fácilmente engañados para justificar elecciones que ellos no hicieron sobre a quienes encontraban atractivos. Bajo algunas circunstancias exhibimos ceguera de elección: parecemos tener poca o ninguna conciencia de las elecciones que hemos hecho y su respectiva justificación. Luego usamos racionalizaciones para tratar de cubrir nuestros rastros.
Este es solo un ejemplo de la idea general de que tenemos relativamente poco acceso al trabajo interno de nuestra mente.
6. Las fantasías reducen la motivación
Una forma que tienen las personas de motivarse es mediante la utilización de fantasías sobre el futuro. La idea es que soñar un futuro positivo ayuda a motivarte a la meta. Sin embargo, los psicólogos han encontrado que fantasear sobre el éxito futuro es en realidad malo para la motivación.Parece ser que imaginar el futuro en el aquí y ahora reduce el impulso a lograrlo. Las fantasías también fallan al airear los problemas que probablemente enfrentemos en el camino hacia nuestros objetivos.
7. El brainstorming (reunión creativa) no funciona
De acuerdo a las investigaciones psicológicas, la tormenta de ideas no sirve. Parece ser que en grupos la gente es perezosa y tiende a olvidar sus ideas mientras otros hablan, y se preocupan por lo que pueden pensar de ellos (a pesar de la regla que reza ‘no hay malas ideas’). Suele ser mucho mejor mandar a las personas a pensar ideas solos. Los grupos funcionan mejor para evaluar esas ideas.
8. No reprimas
Cuando estás triste o preocupado por algo, la gente suele decir: “¡trata de no pensar en eso, sácalo de tu cabeza!” Ese consejo es muy malo. Tratar de reprimir tus pensamientos es contraproducente. Como tratar con todas tus fuerzas de no pensar en elefantes rosados u osos blancos. Lo que se experimenta al tratar de reprimir los pensamientos es un irónico efecto rebote: el pensamiento vuelve más fuerte que antes. Buscar distracciones es una mejor estratégia.
9. Increíbles habilidades multitareas
A pesar de todas las limitaciones de nuestra mente, podemos entrenarla para realizar cosas increíbles. Por ejemplo, escuchamos mucho sobre nuestras habilidades multitarea pero, con práctica, ¿sabías que la gente puede leer y escribir al mismo tiempo?
Un estudio sobre esto, entrenó a dos voluntarios por 16 semanas antes de que pudieran leer una corta historia y categorizar listas de palabras al mismo tiempo. Eventualmente pudieron realizar ambas tareas tan bien como si las hicieran por separado.
10. Son las pequeñas cosas
Tendemos a pensar que los grandes eventos en nuestra vida son los más importantes: graduarnos, casarnos, tener un bebé. Pero en realidad, los eventos grandes de la vida no suelen ser tan importantes para nuestro bienestar de forma directa, como las pequeñas cosas del diario vivir (Kanner et al., 1981). Los eventos mayores nos afectan principalmente a través de las cuestiones diarias que producen. Lo mismo es cierto para el trabajo, donde la satisfacción laboral es fuertemente golpeada por las molestias cotidianas. Lo que más afecta a la felicidad de las personas es la calidad del sueño, los pequeños altibajos laborales y las relaciones con amigos y familia. En otras palabras: son las pequeñas cosas las que nos hacen felices.
Fuente: www.spring.org.uk